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Francisco Correa: “Me retiré muy joven; no estaba contento”

Francisco Correa. Entrenador del América de Quito y exfutbolista.
Francisco Correa. Entrenador del América de Quito y exfutbolista.
Foto: Marco Salgado / El Telégrafo
24 de febrero de 2019 - 00:00 - Jaime Jaramillo

Con una pelota, el silbato y la mirada fija en los movimientos de sus dirigidos del América de Quito, el ahora entrenador y antes goleador del fútbol ecuatoriano Francisco “Paquico” Correa vive los días sin alejarse de la pasión de toda su vida, el fútbol.

Correa, que surgió de una familia de empresarios agricultores, desarrolló una fugaz carrera de casi 8 años. Inició en Deportivo Quito, luego pasó por Universidad Católica, tuvo una explosión en Aucas, donde alcanzó notoriedad, y tras un paso por El Nacional se retiró con apenas 27 años, jugando en el equipo “oriental”.

También fue convocado a una preselección nacional cuando el entrenador era Carlos Sevilla.

¿Cómo arrancó tu vínculo con el fútbol?
Siempre me gustó este deporte, tanto en la escuela Martim Cerere, como en el colegio Isaac Newton, hasta que un día, con 18 o 19 años, fui a probarme a Deportivo Quito, donde me quedé y empecé mi carrera profesional.

En 1998, con 24 años, te diste a conocer en el balompié en Aucas. ¿Fue tu mejor momento?
Sí, entre 1998 y 1999 fue donde tuve un buen desempeño y estuvimos cerca de llevar al equipo a la Copa Libertadores (en ese año marcó 16 goles).

¿Por qué te demoraste en saltar a la palestra del fútbol nacional?
Bueno, creo que no me demoré porque empecé a los 18 años a jugar y de ahí me retiré, creo que joven, a los 27, pero tuve una carrera no tan fácil; me costó mucho, existieron muchas dificultades, incluso fui a jugar en segunda categoría un año (con Universidad Católica) y en Aucas hubo un buen trajinar.

¿Qué dificultades encontraste en tu carrera?
Las de todos. En ese momento (1998) Aucas no era un equipo muy sólido económicamente, le costaba mucho conseguir resultados, no era fácil su situación, entonces creo que eso, combinado con el hecho de que no se jugaba tanto como uno quería, hizo que me dedicara al estudio.

¿Se presentaron inconvenientes con tu familia por jugar al fútbol?
Sí, tuve problemas alguna vez porque no estaban muy convencidos de que me dedicara a ser futbolista, pero como yo sí lo estaba finalmente terminaron entendiendo.

¿Llevaste a la par el fútbol con los estudios?
Sí, al principio, pero después me tocó dedicarme solo a estudiar.

¿Qué estudiaste en la universidad?
Cursé los primeros semestres de psicología y después terminé la carrera de Administración de Empresas en la universidad San Francisco.

¿Por qué te inclinaste en principio por estudiar Psicología y después la dejaste?
Quería seguir ligado al deporte y especializarme en psicología deportiva. Por mi experiencia en el fútbol me pareció que analizar y trabajar la parte cognitiva de los jugadores era importante, pero luego simplemente le perdí la emoción y terminé con algo más general que tenía que ver con la empresa familiar.

¿Qué influyó para tener esa irrupción en el fútbol, con Aucas?
Creo que venía trabajando bien. Había hecho una buena temporada en segunda categoría con Católica, donde anoté bastantes goles. Venía mejorando y en Aucas hubo ciertas combinaciones; encontré un equipo joven como yo, un buen grupo y cuerpo técnico, y quizás eso hizo que pudiera salir adelante, hacer un buen año, meter goles y ser protagonista del torneo nacional.

¿Eras más maduro cuando llegaste a Aucas y lograste notoriedad?  
Claro, antes costó más. En Deportivo Quito jugué poco entre 1994 y 1995 como juvenil todavía, en 1996 fue más difícil porque se armó un equipo con jugadores grandes bajo la tutela de Polo Carrera y por eso decidí buscar más minutos en Universidad Católica.

