Hay concierto o acuerdo. Da lo mismo. Quienes abogan, en todas partes,  por el respeto irrestricto a las libertades de expresión y de pensamiento, no toleran a sus colegas y los ofenden a diario.  

El director del portal La República, Carlos Jijón, dijo que los periodistas de los medios públicos somos “asalariados” y otras ofensas más (tenemos la grabación de sus infundios en una entrevista a los reporteros de radio Universal).

Hasta intentó dar clases de periodismo. ¿Acaso él no recibe un salario? ¿O de qué vive? ¿De las rentas o intereses del banco al que sirvió antes? ¿O sigue siendo asalariado de entidades financieras?

De igual manera, este domingo Roberto Aguilar, de Expreso, en su crónica sobre la reunión de toda la oposición en el auditorio de las Cámaras de Quito, sin señalar el nombre de nuestro fotógrafo, ha ofendido de nuevo a uno de sus colegas. Se refirió a Marco Salgado, fotorreportero de El Telégrafo, en los siguientes términos:

“Un fotógrafo, disfrazado de Che Guevara (pelo largo, barba descuidada, boina negra con estrella, en fin, distintivos que proclaman a gritos la identidad de sus empleadores) se entretiene captando imágenes de Juan Carlos Calderón...”.   

Para información de Aguilar y de diario Expreso, el fotógrafo Salgado está “disfrazado” de esa manera desde las aulas universitarias (sus compañeros le pueden confirmar eso a Aguilar) y desde que labora en diario HOY, donde estuvo cuatro años y medio. Y los “empleadores” de ese entonces, el director Jaime Mantilla, jamás serán partidarios del Che y menos por eso Salgado estaba revelando alguna identidad de los propietarios del diario HOY.  Ahí ni sus dueños ni compañeros osaron en señalarlo como un disfrazado para halagar a sus empleadores. 

El sábado, en su cuenta de Twitter, uno de los dueños de El Universo, Nicolás Pérez, ofendió a nuestro Diario diciendo: “El Telégrafo es un fraude a diario...”.

Inmediatamente sus “seguidores” lo aclamaron. Parece que Nicolás se olvida de que es dueño de un periódico sentenciado por injuriar y jamás rectificar. De hecho, su hermano César tuvo la “honestidad” de decir  que si por él fuera volvería a publicar el artículo de Emilio Palacio.

Con todo esto,  reiteramos: somos un Diario público, que no tiene un solo rubro en el presupuesto general del Estado, que con todos nuestros defectos y virtudes nos autogestionamos y autosustentamos. Y no  por eso vamos a dejar de ratificar nuestra condición pública y nuestro compromiso de hacer periodismo responsable. ¡Somos periodistas y periodistas que no nos vamos a callar ni  dejarnos ofender!

Nos comprometimos con hacer periodismo y por eso ahora nos leen más que al portal La República y que al periódico de Aguilar. Las cifras están ahí.

Y nos preguntamos: ¿De esto va a decir algo la UNP que supuestamente defiende a los periodistas? ¿Fundamedios hará un informe con lo que dicen y escriben Jijón, Aguilar y los hermanos Pérez? ¿La CIDH nos visitará y nos pedirá un reporte de la calidad de nuestra libertad de expresión? ¿O todos ellos juntos no están conculcando nuestros derechos al trabajo y a la libre expresión?