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El Telégrafo

Declaración de Edward Snowden (español)

Declaración de Edward Snowden (español)
12 de julio de 2013 - 10:48

Edward Joseph Snowden emitió un comunicado este viernes 12 de julio desde el aeropuerto Sheremetyevo en Moscú ante organizaciones de derechos humanos y funcionarios de gobierno rusos. A continuación la declaración completa:

Hola. Mi nombre es Edward Snowden. Hace poco más de un mes, tenía una familia, un hogar en el paraíso, y vivía muy cómodo. También tuve la capacidad, sin haber recibido orden alguna, para buscar, retener y leer sus comunicaciones. Comunicaciones de cualquier persona en cualquier momento. Eso es suficiente como para cambiar el destino de alguien.

También es una grave violación a la ley. Las enmiendas cuarta y quinta de la Constitución de mi país, el artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y numerosos estatutos y tratados prohíben este tipo de sistemas de vigilancia masiva y omnipresente. Si bien la Constitución de los EE.UU. considera estos programas ilegales, mi gobierno argumenta que las decisiones judiciales secretas, que al mundo no se le permite ver, de alguna manera legitiman un asunto ilegal. Estas decisiones corrompen la noción más básica de lo que significa la justicia – que debe ser vista para ser verdad. Lo inmoral no puede hacerse moral a través de la utilización de la ley secreta.

Creo en el principio declarado en Nuremberg en 1945: "Los individuos tienen deberes internacionales que trascienden las obligaciones nacionales de obediencia. Es por ello que los individuos tienen el deber de violar las leyes domésticas para prevenir que sigan ocurriendo crímenes contra la paz y la humanidad".

Creo haber hecho lo correcto y comencé una campaña para corregir esta mala conducta. No busqué enriquecerme. Nunca traté de vender secretos estadounidenses. No me asocié con ningún gobierno extranjero para garantizar mi seguridad. En su lugar, revelé lo que sabía al público, para que lo que nos afecta a todos pueda ser discutido por todos a la luz del día. Y le pedí justicia al mundo.

Aquella decisión moral de contarle al público sobre el espionaje que nos afecta a todos nosotros me ha costado caro, pero era lo correcto y no me arrepiento de haberlo hecho.

Desde entonces, los servicios de inteligencia y de gobierno de los Estados Unidos de América han tratado de hacer de mi un ejemplo, una advertencia a todos los que se atrevan a hablar como yo lo hice.

He sido acosado por mis actos de expresión política y me ha dejado sin ciudadanía. El Gobierno de los Estados Unidos me ha puesto en las listas de prohibición de vuelos. Exigió a Hong Kong que me regresara, fuera del marco legal, en violación directa del principio de no devolución – la Ley de Naciones. Ha amenazado con sanciones a los países que han defendido mis derechos humanos y el sistema de asilo político de la ONU. Incluso tomó el paso sin precedentes de ordenarle a países militarmente aliados a aterrizar el avión de un presidente latinoamericano para buscar a un refugiado político.

Estas peligrosas escaladas representan una amenaza no sólo para la dignidad de América Latina, sino para los derechos fundamentales compartidos por todas las personas, todas las naciones, de vivir libres de la persecución, y de buscar y recibir asilo.

Pero incluso en la cara de esta históricamente desproporcionada agresión, los países de todo el mundo me han ofrecido su apoyo y asilo. Estos países, entre ellos Rusia, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador tienen mi completa gratitud y respeto por ser los primeros en tomar partido en contra de las violaciones a derechos humanos cometidas por los poderosos en lugar de los sin poder. Al negarse a comprometer sus principios frente a la intimidación, se han ganado el respeto de todo el mundo. Tengo la intención de viajar a cada uno de estos países para extender mi agradecimiento personal a sus pueblos y a sus dirigentes.

Les anuncio hoy mi aceptación formal a todas las ofertas de apoyo o asilo que me han extendido, así como a todas que pudieran ser ofrecidas en el futuro.

Con, por ejemplo, la concesión de asilo proporcionada por el presidente Maduro de Venezuela, mi condición de asilado ahora es formal, y ningún Estado tiene las bases para limitar o interferir con mi derecho a disfrutar de dicho asilo. Sin embargo, como ya hemos visto, algunos gobiernos de Europa occidental y de Norte América han demostrado su voluntad de actuar fuera de la ley, comportamiento que persiste hasta hoy en día. Esta amenaza ilegal hace que me sea imposible viajar actualmente a América Latina y disfrutar del asilo en concordancia a nuestros derechos compartidos.

La voluntad de los estados poderosos para actuar extrajudicialmente representa una amenaza para todos nosotros. No se debe permitir que tengan éxito. Por consiguiente, les pido su ayuda para solicitar garantías de tránsito seguro desde las naciones pertinentes en la obtención de mi viaje a América Latina, así como solicitar asilo en Rusia hasta el momento en que estos estados se adhieran a la ley, y mi viaje sea permitido. Hoy presentaré mi solicitud a Rusia y espero que sea aceptada favorablemente.

 

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