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El Telégrafo
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Djokovic, rey de Wimbledon y número uno del mundo

Djokovic, rey de Wimbledon y número uno del mundo
04 de julio de 2011 - 00:00

Londres, Inglaterra.-

El serbio Novak Djokovic ganó ayer por primera vez el torneo de Wimbledon y su tercer título de Grand Slam al imponerse al español Rafael Nadal por 6-4, 6-1, 1-6 y 6-3 en la final, dos días después de asegurarse el puesto de número uno del mundo y desbancar también de ese privilegio al español. Además, Djokovic es el primer tenista de la historia que gana cinco veces consecutivas a Nadal.

Djokovic necesitó casi dos horas y media  para derrotar a “Rafa”, defensor del título, que no vivió sus mejores momentos en la pista al verse afectado en varias ocasiones decisivas por sus propios errores.

Un profundo silencio, marcado por la orden del juez Carlos Alberto Bernardes, dio paso a las 14:15 de la tarde en Londres al primer punto del partido, para Djokovic.

Con el saque a su favor, este empezó a sufrir el resto de Nadal, vivo como nadie en la pista, que llegó a tener un 30-15 en ese primer juego.

Los dos lucieron su precisión en un intercambio desde el fondo de la pista, que al concluir generó el murmullo en las gradas para valorar el punto que se acababa de llevar Nadal.

En el segundo juego, Nadal mostró su poderoso servicio, que casi deja a Djokovic sin opciones al resto. Dos juegos más tarde, Nadal deja en blanco a su oponente y firma dos “aces”. Conforme se sucedían los puntos, el serbio iba controlando sus nervios, perfilando el saque y despertando al gigante que lleva dentro.

Se gana al público en el quinto juego al subir a la red inesperadamente para Nadal, que se queda lejos de poder alcanzar una bola.

Entre alabanzas sin control para el mallorquín, que recibió varios “I love you, ‘Rafa’”, y la entrega absoluta de los británicos a Djokovic, que no perdonan a Nadal por haber eliminado a su querido Murray, los dos contrincantes iban dando rienda suelta a sus mejores armas.

Lo difícil para ambos era encontrar la forma de atacar al adversario, había que ser paciente y Djokovic lo fue. Llegado el décimo juego, con el 30-30 en el marcador y el saque para Nadal, los dos grandes del ATP se medían el pulso en un agresivo peloteo y “Rafa” erró. Dejó la bola clavada en la red y dio el 30-40 a su adversario.

La ventaja numérica otorgó al balcánico una confianza extra que lo impulsó rápidamente para imponerse en el segundo set.

Arrancó con buen pie y rompió al mallorquín en el primer saque de este. Tuvo a su favor dos puntos de break, pero ni siquiera esperó al segundo. Novak estaba impaciente y celebraba esa rotura como si el premio lo tuviera ya en sus manos.

El apoyo de los espectadores y sus ansias de cerrar con más nota aún una temporada histórica -tras encadenar en la primera parte del año 43 victorias consecutivas hasta su caída en Roland Garros-, le inyectaron al serbio pura vitamina para no dar tregua en este partido.

Volvió a romper el servicio de “Rafa” en la siguiente oportunidad. Con un pleno de 3-3 (opciones de rotura-aciertos).

El serbio no perdonaba. Sus bolas eran “veneno” para Nadal, que viendo la paliza que le estaba dando el rival en ese segundo parcial decidió esperar y reponerse en la tercera manga. “Nole” había cerrado el segundo set en 33’ con un demoledor 6-1.

Ahí se abrió el paréntesis, pues el serbio se sintió anclado ante el despegue de Nadal. No podía ser ni tan rápida ni tan fácil una final de este nivel, donde el público exigía más y más.

Entre los espectadores se encontraba el primer español que ganó Wimbledon, Manuel Santana. Quería ver triunfar de nuevo al joven que ha seguido sus pasos.

El tercer set fue de dominio absoluto de Nadal: rompió el servicio de “Nole” en el segundo juego, se lo volvió a anular en el sexto y firmó 2 plenos en el tercer y séptimo juego. Fueron los únicos instantes de gloria para “Rafa”, al que algunos seguidores calificaban de “fenómeno”.

Nadal jugó, a ratos, con un servicio apabullante, que rozaba en muchos casos los 200 km por hora, pero sus despistes en los momentos cruciales, poco habituales en su juego, costaron muy caro al de Manacor.

Y es que, para sorpresa de todos, Nadal dejó escapar dos bolas de break consecutivas. Fue ahí donde acabó la esperanza del español.

Pese a tratar de agotarlo y moverlo de lado a lado de la pista, el serbio parecía incansable, caminaba firme hacia la victoria y se beneficiaba de las pelotas planas ante las que Nadal no tenía la respuesta adecuada.

Djokovic le condenó con una rotura justo después de haber dejado escapar su mejor opción. Nadal le devolvió el break, pero para entonces estaba ya debilitado. Djokovic tuvo que aguantar al octavo juego de ese parcial para sentenciar al dos veces campeón del torneo, que llegó a salvar una bola de partido, pero no pudo con la siguiente.

Pese a todo, hubo gritos de ánimo a Nadal: “’Rafa’, estamos contigo”. Este lo agradecía, sonreía y prometía que volvería  el próximo año para alcanzar la tercera corona, tras superar este año dificultades físicas y jugar infiltrado en el pie izquierdo tres partidos, incluido el de ayer.

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