Señores banqueros, ¡paren la persecución contra El Telégrafo!
Son varias cartas, amenazas de juicios (no solo ahora, también “para cuando se vaya Correa”), pedidos de información, mensajes de texto y de voz en los celulares, en las redes sociales con sus “trolls”, solicitudes para que revelemos quién escribe y organiza el trabajo informativo,“cartas al director” desde seudónimos y anónimos, etc. No han parado desde que, a diferencia de otros medios que silencian el pasado, El Telégrafo ha publicado reportajes e investigaciones sobre los casos en los que están involucrados personeros, dueños o accionistas de bancos.
La semana pasada fueron los hermanos Isaías, a través de su buró de abogados. Hace un mes, quienes representan al Banco Pichincha. Ahora ellos se acogen a la Ley de Comunicación y se declaran víctimas de linchamiento mediático. ¿Con el silencio quieren ocultar los problemas, juicios, conflictos y hasta disputas que afectan solo a sus clientes?
Dicen que hay procesos en marcha, en unos casos; en otros, que no hay nada que probar. Si temen a la verdad o la sostienen con dinero, el periodismo profesional no tiene por qué ocultarse ni ponerse a sus pies. No somos sus empleados ni siervos. ¡No nos persigan ni nos amenacen! No teman al periodismo serio.