¿Tuviste algún conflicto con entrenadores en esa etapa?
No, la verdad siempre llevé una buena relación con los técnicos. Obviamente que uno como jugador siempre se disgusta con el estratega porque no juega lo que quisiera, pero en general nunca tuve problemas con todos los que me dirigieron.

Te retiraste joven, ¿a qué se debió esa decisión?
Sí, me retiré a los 27 años por muchos aspectos personales que no vale la pena comentar, pero no estaba contento con lo que hacía, no disfrutaba del juego y creo que cuando no lo haces es mejor dar un paso al costado.

Eso de no disfrutar del juego les sucedió a varios exfutbolistas, ¿por qué crees que ocurre?
Veo una propaganda de una universidad que dice que los dos días más importantes son cuando naces y el día que descubres lo que quieres hacer, así que en el momento en el que estás haciendo lo que te gusta y no lo estás disfrutando creo que es el momento de pensar bien qué es lo que tienes que seguir haciendo.

Y de ahí, ¿a qué te dedicaste?
Me dediqué a terminar la carrera de Administración de Empresas en la universidad San Francisco y a trabajar en el negocio familiar de agricultura. Trabajé en una plantación casi por 10 años y de ahí volví al tema del fútbol con el Cuniburo FC, que me involucró en su proyecto. Luego me puse a estudiar para ser entrenador.

¿En qué consistía el trabajo en la empresa familiar?
Era una compañía que exportaba flores y que producía vegetales. Entonces estuve administrándola por 10 años en la ciudad de Patate (provincia de Tungurahua).

¿Es decir que te iniciaste en el mundo empresarial?
En mi familia son todos agricultores, entonces me dediqué un poco a eso y por la cercanía terminé trabajando ahí. Por eso también cambié de Psicología a Administración de Empresas, para poder manejar un poco más ese tema.

Empresario o futbolista, ¿cómo te defines?
Creo que el que es futbolista desde niño siempre lo va a ser, siempre terminas jugando un partido más, viendo fútbol, hablas del deporte, así que considero que futbolista seré toda la vida.

De tu etapa de empresario, ¿qué aprendiste?
A manejar los negocios, por eso ahora tengo mi escuela de fútbol y ciertas cosas que  sigo haciendo, pero todas son relacionadas con el fútbol y por eso siempre me consideraré jugador.

De los cerca de 100 cotejos que jugaste en primera división, ¿tienes alguno en especial?
Tengo algunos compromisos especiales, pero recuerdo mucho los clásicos con Aucas ante Liga de Quito, alguno con Barcelona, también. Y rememoro esa casi clasificación con Aucas a la Libertadores de 1999.

¿Recuerdas tu debut en Deportivo Quito?
Fue en 1994 contra Delfín SC. El partido estaba 5-0 a favor de nosotros, así que fue fácil para mí (sonríe) porque no había mucho más que hacer. Me dijeron: “Entra, tienes 15 minutos”.

Y el primer gol, ¿contra qué equipo fue?
También fue contra Delfín SC, en un posterior partido en 1995. Me acuerdo de que se fue la luz en el estadio Atahualpa (Quito), esperamos media hora hasta que regrese el servicio eléctrico y cuando volvimos a jugar recibí un pase de Stony Batioja, quedé solo mano a mano con el arquero, lo eludí con una gambeta larga y definí.    

¿Cuántos goles marcaste en tu carrera?
Debieron ser unos 40 o 45, probablemente, no tengo el número exacto, pero esa es la cifra más o menos en unos siete años de carrera. En esa cuantía no sumo los que convertí en segunda categoría porque esos tampoco te los registra la Ecuatoriana de Fútbol, entonces yo tampoco los considero.

¿A qué grandes jugadores recuerdas haber enfrentado o tuviste de compañeros?
Diría que todos los de mi generación, los que surgieron en los 90, fueron importantes. Había nombres como los de Jaime Iván Kaviedes, Byron Tenorio y Nixon Carcelén, entre muchos más.

