Una huelga general contra el plan de ajustes, así como masivas protestas en un centenar de ciudades, perturbaron ayer la actividad económica en Italia, pero el Gobierno decidió acelerar la adopción de los recortes para sustraerse a una insostenible presión de los mercados.

El paro, de ocho horas, convocado por el CGIL, principal central sindical del país, obligó a anular unos 200 vuelos en los aeropuertos de Roma y Milán y 36 en el de Nápoles. Un 50% de los trenes fue  suprimido. Según la organización laboral, el nivel de adhesión a la medida en el sector de los transportes era del 70%.

Varios lugares turísticos, como el Coliseo, los Foros romanos y la Galería Borghese, permanecieron cerrados. Militantes del CGIL lograron desplegar una banderola en el Coliseo: “Protegen a los ricos, liquidan a Italia.

Parémosles”. La huelgta afectó también a los hospitales y a correos. En Roma, los manifestantes desfilaron entre la estación central de Termini y el Coliseo en un  ambiente jovial, con silbatos y música.

“Es un plan que este país no merece (...) Estamos al borde del abismo, necesitamos un Gobierno responsable”, declaró la secretaria general del CGIL, Susana Camusso. AFP