La ocupación del Ministerio de Ambiente por activistas descontentos debido a la crisis de la basura y el ingreso de policías antimotines a dicha sede, mantienen hoy en máxima tensión el centro de la capital libanesa.

Efectivos de las fuerzas especiales de seguridad fuertemente armados y a la espera de la orden de desalojo mantienen cercado dicho ministerio, en cuyo interior hay también periodistas de canales televisivos nacionales que reportaban en vivo la acción de protesta del movimiento Apestan.

Mientras arribaban cientos de personas a las inmediaciones de dicha dependencia, las efectivos de seguridad cortaron la trasmisión en vivo desde su interior y obligaron a los reporteros a abandonar el edificio, incluso con el uso de la fuerza, según denunciaron algunos.

A la par del despliegue alrededor de dicho inmueble, soldados del Ejército de El Líbano y policías multiplicaron su presencia en las entradas al Grand Serail de Beirut, sede del Gobierno, y comenzaron a erigir una valla de hierro en previsión de que manifestantes se concentren en esa zona.

Igualmente, la mezquita Mohammad Al-Amine y la Plaza de los Mártires mantienen un dispositivo de control y la restricción de accesos, ya habitual desde que el 22 de agosto estallaron las movilizaciones para reclamar a las autoridades decisiones duraderas sobre la acumulación de basura en las calles.

Dirigentes de la campaña Apestan, término que alude a la cúpula gobernante para exigirle su renuncia o la solución al tema de los desperdicios acumulados por carencia de vertederos, habían dado al gabinete un plazo hasta este martes para responder sus demandas o encarar una escalada de las demostraciones.

Los activistas exigen una solución duradera al problema de la basura, además de la renuncia del ministro de Ambiente, Mohammad Mashnouq, y realizar elecciones para reemplazar un parlamento cuyas rivalidades políticas han abortado más de 25 intentos de votar por un jefe del Estado.

El titular se retiró ayer de un comité ministerial que estudia soluciones definitivas a la falta de basureros, pero declinó renunciar, como reclaman sus críticos, mientras el del Interior, Nouhad Mashnouq, ordenó negociar con los manifestantes para que desalojen pacíficamente el local.

Si fracasan las conversaciones y los activistas no responden a la exhortación del gobierno, "se tomará cierta posición al respecto en tanto no está permitido ocupar una institución pública", advirtió.

El movimiento civil Queremos Castigo (a los gobernantes), que apoya en las protestas a Apestan, ofreció una rueda de prensa en presencia de abogados en la plaza Riad El-Solh y urgió a impedir el arresto de los activistas al recordar que "la demostración es un derecho constitucional".(I)