Dmitro Bulátov había desaparecido, la semana pasada, en Kiev en medio de las protestas que sacuden Ucrania hace dos meses. Fue liberado ayer en un bosque con la cara llena de navajazos y una oreja mutilada: “Intentaron crucificarme”, aseguró el activista opositor ucraniano.

Mientras tanto, la organización Human Rights Watch (HRW) denunció decenas de casos de ataques policiales contra periodistas y médicos, durante los violentos disturbios registrados en Kiev, entre el 19 y 22 de enero. Pero hasta ahora, las autoridades no han podido hablar con Bulátov, lo cual es cuestionado.

La supuesta víctima es uno de los líderes de Automaidán, grupo opositor que organiza caravanas de vehículos. Su secuestro fue denunciado el pasado 22 y apareció en la localidad de Vishenski, en las afueras de la capital ucraniana.

El activista, que presenta numerosos navajazos en el rostro y en el cuerpo y a quien le cortaron parte de una oreja, fue abandonado por sus captores en un bosque, tras lo cual pidió ayuda a unos campesinos y consiguió comunicarse con unos amigos, que lo recogieron en coche y lo trasladaron a una clínica de Kiev donde fue internado.

“Intentaron crucificarme. Tengo orificios en mis manos. Me cortaron una oreja, la cara, tengo cortes por todo el cuerpo. Pero, gracias a Dios, estoy vivo”, dijo el activista a la televisión ucraniana.

El activista señaló en varias oportunidades que no sabía quién lo había secuestrado, pero quienes lo hicieron tenían acento ruso.

El líder del partido opositor ucraniano UDAR, Vitali Klitshko, condenó las torturas a las que fue sometido Bulátov.

“Lo que le han hecho a Dmitro es un acto de intimidación a todos los ciudadanos activistas”, declaró Klitshko tras visitar en el hospital a Bulátov.

Klitshko denunció que muchos activistas de Automaidán han sufrido ataques, algunos de ellos han visto sus coches destruidos y otros han sido detenidos.

“Dmitro, uno los líderes de Automaidán, es un hombre que no tiene miedo a actuar como ciudadano, por lo que fue secuestrado y torturado durante una semana”, agregó.

La Policía inició un proceso penal por presunto secuestro, pero hasta ahora no se ha podido tomar declaraciones a Bulátov. “Por ahora los médicos no nos permiten hablar con él, y la información que tenemos proviene de sus amigos y su abogado”, declaró el jefe de prensa de la Policía de la región de Kiev, Nikolái Zhukóvich.

La organización Human Rights Watch (HRW), en un comunicado publicado en su página web, informó que ha documentado 13 de los casos de represión policial “con el uso de porras, balas de goma y granadas aturdidoras” contra periodistas y médicos, mientras que otras ONG ucranianas han registrado alrededor de 60 casos de este tipo.

La mayoría de los ataques se originó durante los disturbios en la calle Grushevski, el 19 de enero, a pesar de que los periodistas llevaban acreditaciones de prensa y cámaras, según la organización internacional. “Es posible herir a un periodista o un médico por descuido durante enfrentamientos con violencia, pero no a decenas”, aseguró la subdirectora de programas y emergencias de HRW, Anna Neistat, de visita en Kiev. Por su parte, Catherine Ashton pidió al líder del país, Víktor Yanukóvich, que termine con la impunidad: “Estoy horrorizada por los evidentes signos de violencia de prolongada tortura y trato cruel del organizador de Automaidán, Dmitro Bulátov, quien fue encontrado con vida ayer tras haber estado desaparecido una semana”, enfatizó.

La alta representante europea también subrayó que “otros, como el manifestante del Maidán (la plaza de la Independencia o también como se conoce el movimiento popular liderado por los partidos de la oposición parlamentaria), Yuri Verbitski, que fue encontrado muerto el 22 de enero, han pagado con su vida por ejercer sus derechos civiles”.

“Estos solo son dos casos de los ataques deliberados continuados centrados en los organizadores y participantes de las protestas pacíficas”, indicó. Agregó que “todos los actos así son inaceptables y deben detenerse inmediatamente”. En opinión de Ashton, “es responsabilidad de las autoridades tomar las medidas necesarias para hacer frente a la actual atmósfera de intimidación e impunidad que permite que ocurran tales actos”.