La carrera la desarrollaste como delantero, ¿así fue siempre?
Por momentos jugué de volante por fuera, pero la mayor parte de partidos fue de centroatacante.

¿Por qué te decantaste por la posición de delantero?
Porque corres menos (sonríe). No es así, pero me gustaba la parte de la definición, por eso fue, y por mis características, cabeceaba bien y tenía la estatura (1,83 m). Me ayudaron para jugar ahí.

¿Fuiste llamado a la selección?  
Fui convocado a una preselección en 1999. Estuve en Guayaquil donde pasamos dos meses concentrados e hicimos unos partidos amistosos. El técnico era Carlos Sevilla, antes de que llegara Hernán Darío el “Bolillo” Gómez.

¿Cómo era la forma de trabajar de Sevilla?
Muy exigente, pero trabajaba muy bien, una gran persona y profesional. Tengo muy buenos recuerdos de él.

¿Qué técnicos marcaron tu carrera?
Los que más me marcaron fueron Juan Ramón Silva, Óscar Malbernat, Leandro Anarcacio Pérez, quien me dirigió en inferiores y ya falleció. A Sevilla solamente lo tuve en ese lapso en la selección. Creo que son los principales nombres que más me han llamado la atención, sin olvidar a Dragan Miranovic, que fue un entrenador importante para mí.

¿Qué les enseñas desde tu experiencia a los atacantes ahora que eres entrenador?
Más que enseñarles, y lo hago, creo que es importante tratar el tema de las experiencias de lo que uno vivió, de lo que uno cree que debe pasar a los 21 años en referencia a lo que puede ocurrir después de que vas aprendiendo. Así que esa experiencia es más importante que decirles cómo patear la pelota.

En Ecuador, ¿qué tan difícil es llegar a ser futbolista profesional?
Creo que los buenos jugadores, si poseen una buena mentalidad, tienen una muy buena posibilidad; no es fácil porque ahora hay mucha más competencia, pero si es que tienes los elementos y sabes aprovechar, puedes llegar a primera.

Pero mucho se habla de que para llegar hay que tener padrinos, ¿esto sucede en el fútbol ecuatoriano?
Dicen eso, creo que siempre ayuda, pero finalmente, si tienes un padrino y no eres buen jugador, no sirve de nada. Si eres buen futbolista y tienes alguien que te dé el primer empujón, quizá podrás mostrarte más rápido”. Sin embargo, y de cualquier manera, siempre termina dependiendo de uno mismo.

En el último tiempo se habló mucho de los orígenes de Leonardo Campana, que no surgió como la mayoría de futbolistas locales, de la pobreza, ¿tú también pasaste por lo mismo en tus inicios?
Una vez alguien me dijo que el fútbol era la universidad del pobre, pero no sé, lo que sí sé es que Leonardo Campana juega bien al fútbol. Si su abuelita tiene mucho dinero, no tiene nada que ver. O sea le gusta el fútbol, es su pasión.

Hizo un muy buen Sudamericano Sub-20, al igual que (José) Cifuentes, que vino de Esmeraldas. Es decir, para mí eso no tiene mucha relevancia, lo que sí importa es lo que hacen los jugadores en la cancha, qué tipo de persona y de profesionales son.

Creo que no deberíamos fijarnos tanto de dónde vienen, sino de lo que son, el tipo de profesionales y personas. Todos somos de zonas diferentes, unos han tenido más suerte que otros y eso es parte de la vida. Al fútbol no se juega con la billetera sino con otras cualidades. Así es, con esfuerzo, muy buena mentalidad y trabajo para conseguir logros.

Te conocen como “Paquico”. ¿Te gusta ese apelativo?
A mi padre también lo han llamado así toda la vida, eso lo heredé de él. No sé por dónde se filtró entre la prensa, pero creo que Pedro Salvador, que era mi compañero en Deportivo Quito, me conocía como “Paquico” y seguramente él lo fue regando.

