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Eddy alcívar, chone

La conclusión de esta tragedia para Eddy Alcívar es "que 10 cosas buenas vendrán"

La conclusión de esta tragedia para Eddy Alcívar es "que 10 cosas buenas vendrán"
24 de abril de 2016 - 00:00 - Mario Rodríguez Medina

Tras la merienda empezó el pánico. La tierra tembló y pocos segundos después la casa y el barrio entero estaban en tinieblas. “Gracias a Dios nos alcanzamos a tirar hacia la parte de atrás del edificio y todo se cayó”, cuenta Eddy Alcívar, uno de los sobrevivientes del terremoto más poderoso de las últimas décadas en Ecuador.

El hombre vive en Chone, y los escombros de lo que era su casa estaban en calle Washington, entre Atahualpa y Vargas Torres. “Todos gritaban. Yo solo pensaba en salvar a mi familia. Cuando vi que todos estaban bien, mi preocupación fue otra: que haya personas muertas debajo de mi casa. Esa idea no me dejaba tranquilo. Habían pasado cinco minutos del terremoto y habíamos bajado, con cuidado, ya que aún estábamos muy nerviosos”, prosigue el relato Eddy, quien por varios días durmió en las aceras de Chone como gran parte de los pobladores.

Muchos, además de perder su trabajo, tenían miedo de regresar a sus viviendas debido a las réplicas. “En la casa vivíamos 9 personas, de las cuales 5 estábamos allí durante la emergencia. Tuvimos que pasar por un lugar en donde ya no había paredes; todo fue muy peligroso para poder avanzar porque la puerta se había caído con la fachada de la casa. Ya en las escaleras nos sentimos más tranquilos”, cuenta el manabita. “Le di gracias a Dios muchas veces en esos pocos minutos por estar bien. El sábado nací tres veces: la primera al estar bien; la segunda cuando me puse a buen recaudo con mi familia, y la tercera cuando verifiqué que no había nadie debajo de nuestra casa”, dice Eddy.

Para él es rescatable que pese a la caída de toda la estructura donde vivía, ningún miembro de su familia o vecino haya fallecido. “El 16 de abril es una fecha que no olvidaré nunca. Con mi esposa, Sandra Candela, estamos tranquilos porque nuestro hijo está bien. Nosotros estamos en cero, con caja sin plata, pero tranquilos. Ahora tengo ganas de ayudar en Canoa, donde hay personas que conozco pasando duros momentos”.

Canoa, precisamente, ha sido una de las zonas manabitas más afectadas. El propio presidente Rafael Correa indicó que casi el 85% de los hostales y viviendas en el balneario ha colapsado.
Muchos de quienes habían poblado Canoa, conocida por sus olas para surfear, eran choneros. Ellos habían llegado hasta allí para trabajar en el turismo comunitario. Hoy muchos se han regresado a su lugar natal.

“Hasta ahora Dios nos ha sostenido. Dormimos en la casa de un sobrino, en el barrio Aray, hasta que podamos alquilar una”, continúa Eddy. “Más de una persona me habla de las pérdidas, que son de más de $ 30.000, pero yo les hablo de que estoy vivo gracias a Dios y que eso es lo importante”.

Manifiesta que luego de que pase la emergencia no volverá con su familia a su casa porque hay paredes cuarteadas y el piso no vale. La vivienda entrará en proceso de demolición, y para ello ya ha hablado con las autoridades del ramo. “Ojalá llegue alguna ayuda para la reconstrucción”, pide.

“La conclusión de esta desgracia es que se vienen una cosa mala y 10 buenas. Aún recuerdo que durante el fenómeno de El Niño, en 1998, todo era fango; los sembríos estaban bajo tierra, prácticamente, y todos decían que ya nada valía. Yo recuerdo con regocijo que después del lodo y todo eso vino la mejor cosecha de maíz que he visto en mi vida. Siempre cosas buenas siguen después de las malas, por eso digo que este pueblo se va a levantar. Chone es valiente”, dice este hombre confiando en que su futuro será otro y mucho mejor. (I)

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