Se desploma. El 63% de apoyo popular con el que Pedro Pablo Kuczynski (PPK) asumió la presidencia en julio del año pasado, es solo un recuerdo. De acuerdo a un informe emitido este fin de semana por la encuestadora GFK, el primer mandatario de Perú bordearía el 35% de aceptación.  

El mes pasado, con las fiestas de Navidad y fin de año de por medio, el presidente aún era visto por el 46% de los peruanos como alguien que tomaba las decisiones correctas en las áreas de seguridad, economía y empleo. Un mes más tarde, se da un retroceso de 11 puntos porcentuales, más si se toma en cuenta que, al menos en los dos últimos gobiernos, correspondientes a Ollanta Humala y Alan García, llegado el primer semestre en funciones su popularidad seguía por encima del 50%.

Por delante las críticas a la inseguridad ciudadana prevalecen como la principal causa de desilusión con este gobierno. De acuerdo a la Organización No Gubernamental (ONG) Lima Cómo Vamos, en la actualidad el nivel de percepción de inseguridad en la capital de Perú se ubica en el 82%, su índice más alto en los últimos 10 años. Los asaltos callejeros, robos a viviendas y la venta de drogas se ubican como los principales movilizadores de delito.

Resalta, como uno de los puntos más desestabilizadores del régimen, el papel que tuvieron en las últimas semanas las denuncias alrededor de la entrega de coimas de Odebrecht a funcionarios de gobiernos anteriores.

Kuczynski, quien fue ministro de Economía en el gobierno de Alejandro Toledo, uno de los regímenes involucrado en estas denuncias, es visto como un espectador pasivo de los sucesos: el 31% de la población cree que no hace lo suficiente para luchar contra este caso de corrupción y llevar a la cárcel a los peces gordos involucrados en estas demandas.

Días complejos se avecinan frente a este contexto, en medio de un año que empieza de forma conflictiva, con los primeros detenidos del caso Odebrecht listos para denunciar, con nombres y montos, a los involucrados en los actos de corrupción. (I)