Europa ya tiene lo que quería. El Parlamento de Grecia avaló ayer la propuesta de rescate diseñada por el Gobierno de Alexis Tsipras que hoy pasará el exigente escrutinio del Eurogrupo. Al menos, Atenas ha cumplido su parte del trato al demostrar voluntad de permanecer en el club en el que entró en 2001 pero ha abierto profundas heridas en la izquierda griega.

El plan de ajuste contempla profundos recortes sociales, tal y cómo exigía la Troika, lo que ha generado la división entre importantes sectores de la ciudadanía que hace una semana votó contra la política de austeridad que tratan de imponer las instituciones financieras en Europa. Ocho diputados de los 149 que tiene el gobernante Syriza se abstuvieron en la votación del trámite parlamentario y otros dos lo hicieron en contra para mostrar su disconformidad con las concesiones realizadas para obtener liquidez y evitar la expulsión griega del euro. Y todo para recibir un salvavidas financiero de 53.500 millones de euros en tres años que Grecia necesita como el oxígeno para salvarse de la quiebra.

La base de la propuesta es la misma que rechazaron los acreedores el 22 de junio y el motivo por el que se convocó el referéndum. Esto significa que Grecia se compromete a eliminar cualquier complemento adicional a las pensiones más bajas, que sube el IVA hasta el 23% en todos los productos de consumo, excepto en los alimentos básicos, hoteles, energía y agua; que eliminará la exención fiscal que regía en las islas del Mar Egeo con mayor afluencia de turistas; y, por último, que acepta privatizar los puertos mercantes de El Pireo, a inversionistas chinos, y Tesalónica. Este paquete de concesiones empujó ayer a los liberales más efervescentes de Europa a proclamar la capitulación de Tsipras ante el poder del dinero como tabla de salvación para una situación económica desoladora. Una fuente griega cercana a las negociaciones aseguró ayer a EL TELÉGRAFO que esperaban “esta reacción mediática que, desconoce u omite, las correcciones introducidas al plan original de los acreedores”, indicó.

A cambio de aplicar estas impopulares medidas, el Gobierno griego introduce una mayor carga fiscal para las rentas altas y profundos ajustes bancarios destinados a evitar la evasión de capitales, un auténtico caballo de Troya para las arcas públicas griegas.

Finalmente, y aunque en el documento no está reflejado, los negociadores helenos exigirán al Eurogrupo un debate sobre la insostenibilidad de su deuda con el compromiso de reestructurarla lo antes posible. El presidente de la Comisión Internacional encargada de auditar las cuentas, el belga Eric Toussaint, censuró la estrategia de Tsipras porque, en su opinión, “una reestructuración condicionada por medidas neoliberales es un mal acuerdo para Grecia”.

Quienes han respirado de alivio son la mayoría de los líderes europeos que recibieron la propuesta como si se tratara de la salvación del euro. El jefe del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, calificó el plan como un “texto pormenorizado y meticuloso”. En parecidos términos se expresó el presidente francés, Françoise Hollande, quien valoró la determinación de Tsipras para “permanecer en la eurozona”. El italiano Matteo Renzi fue más lejos al augurar “un acuerdo este domingo”. La única nota discordante llegó de Berlín, donde el portavoz del ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, advirtió que a Grecia “no le bastará con volver a empaquetar las propuestas que hizo a finales de junio”. Algunos rumores no confirmados señalan un profundo malestar en el Gobierno de Alemania por las presiones ejercidas desde Washington para que el Eurogrupo acepte el plan de ajuste griego y varias de sus demandas sobre la impagable deuda. Una fuente consultada por El TELÉGRAFO en la madrugada de ayer destacaba también la mediación francesa a favor de la revisión de las cuentas que Alemania se niega a aceptar.  

En este sentido, el exministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, acusó ayer a Berlín de “haber hecho todo lo posible por expulsar a Grecia del euro” y de retrasar un acuerdo sobre la deuda que “incluso el FMI estaba dispuesto a firmar” para estrangular aun más la maltrecha economía griega.

En una carta enviada al diario británico The Guardian, Varoufakis aplaude el trabajo negociador realizado por Euclid Tsakalotos, su sustituto al frente del ministerio. “No había opción. Tuvimos que elegir entre una mala propuesta y otra que nos hubiera llevado a la catástrofe”, argumentó ayer Alexis Tsipras durante la exposición del plan en el Parlamento. Fuera del edificio, en la célebre plaza Syntagma, miles de ciudadanos protestaban por lo que consideran una traición a sus principios contra la austeridad. “Votamos No pero ellos han respondido que Sí”, gritaban al filo de la medianoche.

ALGUNOS PUNTOS DE LA PROPUESTA

1.- Reducir la tarifa mínima del 6,5% al 6 % para medicamentos, libros y teatro.

2.- Reforma del sistema de pensiones para ahorrar entre un 0,25 % y un 0,50 % del PIB durante 2015 y un 1 % a partir de 2016, mediante la penalización de las jubilaciones anticipadas y aumento progresivo hasta 2022 de la edad de jubilación a los 67 años o a un mínimo de 62 años con cuarenta de trabajo cotizado. Es decir, un recorte por valor de 2.500 millones de euros anuales.

3.- Aumentar las cotizaciones de los pensionistas al sistema de sanitario del 4% al 6%.

4.- El subsidio para las pensiones más bajas (EKAS) se eliminará en 2020 y las pensiones complementarias se irán reduciendo hasta desaparecer en diciembre de 2019.

5.- El IVA será del 13% para alimentos básicos, hoteles, energía y agua, y del 23% para el resto de productos de consumo

6.- Privatización de los puertos mercantes de El Pireo y Tesalónica

7.- Recorte del gasto de Defensa en 100 millones de euros en 2015 y de 200 millones en 2016

8.- La tasa de lujo del 13% se impondrá al propietario de todo barco que supere los 5 metros, que en Grecia se cuentan por miles.

9.- Incremento al 15% del impuesto de rendimientos a quienes ingresen menos de 12.000 euros al año y hasta el 35% al resto. (I)