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El Telégrafo
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Baños, un valle con rincones inolvidables (Galería)

1.	La ciudad se encuentra a solo 180 km de Quito y 35 km de Ambato. En las noches despejadas es posible observar la actividad volcánica.
1. La ciudad se encuentra a solo 180 km de Quito y 35 km de Ambato. En las noches despejadas es posible observar la actividad volcánica.
17 de agosto de 2014 - 00:00 - Carlos Novoa - Regional Centro

La última reactivación del volcán Tungurahua, iniciada el domingo 27 de julio, ha favorecido el turismo del cantón Baños de Agua Santa. Los turistas provienen, sobre todo, de Quito, Cuenca y Riobamba. También hay turistas de Colombia, Venezuela y Chile.

Los miradores de Bellavista, la Casa del Árbol, las Antenas y la Cruz de Cotaló, ubicados en Baños y éste último en Pelileo, son algunos de los lugares que desde hace 3 semanas reciben numerosos grupos de turistas. Carlos Sánchez, exmilitar y vigía de la Estación de Monitoreo Ventanas, en Runtún, aseguró que el número promedio de visitantes del lugar se incrementó al menos al triple desde el 1 de agosto.

El centinela explica que a la Casa del Árbol, mirador que comparte espacio con la Estación de Monitoreo Ventanas, llegan alrededor de 80 visitantes cada fin de semana. De ellos, el 70% son europeos y estadounidenses.

Desde el primer fin de semana de agosto, al mirador recibió un promedio de 100 turistas por día. Todos llegaron para observar la actividad del volcán. “Lamentablemente, el clima nos ha jugado una mala pasada porque casi durante todo el día, una espesa nubosidad cubre por completo al Tungurahua” dijo.

Sánchez, quien es vigía voluntario desde 1999, afirmó que los turistas visitan este mirador por su cercanía al coloso, pues está ubicado a escasos 3 kilómetros del cráter en línea recta. El gran columpio que existe en el lugar, suspendido sobre una quebrada y justo frente al macizo, es el lugar escogido para las fotografías.

“Una fotografía en la que se observa a un turista columpiándose mientras el Tungurahua emanaba una columna de ceniza, mereció el reconocimiento honorífico de la revista National Geographic el mes pasado. Esta es una muestra del potencial turístico que puede tener nuestro cantón” dijo Luis Fernández, propietario de la agencia de viajes Bike in mountains, del cantón Baños.

La situación de este mirador es tan solo una muestra del movimiento que Baños registra durante estos días. Este cantón también es visitado por turistas españoles, italianos y alemanes, que llegan al cantón buscando descanso, aventura y adrenalina. “Un par de amigos que vinieron el año pasado nos sugirieron viajar a Baños, por su gran oferta de deportes extremos y paisajes inolvidables, incluidas las hermosas vistas del volcán en erupción. Hemos venido desde Barcelona, un grupo de 20 personas y 10 más de otras ciudades de España, pues hemos finalizado un semestre de estudios superior” señaló Ariana Alemany, turista.

El sábado, esta catalana, en compañía de 20 turistas más de diferentes países, decidió contratar una chiva en el centro del cantón para realizar la ruta de las 6 cascadas. Alemany comenta que los operadores turísticos les sugirieron realizar esta ruta por la belleza de los paisajes naturales.

Manuela Quiñónez, guía turística, advierte que este recorrido es una de las actividades más desestresantes que un turista puede hacer. “La chiva es un vehículo abierto, con una estructura de madera que carece de ventanas, con asientos cómodos, de tal forma que el turista pueda visualizar todos los atractivos naturales”.

La ausencia de ventanales permite además a los visitantes sentir el viento fresco y puro en su rostro y al pasar por las cascadas, refrescarse con el agua que desciende de la montaña. Todo esto sin descuidar las precauciones del caso: cinturones de seguridad, puertas apropiadas y un recorrido a la velocidad adecuada. En las chivas, los turistas también pueden escuchar un repertorio completo de salsa, merengue, reguetón, bachata, entre otros ritmos.

La Culebrilla y San Pedro son las primeras cascadas del recorrido. Están localizadas frente a la vía al Puyo. Una vegetación exuberante rodea esta caída de agua.

Luego está la cascada Esperanza. Para llegar a esta se hace un ligero desvío y se continúa por la antigua carretera que conduce a la región oriental. Allí, la chiva efectúa la primera parada, pues existen varios atractivos, entre ellos una roca gigante con una figura similar al rostro de Jesús. “Pese a que no ha sido tallada, claramente se aprecia un perfil de los que podría ser el rostro de Nuestro Señor” afirmó José Paredes, guía turístico.

La caída de agua está justo sobre la carretera, motivo por el cual los turistas pueden refrescarse con las aguas limpias que bajan desde la montaña y apreciar el hermoso paisaje que ofrece la antigua vía al Puyo, ubicada a un costado de los túneles. A poca distancia de este lugar, se encuentra la llamada ‘piedra del deseo’, una roca situada sobre la carretera, que tiene la fama de cumplir los anhelos de quienes toquen su superficie y pidan un deseo con fe.

Antes de llegar a la siguiente cascada, en Río Blanco los visitantes pueden practricar canopy, uno de los deportes extremos que más atrae a los turistas. Desde una plataforma de 10 metros y a un precio de $ 10, los aventureros tienen la oportunidad de atravesar una distancia de 500 metros, suspendidos sobre un grueso cable de acero con la ayuda de un arnés.

La siguiente parada se realiza en la más famosa de las cascadas de la ciudad, Agoyán. Esta impresionante caída de agua de más de 40 metros y proveniente del río Pastaza, ofrece a los espectadores la oportunidad de obtener el mejor fondo para una foto postal o panorámica y está localizado junto al Manto de la Novia, otra cascada conocida. “La mejor forma para inmortalizar este viaje es captar una foto con este fondo” dijo Fernando Mestanza, turista guayaquileño.

Separadas por un pequeño trecho, las aguas de ambas cascadas incrementan el caudal del río Pastaza en la parte inferior, afluente que se hace más grande por la presencia de aguas provenientes de las imponentes montañas del lugar.

En este lugar existe, además, una tarabita, a bordo de la cual es posible obtener una vista privilegiada de la cuenca del río Pastaza y su largo recorrido por Baños. El Pailón del Diablo, es la penúltima cascada en visitar. Pese a que el paso por este lugar dura poco, los turistas pueden hacer fotos y comprar cañas, dulces de fruta y las tradicionales melcochas en los quioscos del lugar. Solo queda tiempo para una última parada. El Rocío de Machay, que además de ser un impresionante y refrescante balneario, ofrece la oportunidad de realizar una caminata por su sendero ecológico de más de 2 km.

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