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El Telégrafo

“Buscamos gobernar para profundizar los cambios desde los territorios”

“Buscamos gobernar para profundizar los cambios desde los territorios”
11 de febrero de 2013 - 00:00

¿Cuál es el espíritu del programa de gobierno de PAIS para estas elecciones y el nuevo gobierno, si logra una reelección el 17?
Es un programa de gobierno que consideramos que está completo en términos programáticos, ideológicos, de principios y de visión de estrategia de cambios y de lineamientos concretos de acción. Hay dos ideas centrales. La primera está en el hecho de gobernar para profundizar el cambio.

Tenemos un camino recorrido y hay un trecho que lo hemos consolidado en política pública con logros significativos y datos concretos en educación, salud, recuperación de la dignidad en las relaciones internacionales, de la recuperación de la visión de Estado, con una mirada hacia el Buen Vivir y una proyección para el futuro. Pero hay la  necesidad de generar nuevos cimientos políticos y de cambio. El programa abre la posibilidad de la ampliación de algunas revoluciones: Ética, de Cultura y de Conocimiento, que es un campo político mayor.

¿A que se refieren con el Socialismo del Buen vivir?
Esa es la segunda parte, en la que buscamos la construcción del Socialismo del Buen Vivir, pero de manera pragmática.

Hay una idea de transformación y cambio, pero también hay una visión de que esto necesita una transición y por ello desarrollamos tres ejes: transformación  de la matriz productiva, una mayor participación social y política de los sujetos comprometidos con la estrategia de transformación en el país y el asiento de la política pública en los territorios; es decir, cómo bajar y diferenciar la política pública con actos concretos en los territorios. Esto es lo que llamamos la transformación. 

¿Esa transformación solo implica mejorar la calidad de vida o es una transformación cultural?
Es importante enfatizar que nosotros abrimos una nueva Revolución de la Cultura. No solo buscamos mejores condiciones de vida. La transformación es una palabra mayor en América Latina, una región inequitativa en esta línea, excluida, con una dependencia muy fuerte de nuestros circuitos internacionales a través de la venta de productos primarios que nos habían cerrado en trampas de pobreza y de dependencia históricas. Por ello buscamos una proactividad en política pública. Esto debe estar aparejado con un empoderamiento político en donde se entiende  que el sujeto político transformador es el ciudadano.

¿En qué se diferencia esa visión de las tendencias y visiones neoliberales?
Aquí no solo nos diferenciamos del neoliberalismo y su visión clientelar en el tema de políticas públicas o de quienes deben ser los sujetos transformadores, sino del desarrollismo que no empodera a ciudadanos como agentes transformadores de su propio camino de liberación.

¿Quiénes son los agentes de desarrollo y cómo y en qué estructuras se van a expresar?
Hay que abrir los espacios de participación en todos los elementos de construcción de política pública. Creo que ha habido un trabajo fuerte en consolidar cambios en las relaciones de poder que permiten una afluencia distinta de una corriente ciudadana en los procesos de transformación. Creo que están abiertos los diques para un proceso de transformación. Aquí viene un proceso de empoderamiento ciudadano, no solo en el tema de políticas públicas, sino como visión de su situación de intereses de cambio, de transformaciones, que permitan cambiar  las relaciones de poder.

¿Cómo se motivará a sectores que no creen en la real participación?
En Ecuador, cuando vemos los datos de percepción, se ve un mayor empoderamiento de la ciudadanía en las decisiones. Hay un estudio de la  Universidad de Vanderbilt que dice que Ecuador es uno de los países que más recupera confianza en sus instituciones. La gente se siente cada vez más interesada en participar en política.

Pero, aparte de ello, creo que lo fundamental es lograr el empoderamiento ciudadano en todos los niveles de transformación, desde cómo gestionamos una política pública, cómo se consolida en el territorio y cómo se evalúa y retroalimenta. Hay que entender que no hay transformación sin sujetos políticos.

¿Ha logrado la Revolución Ciudadana este empoderamiento social y público?
Hay un proceso significativo de recuperación de lo público que se afianza cuando uno mira la deconstitución que provocó el neoliberalismo en el país, cuando se pulverizaron instituciones y teníamos un Congreso que era una especie de burla, una venta del alma de los políticos, una Corte Suprema de Justicia desprestigiada, un sistema de partidos obsoleto, una credibilidad institucional que estaba pulverizada, salvo las entidades clásicas: FF.AA. e Iglesia. Ahora sí hay una recuperación evidente de lo público, hay credibilidad ciudadana del Presidente, de las instituciones y un proceso de cambio. Pero hay que avanzar a un enraizamiento del proceso político en el Ecuador.

¿Qué falta para revolucionar a la ciudadanía como sujeto de transformación?
Ningún proceso se puede gestionar desde una verticalidad. Todo proceso político triunfante, especialmente los procesos revolucionarios de América Latina y África, han logrado un enraizamiento social profundo. Es decir, se constituyeron desde la base porque es la que mueve y promueve el cambio. Esto debe estar marcado por una direccionalidad del proceso. Es una combinación adecuada triunfadora, en donde se necesita una dirección clara del proceso, estrategias y visión claras, perspectivas de cambio y liderazgo. No es posible explicar procesos de cambio sin líderes que los orienten, pero también es importante el acompañamiento político social ciudadano que dirima y suscite ideas.

Hay la sensación de que, más allá de Rafael Correa, PAIS no ha construido una estructura y luego de los  cuatro años -si es que logran una reelección presidencial- todo se acabaría...
Hay un proceso dinámico y vibrante en el caso de Ecuador. Hay un liderazgo y consolidación de un Ejecutivo que diseña políticas públicas  que tiene resultados concretos. Pero sí hay la consolidación de una estructura organizada, que puede tener vacíos, pero son indudables los logros democráticos que esto ha llevado al país.

Tenemos una organización política llamada Alianza PAIS que se consolida con más de un millón de adherentes, que renueva su directiva en forma democrática, que tiene la capacidad de producir un programa de gobierno participativo. El programa de gobierno se construyó desde los territorios.  

¿Por qué el programa no tiene una propuesta de diálogo político real con otros sectores?
Hay muchos espacios de diálogo y muchos puentes a nivel programático con los sectores que pueden estar a favor de un proyecto de cambio nacional. Hay temas sobre cómo lograr una industrialización selectiva de importaciones, una diversificación en los mercados internacionales con una inserción mucho más inteligente, así como el desarrollo industrial básico. Vemos el empresariado desde lo grande, pequeño, mediano, pero no como el rentista tradicional sino con el sector emergente que apuesta a favor de una transformación productiva.

¿Quiénes han ganado y perdido con esta Revolución Ciudadana?
 En los  ganadores están los sectores de educación, salud y de transformación productiva. Solo basta ver el programa anual de inversiones del país, en donde, de 6.000 millones de dólares, el 90% va a educación, salud y a la creación de infraestructura productiva. Si vemos en gobiernos anteriores, el grueso iba  al pago de la deuda externa y los acreedores. Ese es un grupo de poder global, internacional. Cuando uno apuesta por la nueva arquitectura financiera de bloques nacionales, se rechaza a sectores conservadores, ligados al  lucro con maridajes  entre el capital internacional y el sistema financiero ecuatoriano.

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