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El Telégrafo

“Me declaro profundamente socialista, de izquierda moderna”

“Me declaro profundamente socialista, de izquierda moderna”
19 de junio de 2013 - 00:00

¿Quién es? Nombre completo: Vinicio Alvarado Espinel. Nacionalidad: Ecuatoriano. Educación: Máster en Administración de Empresas; Doctor en Comunicación Social y Licenciado en Comunicación Social. Experiencia Laboral: Ha sido docente universitario y desde el 15 de enero de 2007 Secretario Nacional de la Administración Pública. Hoy asumirá el Ministerio de Turismo. Foto: Santiago Aguirre | El Telégrafo

Has cumplido 6 años y medio al frente de una cartera que antes no tenía el rol estratégico y creativo que ahora exhibe. Tras cumplir dicho periodo al frente de la Secretaría de la Administración Pública, ¿cómo evalúas esa gestión en la Revolución Ciudadana?  
Para analizar a las instituciones del Estado hay que analizar el Gobierno en sí mismo, la visión del Presidente, el ímpetu y amor que le ha puesto y su visión para  decidir que asuman determinadas funciones personas que en un momento dado no tenían necesariamente el perfil y creo que yo soy uno de esos casos.  Fui un novato en estas actividades y solo encontré una Secretaría y un grupo de asesores. No había una institucionalidad profunda; tuvimos que arrancar de cero por los objetivos que tenía el Presidente (Rafael Correa), que era dar seguimiento a la gestión y el cumplimiento de metas. Y ante el objetivo del Presidente de ganar las elecciones con la propuesta de una nueva Constitución, la elección de los constituyentes y el escrutinio  ciudadano a la nueva Constitución (luego vino la entrega del cargo y la reelección presidencial),  la Secretaría de la Administración Pública se comprometió con la gestión institucional y también con los asuntos político electorales.        

El factor comunicacional ha sido importante, aunque muchos lo reconocen y otros lo critican también. ¿La visión estratégica de Vinicio Alvarado cómo se articuló con la Secretaría de Administración Pública?        
Podría ser un poco inmodesto, pero creo que  el punto de partida para comunicar algo es entender bien lo que vas a comunicar. Nosotros hemos entendido bien el proyecto,  la visión del Presidente y  hacia dónde vamos  para tener una tarea estratégica: desde hacer piezas publicitarias hasta documentales que eleven el orgullo nacional.

Pero también se ha construido una iconografía nacional…  
Ha sido parte del intento de unificar una imagen para que la gente comprenda que cuando se difunde un spot del Ministerio de Salud o  Educación, es de su Gobierno. Dejamos a un lado las vanidades individuales o de que un ministerio se posicione mejor que otro.      

¿Cuál fue el momento más difícil de gestión política para la Secretaría de la Administración, porque hubo varios sucesos: las elecciones, Angostura, la Constituyente, el 30 de septiembre?
El más álgido y vergonzoso fue el 30-S. Lo  viví intensamente porque esa mañana yo vine en bicicleta y llegué más temprano de lo acostumbrado, entonces recibí varios mensajes  y fui con el Presidente al primer acercamiento en el Regimiento Quito. Pero para no hacer más largo el cuento, todo ya está escrito, las decisiones que tuvimos que tomar respecto de la cadena nacional... Nada supera aquello, las demás han sido experiencias bastante tensas como  la aprobación de la Constitución porque enfrentábamos un ataque y una desinformación tremenda, pero supimos pelear, aprender la técnica para usar el propio ataque del enemigo y desvirtuamos cosa por cosa.   

Y hubo temas tensos internos, como la salida de varios compañeros, los ataques de la prensa y la oposición, ¿cómo asumieron la pelea en ese momento?
Todos aquí estamos absolutamente convencidos de lo que  hacemos. La vida podrá demostrar que algunos estamos verdaderamente por el cambio en el país y no por otro tipo de intereses. Sientes que eres parte de un equipo y si tienes ciertas habilidades comunicacionales puedes responder. Pero solo si estás verdaderamente comprometido puedes tener respuestas frente a una lucha que ha sido desigual y creo que  ahora estamos empatando el partido. Hemos hecho acopio de personas que han construido uno de los sistemas de comunicación más sólidos que un Gobierno ha desarrollado y, por supuesto, con una vocería extraordinaria que marca la pauta como es el Presidente. En 2008 decías que la mejor estrategia  comunicacional es tener un buen producto. Con el respeto debido, el Presidente es un gran producto, pero también cuenta lo que dices: sabemos lo que queremos hacer.

