Una de las novedades con las que los votantes se toparán el próximo 10 de abril, día de las elecciones en Perú, será la habilitación de 8.871 mesas de sufragio electrónico.

La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) expandió en 30 distritos de Lima y El Callo este sistema. Con ello busca garantizar dos elementos que, en medio de un panorama conflictivo como el de la actual campaña electoral, son oro puro para los votantes: rapidez y confianza.

Esas dos palabras son, precisamente, las herramientas de combate con las que Mariano Cucho, presidente de la ONPE, enfrenta las críticas. La ley está de su lado pues, en el reglamento general del Voto Electrónico Presencial se consagra, de forma general, la confiabilidad y seguridad de este sistema.

Alan García o Alfredo Barnechea, dos postulantes al sillón presidencial, han hecho eco de su desconfianza.  

De acuerdo con algunos analistas políticos, la ONPE ha pecado en la lentitud de información a la población para asegurar el buen ejercicio del voto, así como para despejar toda duda sobre su acción. Cucho ha respondido con pruebas: módulos de capacitación, máquinas de ensayo para el voto, mesas de información, y hasta carteles pegados en las principales avenidas de la capital. Todo esto para orientar a ese 13% del electorado nacional, un poco más de 3 millones de personas, que la semana entrante deberá votar en una máquina.

La única experiencia previa en este sentido fue en 2014, cuando se adaptaron mesas de sufragio electrónico en 14 distritos de la capital. Se esperaba entonces que la velocidad de elección, un sinónimo de la tecnología, ayudara al ciudadano a demorarse menos en la cabina de sufragio. Sucedió lo contrario porque la gente se confundió. (I)

Misión de la OEA aprueba el nuevo sistema

Esta será la primera elección que Mariano Cucho presida desde la ONPE. Y quiere curarse en salud. Por eso, ha asegurado que ni un corte de luz, ni el posible ataque de hackers podrán echar por la borda el voto electrónico.

Los observadores de la OEA han dado su complacencia al sistema. Sergio Abreu, jefe de la misión de observadores, probó la semana pasada la máquina de votación. Simpleza y transparencia fueron sus calificativos. (I)