El estadio de fútbol de Soweto, en Johannesburgo, rugió ayer con una sola voz: la del agradecimiento a Nelson Mandela. En la ciudad no hubo ayer aficiones enfrentadas, sino más de 70 jefes de Estado y de Gobierno, personalidades del mundo de la cultura y el deporte, y miles de sudafricanos que, en un ambiente festivo, rindieron homenaje al hombre que cambió la historia del país y del continente africano.

La lluvia, símbolo de buena suerte en la tradición africana, acompañó el funeral de Mandela, que murió el jueves pasado a los 95 años, pero no el ánimo de los asistentes. “Cuando llueve durante el entierro significa que Dios te da la bienvenida y que las puertas del cielo están abiertas”, justificó Cyril Ramaphosa, dirigente del Congreso Nacional Africano, el retraso de una hora del acto.

La ceremonia en el estadio Soccer City -donde Mandela hizo su última gran aparición pública el 11 de julio de 2010, en la final del Mundial de fútbol que ganó España- fue retransmitida en medio mundo.

La celebración abre cinco días de homenajes antes de su entierro -el domingo- en Qunu, un poblado donde Mandela pasó una infancia feliz y del que se fue cuando murió su padre.

En la ceremonia, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, destacó que Mandela es la personalidad más extraordinaria del siglo XX, fue quien inspiró la lucha civil en Brasil y América del Sur.

El gobernante de Cuba, Raúl Castro, por su parte, destacó que Mandela es un ejemplo insuperable para América Latina y el Caribe. Además, aseguró que Cuba fue uno de los países más críticos con el apartheid contra el que batalló Madiba, como le decían a Mandela.

La despedida del líder africano propició encuentros infrecuentes, como el presidente estadounidense, Barack Obama, quien estrechó la mano de los demás invitados, entre ellos el mandatario cubano, Raúl Castro. También se destacó el acercamiento de los expresidentes estadounidenses George Bush y Bill Clinton, que charlaron animadamente. Asimismo, el de François Hollande y Nicolás Sarkozy, menos comunicativos. Y en Johannesburgo, convertido en el centro del mundo, también estuvieron el príncipe Felipe y el presidente Mariano Rajoy como representación española.

Las ovaciones se registraron en el recinto para recibir a Frederik de Klerk, el último presidente blanco, quien compartió con Mandela el Nobel de la Paz y acordó con él la llegada de la democracia. También hubo abucheos, la mayoría hacia el actual mandatario africano, Jacob Zuma.

Pero, sobre todo, los sudafricanos disfrutaron la asistencia al acto de artistas como Bono, el cantante de la banda irlandesa U2, y la actriz sudafricana Charlize Theron, vitoreados como estrellas de fútbol cuando los videomarcadores del estadio mostraban su imagen.