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La Guerrilla pide establecer responsabilidades para uniformados

6 oficiales de las FF.AA. se unen a diálogos en Cuba

Las delegaciones de las FARC (izq.) y del Gobierno de Colombia (der.) durante una reunión en La Habana. Foto: AFP
Las delegaciones de las FARC (izq.) y del Gobierno de Colombia (der.) durante una reunión en La Habana. Foto: AFP
07 de marzo de 2015 - 00:00 - Gustavo Veloza, corresponsal en Bogotá

Luego de 27 meses de diálogos entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), por primera vez a lo largo del proceso, 6 generales activos de las Fuerzas Armadas se incorporaron a la mesa de negociaciones en La Habana.

Esta imagen simbólica marca hasta dónde ha llegado el rumbo de las negociaciones que, para los analistas, ya no tiene punto de reversa y llega en el momento preciso cuando se trata el tema de las víctimas, uno de los puntos más complicados, por sus implicaciones.

La reunión a puerta cerrada de militares y guerrilleros se desarrolló en el marco de los encuentros de la subcomisión del ‘fin del conflicto’, que se instaló en agosto pasado con representantes de ambas partes con el propósito de perfilar los detalles sobre asuntos tan delicados como el fin de las hostilidades, la entrega de las armas, la desmovilización de la guerrilla y su tránsito a la vida civil.

El politólogo Ramiro Hernández opinó: “Con este encuentro, la paz no tiene reversa en Colombia. Esta imagen era imposible hasta hace poco, en más de 32 años de negociaciones en distintos procesos. En el Caguán, por ejemplo, nunca se llegó a que los dos enemigos tuvieran un encuentro como el de ahora, para mí es un significado de paz y de concordia”.

Por parte de las FARC, encabezaron la lista Joaquín Gómez, Pastor Alape y Carlos Antonio Lozada, todos miembros de la máxima dirección, y jefes de sus bloques más fuertes, el bloque sur, el del Magdalena Medio y el oriental. Alape, veterano militante comunista que se alzó en armas a finales de la década del 70, es hombre de confianza de Timoleón Gómez, ‘Timochenko’, jefe máximo del grupo guerrillero. Lozada ha sido el artífice de la urbanización de las FARC, participó en las negociaciones del Caguán y es uno de los jefes guerrilleros con más formación académica. Joaquín Gómez es de la costa atlántica, guajiro, y dirige desde hace años el bloque sur.

De otro lado, encabezando el que el presidente Juan Manuel Santos llamó el comando de transición, estuvo el general Javier Flórez, jefe del Estado Mayor Conjunto y subcomandante de las fuerzas militares, que lidera el grupo de diez altos oficiales de todas las fuerzas que comienzan a discutir cómo debe ser el fin del conflicto.

Flórez ha estado en las zonas más complejas del país en materia de orden público, al frente, entre otros, de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega y de la Fuerza de Despliegue Rápido (Fudra), en Meta y Caquetá, en el corazón de las FARC. También fue asesor estratégico de la Junta Interamericana de Defensa ante la OEA.

Responsabilidades a militares

Tras la reunión, las FARC emitieron un comunicado en el que propusieron modificar el numeral tercero del punto 3 de la agenda de diálogos, que se refiere a que el Gobierno coordinará la revisión de la situación de las personas privadas de la libertad por pertenecer o colaborar con las FARC.

La guerrilla propuso agregar que “de igual manera, una vez establecidas las correspondientes responsabilidades de los miembros de la fuerza pública que han actuado al margen de la ley en cumplimiento de órdenes superiores en relación con el conflicto interno, se estudiarán medidas que faciliten la reconciliación nacional sobre la base de verdad, justicia, reparación y no repetición”.

La subcomisión fue creada hace más de 8 meses, en agosto pasado, y tiene a su cargo algunos de los puntos más difíciles y complejos de la negociación. Concretar un cese bilateral y definitivo de hostilidades y definir un modelo de dejación de armas, tareas que pueden tomar mucho tiempo.

La subcomisión tiene el reto de proponer a la mesa un desarme que sea creíble para la sociedad y, a la vez, digno para la guerrilla. Eso sin contar con que las FARC hablan de desarme de ambos lados. Además, este tema requiere pactar esquemas de protección y garantías de seguridad para los excombatientes y para las zonas donde eventualmente los guerrilleros se concentren para su desmovilización y aquellas a las que lleguen para reintegrarse a la vida civil.

Uno de los puntos más polémicos que abordará esta subcomisión es el del cese al fuego bilateral. No solo se trata de acordar qué quiere decir ‘hostilidades’, es decir, cuáles acciones cesan las partes, sino cómo se verifica y qué organismo hará que cada una de las partes cumpla. Además, la subcomisión tocará temas mucho más espinosos.

Por lo visto, los militares y los guerrilleros que por primera vez en la historia se encuentran a lado y lado de una mesa enfrentan una de las tareas más difíciles de la negociación.

Mientras esto ocurría en La Habana, al otro lado del Atlántico, en el Parlamento británico, se corrió la voz de que tanto el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, como el de las FARC, Iván Márquez, irían el próximo martes a Londres para hablar del proceso de paz.

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