Un grupo de observadores de la Organización de Naciones Unidas (ONU), desplegado en Siria, se dirigió ayer hacia Treimsa, una localidad del centro del país  en la que  el jueves fueron asesinadas más de 150 personas.

La autoría de las muertes no está clara, aunque occidente culpa al régimen de Bashar al Assad y el Gobierno sirio lo hace a los grupos terroristas infiltrados en el país.

Ayer, las fuerzas del Ejército Árabe Sirio frustraron el intento de un grupo armado de infiltrarse en el país por la frontera con Líbano en el cruce de Harmush en la localidad de Tal Kalakh, provincia de Homs, a más de 160 kilómetros al norte de Damasco.

En la provincia de Idleb, a 320 kilómetros de la capital, fuerzas del Gobierno enfrentaron a un grupo irregular que se dedicaba a hostigar a la población en la carretera de Jesser Al-Shougur-Ariha y le causaron varias bajas, además de destruir varios transportes usados por los armados.

En el poblado de Al-Anidie en el campo de Kusseir, unidades gubernamentales aniquilaron un importante número de miembros de los grupos irregulares y destruyeron un vehículo equipado con una ametralladora de grueso calibre.

Además, las autoridades detuvieron este sábado un coche cargado de diferentes tipos de armas, entre estas, un fusil M16, escopetas de precisión de fabricación suiza, ametralladora BKS, lanzaproyectiles RPG y una gran cantidad de municiones. Un grupo de terroristas declaró que empleó francotiradores apostados en las azoteas de todas las casas para atacar al Ejército en Treimsa -donde ONU hace la inspección- y a todos los ciudadanos que incumplían la orden de permanecer en casa y marchaban a sus trabajos.

En la actualidad, medios de prensa y políticos occidentales culpan a las autoridades sirias de cometer esa masacre contra la población civil, sin tener en cuenta la acción de las bandas armadas a las que le dan el tratamiento de “pobres civiles asesinados por fuerzas gubernamentales”.

Según el opositor Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres, la represión de Treimsa causó la muerte de un mínimo de 28 personas este sábado, en particular en Homs (centro) y Alepo (norte).

Al menos seis personas, entre ellas una mujer embarazada y dos rebeldes, murieron en bombardeos y combates en Homs, en el centro de Siria, informó el OSDH.

En Hama, dos mujeres, un adolescente de 13 años y un policía murieron en la explosión de un coche bomba delante de un local de los servicios de seguridad militar.

Según el OSDH, más de 17.000 personas murieron desde principios de marzo de 2011. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó, refiriéndose a lo ocurrido en Treimsa, que “esa masacre inhumana, esa tentativa de genocidio son tan solo signos precursores del final del régimen”.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, indicó el viernes que un fracaso del Consejo de Seguridad para presionar a Asad implicaría “una licencia para nuevas masacres”, y que el Consejo tendría que enviar “un mensaje fuerte a todos de que habrá serias consecuencias” si no se observa el plan de paz del emisario Kofi Annan.