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el municipio efectuará en los próximos días una nueva evaluación de estructuras

El corazón comercial de Manta está herido

Tarqui hace más de seis décadas se convirtió en el imán comercial del puerto de Manta. El terremoto convirtió en escombros varias edificaciones y dejó dolor en las familias.
Tarqui hace más de seis décadas se convirtió en el imán comercial del puerto de Manta. El terremoto convirtió en escombros varias edificaciones y dejó dolor en las familias.
Rodolfo Párraga / El Telégrafo
25 de abril de 2016 - 00:00 - Vivian Zambrano

Dolor. Eso es lo que hay en el corazón de los manabitas. Especialmente en los que viven en Manta, Portoviejo, Pedernales, Canoa y otras localidades. Joselías Sánchez, minutos después del terremoto del pasado 16 de abril, caminó por el malecón de Tarqui, donde habita. Lloraba en silencio, mientras la luz de la Luna reflejaba los escombros. “Fue horroroso ver el panorama, no avancé más, regresé a casa”, aseguró Sánchez, mientras sus ojos se enrojecieron y le brotaron lágrimas.

No podía creer que su Tarqui, zona de la que se sentía orgulloso y que mostraba su progreso, a través de redes sociales, estaba tan golpeada por la fuerza de la naturaleza. Como historiador hizo un recuento de su parroquia, la más devastada por el sismo. Se trasladó al momento cuando se convirtió como jurisdicción.

El nombre se le puso porque en 1929 se celebraba el centenario de la Batalla de Tarqui. “Se la quiso hacer parroquia precisamente en la fecha del 27 de febrero, pero no se aprobó, sino el 9 de octubre”, explicó. Manta y Tarqui comenzaron a crecer con sus primeros pobladores que eran los pescadores. Como ya estaba el ferrocarril se venía desde Santa Ana, Portoviejo y Montecristi hasta llegar a la ciudad.

El tren arribaba a los talleres ubicados en la 114, frente al Banco de Pichincha, y a la estación final, que es donde hoy está la empresa Reina del Camino. Allí empezó a venir la oleada de santanenses que se radicaron en Manta y se asentaron en Tarqui. Ellos fueron los que pusieron los primeros comercios. Se hizo famosa La Placita (entre 1949 y 1950) que hoy es el Mercado de Tarqui, el pulmón de la zona.

Joselías expresó que en 1970 se inauguró el actual centro de abastos. Recordó que era concejal y los primeros usuarios fueron los Moreira, los Valle y otras personas que se dedicaban al negocio de abastos. Antes de eso, en la década del 60, esos mercaderes comenzaron a organizarse. Hubo negociaciones, precisó, para que Carlos Ochoa, quien era el dueño de los terrenos, los vendiera baratos. Allí es cuando empezaron a construirse las primeras edificaciones.

La población de comerciantes siempre mantuvo en movimiento las calles céntricas de la parroquia desde las 04:00. “Hay que reconocer que el santanense dio valor económico y laboral que sumado a la fuerza del pescador lograron que Tarqui sea pesquero y comercial. De pronto vino otra incidencia, el turismo”.

Los negocios fueron creciendo y con ellos el sector. El comercio de la parroquia Manta pasó a asentarse aquí. “En eso aparecen los grandes edificios, como Alikan. Había dos grandes centros de diversión el Playita Mía y la carpa Miramar, donde se formaron orquestas.

Luego del relato que lo entristeció, el historiador habló sobre los hoteles que se destruyeron: 10 están colapsados, aparte de edificios comerciales y casas. “Puedo asegurar que la avenida 105 es la más afectada desde la iglesia de San Pedro y San Pablo hasta el puente que une Tarqui con Manta”.

En el casco comercial de la parroquia, según el departamento de Planeamiento Urbano Municipal, hay 233.500 metros cuadrados, que equivalen a 23,33 hectáreas. Van desde la calle 101, que es Paseo del Pescador, hasta la avenida 109 y de la playa de Tarqui a la avenida 4 de Noviembre. Son aproximadamente 10 manzanas. Joselías afirmó que a diario circulaban en este sector más de $ 100 mil. “Era el corazón comercial de la ciudad”.

Entre las edificaciones colapsadas están los hoteles El Ancla, Astoria 1 y 2, Miami, un bloque del Panorama en la 108, Umiña, Lun Fun, hostal del Mar, Mayita 2, los centros comerciales Felipe Navarrete y Adrianita. Además, la ferretería El constructor. Siguen en pie, pero con daños, los hoteles Felipe Navarrete, Panorama, Vista Alegre, Las Gaviotas y Boulevard.

