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El Telégrafo
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200.000 personas acudieron al cementerio patrimonial, según la junta de beneficencia de guayaquil

Comercio, visitas, serenatas y lluvia enmarcaron el Día de las Madres

Empresas y franquicias aprovecharon el día de la celebración para, a través de pequeños regalos a los transeúntes, dar a conocer sus servicios y productos.
Empresas y franquicias aprovecharon el día de la celebración para, a través de pequeños regalos a los transeúntes, dar a conocer sus servicios y productos.
Foto: Miguel Castro / EL TELÉGRAFO
14 de mayo de 2017 - 15:55 - Redacción Ciudadanía

Mateo Caicedo, de 25 años, camina por la Av. 9 de Octubre con globos rojos, en forma de corazón, en la mano. Por momentos se detiene frente a los almacenes de electrodomésticos, donde oferta la mercadería a $ 1,50 la unidad.

El joven, que cotidianamente vende dulces en los buses, aprovechó el Día de las Madres para “sacar el día más rápido. Los caramelos son más difíciles de vender”.

Fue una de las situaciones que mostró Guayaquil este domingo dedicado a sacar sonrisas a las progenitoras con cualquier detalle, como una rosa, una tarjeta o un peluche. Incluso las serenatas comenzaron a sonar desde la medianoche.

Las personas desarrollaron estas actividades bajo una inusual llovizna de mayo. “Es raro este clima en un Día de las Madres, demasiado triste y nostálgico”, reflexiona Marieta Arcos, de 46 años, mientras asistía a la iglesia Santísima Trinidad de la ciudadela Las Acacias, en el sur de la ciudad.

La mujer perdió a su madre hace tres años tras una corta batalla contra el cáncer de ovarios. Desde aquella partida procura dedicarle una misa en tres ocasiones: cumpleaños, aniversario de muerte y Día de las Madres. También la visita en el cementerio, pero solo una vez al año. “Quiso ser sepultada en Quito, respetamos su voluntad, pero en mi casa la tenemos siempre presente”.

En el Cementerio Patrimonial del puerto principal, miles de personas (200.000 según estimaciones de la Junta de Beneficencia de Guayaquil -JBG-) llegaron desde temprano al sitio donde se encuentran sus seres que los trajeron al mundo.

En los alrededores del camposanto, decenas de comerciantes también aprovechaban para ofertar arreglos florales desde $ 1, con plantas naturales y artificiales.

Dentro, los servicios de pintura y albañilería para arreglar las lápidas eran los más solicitados. Pocos eran los músicos que, con guitarra en mano, transitaban por el lugar para ofrecer una serenata.

“Algo se me fue contigo, madre/ algo se me fue prendido, madre/ en las alas de tu alma, madre/ o en tu último suspiro, madre/ esa eterna madrugada, madre/ algo se me fue contigo...”, el estribillo de la popular melodía de la cantante mexicana Rocío Jurado era una de las melodías más solicitada.

Manuel Morán, de 57 años, perdió a su progenitora hace cerca de 10 años y, desde entonces, va frecuentemente al cementerio. “Lo hago cada domingo, un día no basta para recordar todo lo que hizo por mí y mi familia”.

Mientras que, en las calles de la ciudad, desde el sur hasta el norte, se escuchaban las serenatas que los hijos contrataron para esta ocasión.

Lágrimas de una madre, Regalo de un hijo, Ahí está mi vieja, Señora, Canto a la madre, A la sombra de mi madre son las canciones preferidas, a criterio de David Viteri, también conocido como el ‘Charro de Oro’.

Viteri, quien interpreta temas tradicionales en géneros de balada, ranchera, pasillo y vals, tuvo ayer una agenda de fin de semana en la que recorrió sectores de Guayaquil, Durán y Samborondón.

Con casi 18 años dedicados al canto, siente mucha satisfacción participar de estos detalles, algunos de los cuales ha realizado de forma gratuita por causa social “Me doy a conocer en estos sitios”.

El clima nublado se mantuvo durante el Día de las Madres. Y, en la tarde hubo quienes decidieron cocinar para sus progenitoras como una gentil manera de agradecimiento.

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