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La ciudad se pintó de amarillo y azul

La final agitó a las hinchadas en las calles de Guayaquil

Gladys Pincay, de 74 años, llegó desde Durán a la medianoche y se ubicó primera en la fila para ingresar a la general sur del estadio Monumental. Foto: Lylibeth Coloma / El Telégrafo
Gladys Pincay, de 74 años, llegó desde Durán a la medianoche y se ubicó primera en la fila para ingresar a la general sur del estadio Monumental. Foto: Lylibeth Coloma / El Telégrafo
18 de diciembre de 2014 - 00:00 - Redacción Fanático

Leonardo ‘estampó’ 15 tatuajes alusivos a Barcelona en solo 3 días. El partido que los ‘canarios’ ganaron a la Universidad Católica el domingo pasado en el estadio Atahualpa y que los clasificó a la final del campeonato, reactivó su negocio significativamente e hizo que los clientes aumenten.             

Ayer, en un local improvisado que tiene en la intersección de las calles Salinas y la 18, cuatro jóvenes esperaban su turno para que este artista urbano les dibuje en la piel los colores del equipo de sus amores. Todos se habían decidido por el escudo del club, unos se lo iban a tatuar en el brazo y otros en el extremo superior izquierdo del pecho, a la altura del corazón.

El taller de Leonardo cuenta con una vitrina de vidrio en la que guarda las tintas para sus creaciones. Sobre ese estante exhibe varios bocetos.

El mobiliario de su ‘oficina’ lo completan dos sillas plásticas y un parasol. Todo en el lugar es rústico, pero Leonardo se preocupa porque esté limpio y esterilizado. No es nuevo en ese lugar, lleva 10 años, lapso en el que ha confeccionado unos 600 tatuajes de Barcelona y unos 100 de Emelec. El dibujo del escudo de cualquiera de estos equipos puede costar $ 60 hasta $ 120, dependiendo del tamaño.       

Así como en la intersección de Salinas y la 18, el ambiente previo a la final del campeonato ecuatoriano, ayer, era una fiesta. Barcelonistas y emelecistas se prepararon de distintas maneras para observar el Clásico del Astillero. Desde la madrugada de ayer se comenzó a formar la columna de ingreso al sector de general sur del estadio Monumental.  

Gladys Pincay, de 74 años, fue la primera barcelonista en llegar al escenario del Salado. Llegó a las 00:00 de ayer y destacaba entre los hinchas que pugnaban por ingresar a los graderíos. Sentada en una silla plástica y debajo de un parasol, estaba protegida por varios miembros de la barra Sur Oscura.  

Pincay cuenta que desde los 14 años de edad sigue al equipo ‘torero’, cuando los partidos se jugaban en el estadio Modelo. Prácticamente ha vivido 12 títulos de su club y espera festejar junto a sus amigos de la barra el campeonato número 15. Conocida como la ‘mamá de los pollitos’, llegó desde Durán, como lo hace cada fecha para alentar al equipo de sus amores.    

Doña Gladys recuerda con mucha claridad los goles de Washington el ‘Chanfle’ Muñoz y la famosa defensa conocida como la ‘cortina de hierro’. A pesar de que han pasado 60 años, su amor por el equipo se mantiene. “La gente por el equipo se desespera, hace lo que sea con tal de venir y alentar. A nosotros el equipo nos ha hecho llorar por la alegría o por la tristeza de perder”.

Ayer, 10 horas antes del inicio del partido, la columna de ingreso a las localidades del Monumental se extendía por unos 200 metros. Mauricio Morales y Jimmy Patiño, al igual que Pincay, llegaron en la madrugada para alcanzar los primeros puestos. Viajaron desde Loja junto a 20 amigos para observar la final. Morales, de 24 años, dejó su trabajo de programador de computadoras para venir a alentar a su equipo. “Estamos aquí desde las 3 de la mañana. Nos tocó comprar las entradas más caras porque en la boletería ya no había. Pero todo por el equipo, porque el partido y el campeonato lo ganamos”, gritaba.

A diferencia de otros viajes, este es especial porque se trata de la final ante Emelec, así lo aseguró Patiño, de 26 años. También es lojano pero estudia su carrera universitaria en Cuenca. “Mis padres no saben que estoy aquí. Hoy tenía que dar un examen, pero no importa, tenía que viajar y acompañar a mi equipo; ya después arreglaré. Lo importante es que hoy ganamos”.   

Para llegar a Guayaquil realizaron actividades para recoger fondos, porque no todos tenían dinero para asistir. El costo del viaje, entre pasaje, comida y entrada está entre los $ 60 y $ 70.    

“Ahora es diferente que otros partidos. Antes veníamos a la hora del juego y después nos íbamos a nuestra ciudad. Pero ahora no, teníamos que estar temprano para poder conseguir boleto y entrar entre los primeros”, dijo Morales.

Ambos hinchas adelantaron que el domingo regresarán junto a unos 200 amigos de Loja para observar en Guayaquil el partido final y festejar con sus jugadores el campeonato número 15.

“El domingo regresamos, tenemos que estar acá, con el equipo, con la gente, haciendo fuerzas para conseguir el título”.

Pero el estadio Monumental no era el único punto donde los amantes del fútbol se concentraban para ver la final del torneo 2014. Varias casas a lo largo de la avenida Portete estaban adornadas con banderas de los dos equipos.

Los hinchas de Emelec también se prepararon para vivir la final. En la parte exterior del estadio George Capwell, alrededor de las 11:00, cerca de 100 seguidores con bombos y trompetas comenzaron a encender el ambiente con cánticos dedicados a su equipo.

En el interior del escenario instalaron los equipos de amplificación y las pantallas gigantes para observar el juego. Estaba previsto que 20 mil ‘eléctricos’ acudan.

Otro grupo, desde el mediodía estuvo en las afueras del Complejo de Los Samanes, lugar de concentración de Emelec. La idea de los hinchas era acompañar a sus jugadores en el recorrido hacia el estadio Monumental.

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