¿Cómo se empatan esas dos cosas?
Esto tiene mucho más valor que un buen producto porque promueve un cambio profundo con un líder al frente que tiene carisma, capacidad de comunicación y frontalidad para decir las cosas. Creo que ni la mejor comunicación del mundo podría sostener una farsa, algo que no sea consecuente con lo que se dice y se piensa. Nada se habría sostenido si no hubiese cambios fundamentales. El cambio real significa poner las cosas en su lugar, que la Patria es de todos, incluso. Eso permite que  dentro de la perspectiva humana puedas cometer errores, pero la gente sabe que estás haciéndolo por ellos y con tremenda voluntad de servicio.

Durante estos seis años se ha dicho que existe un ala de derecha en el Gobierno y entre ellos te nombran a ti. ¿Desde cuándo Vinicio Alvarado es de izquierda?     
Las personas que no se expresan con franqueza terminan cayendo en un cliché. Primero hay que reconocer que no tengo una formación política profunda para definirme ideológicamente desde el análisis o la militancia, pero hay principios elementales que te dicen de qué lado debes estar. En lo esencial, siempre he estado del lado de la justicia y si algún involucramiento político he tenido ha sido motivado por eso. Siempre me ha molestado la injusticia, la arrogancia, el poder. Además, provengo de una familia de clase media baja de Quevedo. Mi padre se esforzó desde su juventud y luego se formó con el trabajo; estudiamos en un colegio de clase media, San José La Salle, he vivido en barrios de clase media baja y nos hemos preparado  para en un momento dado ejercer este tipo de responsabilidades. Y si he tenido empresas privadas es porque eso aprendí a hacer y aún puedo  hacerlo, pero con este aprendizaje por supuesto que me declaro profundamente socialista, de esa izquierda moderna que sabe poner las cosas en su lugar, entiende a   la empresa privada y, dentro de una economía capitalista, sabe en dónde hay que hacer la diferencia y que en este momento se puede  hacer desde el Estado.

Tenemos que ir marcando diferencias sin quitarle derechos a la iniciativa creativa, que son los emprendimientos, y hay que cambiar de idea en la gente sobre  que no debe ser el fin último el acumular renta personal sino renta para crear más riqueza y más bienestar. En el sistema capitalista de libre competencia siempre alguien gana y otro pierde. Lo que nosotros promulgamos son los mínimos indispensables para que todos tengan acceso a educación, salud, trabajo, bienes de capital y medios de producción.

Tan de izquierda que el logo propuesto para el Movimiento PAIS tenía una estrella parecida a la del Che Guevara, pero no fue aceptada...
Aún me gusta, porque una estrella tiene muchísimo significado: es una luz, una guía, pero sin querer embarcarme en ese esquema intelectual que valoro mucho; comulgo con esos valores esenciales.

¿Ahora qué falta para que esa gestión administrativa, política, creativa y estratégica se desarrolle a un ritmo propio?
Le comenté al Presidente una frase muy buena que leí en el libro Primero lo Primero, de Stephen Covey, y que  citó en el acto de cambio de mando. Dice: “Todo lo que no llega a ser un compromiso consciente con lo sustancial, resulta un compromiso inconsciente con lo insustancial”. Creo que lo sustancial en este momento es que el proyecto continúe después de Rafael Correa, que la ciudadanía se sienta empoderada de sus recursos naturales, de su patrimonio cultural, natural, histórico. Si bien hay que seguir asentando las bases  para un desarrollo eficiente de los recursos para tener más recursos, lo esencial de este proyecto político es la continuidad indistintamente de quién esté al frente, pero por supuesto que debe ser el mejor de nuestros compañeros. Los ciudadanos deben sentirse  los artífices de esos cambios para no   volver atrás: del cambio energético, porque nos va a dar permanencia en el futuro; de la política del conocimiento, porque nos va a sacar del subdesarrollo; de la política de equidad, porque nos permitirá crecer en armonía con los otros ciudadanos; crear sociedad.

En una entrevista el presidente Rafael Correa dijo que sería un fracaso para el movimiento política no encontrar un sucesor. ¿Hay las condiciones para eso?
Puede ser un poco duro lo que voy a decir: el presidente Rafael Correa es irreemplazable y probablemente irrepetible en el corto plazo. Pero alguien tiene que ocupar su lugar. Así como puedo decir que Lenín Moreno es irreemplazable en sus características humanas, su pensamiento y su gestión frente a las personas con discapacidad, pero ya tenemos un vicepresidente que está poniendo su mirada en otro sector por delegación del Presidente y sus capacidades. Entonces alguien tiene que ocupar el cargo del presidente Rafael Correa con unas bases muy sólidas, con innovación en el camino y con nuevas visiones, pero con una línea férreamente marcada. Y desde esa perspectiva creo que sí hay suficientes compañeros -que si no pierden la óptica de lo que estamos construyendo- perfectamente pueden conducir este tren del cambio.