Mediante un recorrido el personal del Cuerpo de Ingenieros del Ejército en la llamada zona cero (centro de Tarqui) determinó que el 26% de las construcciones en el sector se demolerá.
El concejal Jhonny Mera aseguró que esta situación será un gran golpe para las actividades comerciales. “Para mí, Tarqui es el motor económico de la ciudad”, reiteró.

Evaluación de estructuras

Ramón Chávez, dueño del hotel Inn, (cuarteado), contemplaba su edificio el jueves. Allí Fabián Moreira, técnico del Municipio de Manta, le dio indicaciones de lo que observaron en el análisis de esta y otras edificaciones. “Habrá que hacer un chequeo general de toda la estructura para ver si se la puede salvar, pero hay que precisar cada una de las columnas, si están sentidas, lamentablemente, hay que derrocarlas”, dijo.

El hotelero indicó que esa misma tarde iba a llevar a un profesional para la evaluación. El personal municipal le sugirió que ese experto use el esclerómetro (instrumento de medición empleado, generalmente, para la determinación de la resistencia a compresión en hormigones, ya sea en pilares, muros, pavimentos, etc.). “El martes nos reunimos en la universidad de Manta para una capacitación y salimos a la calle; el primer sector atendido es el más devastado”, sentenció Moreira.

Concluyó que el suelo tiene fallas porque es blando. “En pocas palabras construir en Tarqui es más caro que en el centro de Manta, donde el piso es rocoso”. En este trabajo han encontrado en las evaluaciones las mismas fallas, falta de recubrimiento del acero en el hormigón. “Un hormigón demasiado poroso que no ha tenido la técnica adecuada para vaciarlo y el encofrado no ha sido el ideal. Varias edificaciones tienen más de 20 años y no les han dado mantenimiento; todas las estructuras necesitan una revisión. Debería hacerse cada cuatro o cinco años, más aún si estamos a nivel del mar”.

Explicó que si no se recubre el acero y el hormigón, el acero es débil, se corroe y pierde excepción; ya que no trabaja el acero, sino el hormigón y al trabajar por compresión cuando viene un movimiento sísmico colapsa la estructura, “entonces esto se debe generalmente a la cultura que tenemos nosotros los ecuatorianos que por abaratar costos no contratamos la ayuda de un profesional”.

Pone de ejemplo que el pueblo mexicano antes del terremoto de 1982 contrataba albañiles para construir, pero desde ese evento natural en adelante, las autoridades tomaron cartas en el asunto y se cambió la cultura ante el eminente peligro que genera la zona sísmica. “En línea general, la mayoría de las edificaciones que han sufrido daños estructurales ha sido por las malas prácticas en las obras”, dijo.

Luego de realizarse la evaluación en la zona cero se atenderán los edificios públicos. “Esos hay que analizarlos rápidamente porque allá se va a prestar la ayuda. La población debe quedarse tranquila, vamos a llegar con el contingente y se evaluarán todas las edificaciones”.

En Tarqui se evacuaron los productos, como carnes, que quedaron en el centro de abastos. Como medida preventiva, relató Ambrosio Moreira, director de Ambiente Municipal, se aplica cal. “Iniciamos ese proceso principalmente para disminuir los olores y a la vez la contaminación que allí va a proliferar. Este es un proceso, no podemos hablar de un tiempo por la magnitud de los efectos que hay”, señaló el funcionario. (I)

Los precios no han subido

Diez 'mercaditos' de alimentos fueron abiertos

Comerciantes de frutas, verduras, carnes y otros productos levantaron cerca de 10 ‘mercaditos’ -como ellos los llaman- en distintos lugares de la ciudad para abastecer a las familias afectadas por el movimiento telúrico. Dos están cerca del mercado central, como relata Roberto Manzaba. Este comerciante extraña mucho su espacio porque “en Tarqui se vendía de todo”.

Juan Barre, quien oferta frutas, extraña esa tranquilidad que sentía por el hecho de tener un puesto seguro donde había bastante movimiento en las horas que pernoctaba. Los precios, según amas de casa consultadas no se elevaron. Carlos Solórzano expende la libra de pollo a $ 1,50. Dice que el negocio no está muy bien, pero debe trabajar. A todos, expresa, nos toca llamar a los clientes cuando antes adentro del mercado era todo lo contrario. Antonio Moreira también está en este ‘mercadito’. Antes vendía la libra de albacora a $ 3,50 y ahora a $ 3.

