Aviones británicos bombardearon un cuartel general de Muamar el Gadafi en Sirte, bastión del régimen y ciudad natal del ex hombre fuerte libio, cuya captura seguía siendo ayer el principal objetivo de los rebeldes, que trasladaron su gobierno a Trípoli.

El ministro de Defensa británico, Liam Fox, confirmó  que varios aviones “Tornado” dispararon misiles contra un búnker donde podría esconderse el dictador.

A su vez, los rebeldes aseguraron ayer que las fuerzas leales al líder libio mataron a más de 150 prisioneros en Trípoli antes de huir frente al avance de los insurgentes.

“Hubo episodios de venganza en las últimas horas antes de la caída del régimen. En Bab Al Aziziya (cuartel general de Gadafi tomado el martes) hubo una masacre. Mataron a más de 150 prisioneros.  Los guardias lo hicieron antes de huir”, declaró a la AFP Abdel Nagib Mlegta, responsable de operaciones militares de la rebelión en la capital.

La rebelión confirma así la denuncia realizada poco antes por la organización pro derechos humanos Amnistía Internacional, que  dispone de testimonios de testigos presenciales de esas ejecuciones, aunque no precisó el número de presos muertos. Amnistía también denunció testigos de torturas  cometidas por los rebeldes. 

Tras sus avances militares, los insurrectos buscan ayuda financiera para reconstruir el país. Mahmud Jibril, el jefe del comité ejecutivo del Consejo Nacional de Transición (CNT), el órgano político de la rebelión, indicó que el desbloqueo de los fondos congelados es esencial.

Estas declaraciones tienen lugar al día siguiente de la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU de desbloquear $ 1.500 millones  de activos libios para financiar una ayuda de urgencia a la reconstrucción del país. AFP