Aunque oficialmente la contienda iniciará el 1 de enero próximo, desde hace ya varias semanas las imágenes de quienes serán candidatos ocupan las primeras planas de los diarios, los programas de entrevistas televisivas, las vallas publicitarias y las tarimas de mítines que no dejan de multiplicarse en todos los rincones de este país.

Ninguna excepción en el grupo más conocido de candidatos: Keiko Fujimori, Alan García, Alejandro Toledo y Pedro Pablo Kuczynski, son los nombres que, desde el 2000, aparecen de forma casi obligatoria en la contienda. Claro que con el paso de los años la recepción del electorado es diferente.

Para el politólogo Carlos García la presencia de estos políticos demuestra una de las falencias de la democracia en el Perú. “Los partidos no han privilegiado de ningún modo el recambio generacional, por el contrario, se han manejado como feudos con caciques, esto asfixia a la política y la vuelve terreno pantanoso ante el surgimiento de una alternativa fresca”.

De acuerdo a un informe de Ipsos, en octubre pasado, el 98% de la población desconfía de las mismas figuras en campaña, pero, ante la falta de alternativas, se ve abocado a tomar partido por ellas. El 80% hace esto con pesar pues preferiría que, antes de decidir su voto, los candidatos de siempre pasaran por un peritaje siquiátrico que arrojara luces sobre su capacidad.

“Un horizonte así permite capitalizar un discurso de la diferencia, que muestre a un candidato alejado de los errores cometidos por los partidos políticos a los que representan Fujimori, García o Toledo, y que remueva el tablero electoral para poner en crisis las candidaturas consolidadas”, opina Silvana Urbina, analista de temas sociales.

Por esa brecha que se abre en la expectativa de los electores ha ingresado al panorama político nacional César Acuña, el empresario de la educación.

Oriundo de Cajamarca y conocido ampliamente por ser el fundador y dueño de las universidades Señor de Sipán, Autónoma del Perú, y César Vallejo, Acuña es un político que a sus 63 años conoce la arena electoral de su país. Su carrera lo ha llevado a ocupar los cargos más altos en la región La Libertad, norte del Perú, de cuya capital Trujillo, por ejemplo, ha sido alcalde.

En septiembre pasado, su decisión de renunciar al cargo de Gobernador de La Libertad para postular como candidato presidencial no causó mayor sorpresa entre sus seguidores. Ahora, los colores azul y blanco de su tienda política, Alianza Para el Progreso, se van tomando las capitales del país.

Su bandera de campaña ha sido la educación. A inicios de noviembre, Acuña trepó al tercer lugar de las preferencias electorales, con el 10% de apoyo por encima del candidato aprista, Alan García. (I)