“Solo compro poco porque no tenemos dónde mantener congelado el pescado”. Con el terremoto perdió más de $ 1.000. Su compañero René Loor espera que los dejen laborar allí sin problemas, pues “necesitan abastecer a la población”. (I)

Está prohibido que dos personas circulen a bordo de este transporte

El COE cantonal suspende el tránsito de motos desde las 21:00 hasta las 06:00


Leibarg Santos / El Telégrafo

El comerciante Héctor Tipán, acompañado por tres personas más, se acercó en días pasados hasta donde funciona el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) de Manta. Su objetivo era solicitar la autorización para retirar su mercadería que está en el sector Bahía Tarqui.

Funcionarios de la entidad le informaron que el sector conocido como ‘zona cero’ está vigilado y que no debe sentir temor por posibles saqueos. Tipán y otros compañeros comerciantes propusieron contratar guardias para que cuiden sus bienes. El temor de todos es que los delincuentes se lleven lo poco que les quedó. “Son como $ 20 mil en diferentes productos que tengo en el lugar”, sostuvo el comerciante.

El COE por los continuos reportes sobre asaltos y desmanes provocados por personas que se desplazan en motocicletas decidió prohibir la circulación de estos vehículos en la ciudad desde las 21:00 hasta las 06:00, que rige desde el jueves pasado. Mauro Vargas, jefe de la Policía del Distrito Manta, explicó que la moto que incumpla la disposición será retenida y llevada a los patios de la Agencia Municipal de Tránsito de la ciudad mencionada. “Desde el pasado jueves retomamos el control acogiéndonos a la ordenanza que prohíbe que dos personas circulen en ese tipo de vehículos dentro del cantón”, advirtió.

Mientras tanto, los líderes barriales realizan un inventario de las viviendas afectadas y de las personas con capacidades especiales. La idea es levantar una base de datos y de esta manera canalizar la entrega de raciones alimenticias a los hogares.

Edmundo Durán, jefe político del cantón, mencionó que aquella información ya la suben al sistema. “Estos datos son entregados a los miembros de las Fuerzas Armadas para que basados en ese reporte distribuyan las raciones en las viviendas”, manifestó. De esa manera, recalcó, se puede hacer una mejor labor.

Las Unidades de Policía Comunitaria, según la autoridad, se transformaron en centros referenciales. “La idea es ir junto a los líderes que saben la realidad de su sector entregando de casa en casa”. El comandante Marcos Castro, de la Fuerza Naval, explicó que se mantiene el plan para que las contribuciones destinadas a Manta lleguen al centro de acopio en el complejo deportivo Tohallí. En el lugar se recepta la ayuda nacional e internacional; se cumple el desembarco, se la acopia y los militares se encargan de elaborar las raciones alimenticias. “Todo el personal de las Fuerzas Armadas (Terrestre, Naval y Aérea) está involucrado en esta actividad. Armamos las raciones y luego procedemos a embarcarlas y distribuirlas en las áreas de acuerdo a la información que se recibe de las zonas más afectadas”, remarcó el oficial.

Al complejo a diario llega un promedio de 20 camiones de diversos tamaños con alimentos, medicinas, ropa, colchones, agua y similares. “La prioridad es despachar la comida y las bebidas. Recibimos muchos artículos como sábanas y colchones, pero eso en segundo plano; ya va a venir el personal encargado para dar las vituallas y que pueda ser perfectamente direccionada”.
En el centro de acopio hay 400 personas que colaboran en turnos rotativos.

Las donaciones que más llegan son justamente comestibles, agua y bebidas. “Tenemos mucho apoyo nacional e internacional de los países de Bolivia, Colombia, Hungría y Perú”, ponderó. Las raciones llegan por tierra, aire y mar. Los aeroplanos aterrizan en la Base Aérea, porque el aeropuerto General Eloy Alfaro no está operativo. Solo arriban avionetas a ese espacio.

La terminal aérea sufrió daños en algunas áreas, entre ellas la torre de control. Por otro lado, bajo la coordinación del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) y el Ministerio de Educación se estableció que 13 centros educativos serán centros de acogimiento provisional para las familias afectadas por el sismo de 7.8 que ocurrió el 16 de abril. (I)

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