¿Cuál es la mayor pedagogía política en estos seis años y medio de Gobierno?             
Sin los cambios de la sociedad no hay Gobierno que pueda hacer una verdadera obra, lo demás será cosmético. El cambio profundo está en el entendimiento de que la estructura de un país se funda desde la visión propia de sus ciudadanos, que no quieran nada más que lo que están viviendo ahora. Esperemos que esas bases sean lo suficientemente sólidas como para que no venga una propuesta demagógica a plantear una alternativa distinta de la que está marcada. Una campaña publicitaria es eso, pero una campaña de corte social que impacte en los ciudadanos para su cambio de mentalidad es importante.

Entre los publicistas se dice que el peor paso que puede dar un publicista es lanzarse de candidato, ¿has pensado en eso?
Pienso que soy un mal político, aunque probablemente sea un buen estratega político. Nunca me he visto como candidato y seguro soy un mal publicista porque nunca me he promovido y todos conocen mi perfil por la gestión que he hecho para que la administración del resto sea más eficiente. Por supuesto que hay aspiraciones humanas muy válidas y alguna vez lo dije. Por ejemplo, me gustaría ser alcalde de mi ciudad porque hemos aprendido cosas y a veces sentimos el deseo de hacerlo, pero el día que sea por decreto seguramente se me hará más fácil asumir un  reto de ese nivel (risas). Pero no me veo como un candidato de tarima. Y si en algún rato la vida me pone frente a ese reto solo me va a mover el amor por servir y el profundo convencimiento de que vamos por el camino adecuado.

¿Entonces por qué ir al Ministerio de Turismo en este momento?
El 18 de febrero pasado, al día siguiente del triunfo electoral, me senté con el Presidente y le dije  que para los próximos tiempos yo había pensado en dar un paso al costado. Le expliqué que lo que estoy haciendo no es un acto de vanidad para que me pida quedarme, sino que me costaba mucho hacerlo y traté de argumentar los motivos por los que había tomado esa decisión, y que probablemente también sea por el cansancio acumulado. No he gozado de mis vacaciones en la medida en que debería, tampoco por mis funciones he podido salir del país en los últimos seis años y medio. El Presidente  dio sus argumentos y  me dijo que este proyecto en gran medida es nuestro y que tenemos que trabajarlo hasta el final. Así que  me senté a reflexionar  y fue el Presidente quien -en gran medida por alternar funciones que me den nuevos aires- me propuso asumir esa cartera, una función que voy a tomar con mucha alegría y compromiso, y con energías renovadas por ser un área nueva que da paso a la creación y, de alguna manera, también para meterme a la cancha porque al estar  en la Secretaría de la Administración he sido una especie de director técnico que ha ayudado a los funcionarios a que surjan y ahora tendré que  ver otras áreas.

¿Cómo jugaría tu rol estratégico y creativo en el cambio de la matriz productiva  que plantea el presidente Correa en Turismo?
Esperaría ser exitoso. Creo que Ecuador es una potencia turística y así como el Presidente visionó que este país podría ser un ejemplo para el mundo por su cambio social, político y productivo, también se ha dicho que podría ser una potencia turística y yo quisiera cumplirlo, pero  que sea una potencia turística especial en beneficio de los ecuatorianos, acogiendo esa visión consciente de Freddy Ehlers y el amor verdadero por la naturaleza, para construir un turismo de calidad y con mayores ingresos. Ojalá sea yo quien marque la diferencia para ese desbalance que ahora existe entre importaciones y exportaciones, así que ese será mi punto de concentración en un principio.

UN MODELO DE GOBIERNO POR RESULTADOS

Luego de seis años al frente de la Secretaría de la Administración, Vinicio Alvarado considera que el mayor logro ha sido construir una institucionalidad sólida y estructurada. Desde el área técnica, logró implementar un sistema de control de  gestión que se ha denominado “Gobierno por resultados”. Bajo ese modelo laboran  el 80% de las instituciones públicas, a través del cual registran en tiempo real todos los proyectos del Estado, los hitos alcanzados y  los tiempos de ejecución.  

Otro aspecto fundamental ha sido el contacto ciudadano, un proyecto mediante el cual se unificaron las bases de  datos de los públicos asociados, es decir, entre los beneficiarios del Bono de la Vivienda y el Bono de Desarrollo Humano, por ejemplo, para que haya una mejor relación entre los proveedores del servicio y quienes lo reciben. Así se propicia una  retroalimentación de ellos que permita aplicar  cambios en la política pública.

Y aunque destaca la implementación del INCOP para la adquisición de bienes y servicios, considera oportuno establecer un modelo para  la contratación de  personal y asuntos relacionados.

Pero quizá la gestión más exitosa sea el Gobierno por gabinetes, tanto virtuales como presenciales o  itinerantes, lo que implica la coordinación con ministros de Estado, organización de viajes, determinación de lugares donde se desarrollarán y las ferias ciudadanas, aspectos operativos que también se ejecutaron desde esta Secretaría, más allá de los asuntos administrativos como la autorización de viajes, un proceso que también fue automatizado.

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