¿Cómo empezó esto de ser entrenador?
Siempre me había gustado enseñar, trabajé en varias escuelas de fútbol y después me di cuenta de que no podía seguir siendo empírico y que tenía que prepararme, así que decidí entrar al Instituto Superior Tecnológico de Fútbol de Quito, donde me gradué en 2016.

¿Tienes algún referente en la dirección técnica?
Me gusta mucho lo que hace (Jurgen) Klopp en el Liverpool porque armó un equipo agresivo, de mucha intensidad y me agrada lo que está haciendo. Además, soy seguidor del equipo inglés, así que todo se juntó ahí.

¿Siempre has estado ligado al deporte?
Totalmente. Me gusta jugar todo, competir y adoro el fútbol, entonces siempre estuve arrimado a este tema. También juego tenis, nado, en fin, hago un montón de actividades porque el deporte es muy importante en mi vida.

¿Qué diferencias hay entre el fútbol que jugaste con el de ahora?
Creo que ahora hay un poco más de intensidad, los jugadores están mejor preparados, hay más técnica y creció mucho también la preparación física. Ha cambiado, pero en el fondo sigue siendo lo mismo. Los mejores y los que manejan la cabeza bien son los que lo hacen mejor y es en eso en lo que tratamos de trabajar con los juveniles.

¿Así se está manejando en formativas ahora?
Me parece que el trabajo con los juveniles tiene que ir un poco encaminado a la parte cognitiva de los chicos, educándolos para que entiendan tácticamente el juego, para que sepan lo que tienen que hacer y no necesariamente correr por correr sino hacerlo con un principio o motivo. Y creo que quizás es por ahí por donde pueden explicarse los éxitos de la selección sub-20, por ejemplo, y en el trabajo del profesor Jorge Célico, en esa nueva forma de dirigir.

Por lo dicho, ¿crees que el fútbol de antes fue mejor que el de ahora?
Creo que es difícil hacer una comparación. Los más antiguos diremos que el fútbol de antes fue mejor y que había jugadores que marcaban diferencia, pero después de ver a (Lionel) Messi y a Cristiano Ronaldo empiezas a dudar de eso. Así que es súper relativo y difícil de contestar.

La historia con el América de Quito se inició en 2016 en segunda y desde ahí lo llevaste a primera división. ¿Causó sorpresa ese meteórico ascenso?
Sabía que si armábamos un buen equipo, teníamos posibilidades de ascender, pero la verdad es que nunca pensamos en que iba a ser tan rápido; y eso a su vez fue un golpe duro para el club porque tuvo que crecer institucionalmente a una velocidad importante, pero se han ido dando modos y ahora tenemos este lindo presente.

¿Fue parecido a la evolución de tu carrera?
Se puede decir que sí, poco tiempo para prepararse; se fueron dando las cosas y nos tocó ir aprendiendo al andar.

¿Qué buscas en un jugador?
Para mí es importante buscar mentalidades porque creo que eso es más relevante que sus condiciones, y si adicionalmente tienes talento, conseguiste a un crack. Así que estamos trabajando en formar a los juveniles en eso y a los que aún son jóvenes, les tratamos de inculcar cosas para que entiendan la magnitud de lo que significa estar en primera categoría.

El jugador ecuatoriano tiene las características físicas necesarias para triunfar, pero a veces les falta manejarse mejor mentalmente. ¿Cómo trabajar para mejorar eso?
Creo que haciéndoles entender la magnitud de lo que significa estar en ese momento, que entiendan que su carrera no va a ser para siempre y, sobre todo, que pueden hacer mucho dinero si es que se cuidan, si hacen sacrificios. Y eso es parte del trabajo.

¿Tuviste riña en algún partido?
Alguna vez participé en una batalla campal (sonríe) entre equipos, pero nunca fui mucho de pelear, siempre traté de buscar otra manera de solucionar los problemas.

¿Quieres que alguno de tus hijos sea futbolista?
Ahora no es muy importante lo que el papá quiera, ellos toman sus decisiones y las apoyaremos. (I)

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