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"Ecuador nos necesita productivos"

La actividad en el puerto marítimo de Manta se reanudó en días pasados, aunque existen daños en su estructura. Actualmente recibe las embarcaciones que llegan con ayuda para los damnificados.
La actividad en el puerto marítimo de Manta se reanudó en días pasados, aunque existen daños en su estructura. Actualmente recibe las embarcaciones que llegan con ayuda para los damnificados.
Archivo / El Telégrafo
24 de abril de 2016 - 00:00 - Redacción Actualidad

Las heridas son profundas y el dolor parece no atenuar. Tras el terremoto de 7,8 que sacudió el sábado 16 de abril al país, los manabitas deben hacer frente a nuevos desafíos: levantarse de los escombros y mirar hacia adelante, aún con el dolor a cuestas por las pérdidas sufridas, para recobrar su ritmo productivo. La tarea no es sencilla.

Calles, casas, negocios y comercios destruidos y paralizados, sumado a la pérdida de familiares y amigos, son algunas de las secuelas que les dejó el desastre natural. Pese a la contingencia, la ayuda nacional e internacional no se hizo esperar, pues casi de inmediato, el Gobierno central, autoridades de otras provincias, cantones y parroquias, así como ciudadanos y miles voluntarios internacionales se han sumado a los esfuerzos por levantar a esta provincia de los escombros. Las tareas de rescate de personas, entre fallecidas y vivas, son arduas y sin descanso, mientras el sector productivo aún evalúa los daños que, de momento, son incuantificables.

Incluso el presidente Rafael Correa manifestó en días pasados que tomará meses, quizá años, recuperar a la provincia de este desastre que tendría un costo de $ 3.000 millones. Lucía Fernández de Genna, presidenta de la Federación de Cámaras de Comercio de Manabí, efectúa una evaluación preliminar de lo ocurrido en el sector productivo. “El comercio de Manabí está afectado casi en un 80% porque Manta tiene pérdidas en un 90% de su comercio minorista y ferretero; en el tema de turismo de clase media es quizá del 100% porque las 24 residencias registradas están destruidas”, manifiesta.

En Portoviejo, la calle principal, que es la columna vertebral de la economía de la ciudad, está destruida. Fernández sostiene que el comercio en esa ciudad prácticamente colapsó: “estamos hablando de que apenas el 25 o 30% del comercio de Manabí aún está operativo, ya que esta actividad se concentra mayoritariamente en la capital manabita y en el puerto de Manta”.

Para la dirigente, la recuperación del sector productivo depende muchos de las políticas del Gobierno central y, como presidenta de la federación, está proponiendo una alianza público-privada.
“Queremos pedirle al Gobierno que expida leyes especiales que permitan nuevamente reconstruir la economía de esta región afectada, que de esta nueva ley tributaria se exonere a la región afectada y también que la recaudación del 2% del IVA sea redirigida a un fideicomiso para que tenga la inmediata asignación para los sectores afectados”.

Además del comercio, la infraestructura portuaria sufrió los estragos de la naturaleza. Actualmente partes de la losa están débiles, por lo que urge efectuar una intervención inmediata. De momento las actividades en el puerto de Manta se retoman progresivamente, sobre todo para recibir la ayuda para los damnificados.

Kevin Lazo, gerente de Autoridad Portuaria de Manta, manifiesta que el puerto está operativo para recibir embarcaciones con ayuda de todo tipo, aunque se acondicionan espacios en los patios de carga para los contenedores con alimentos no perecibles.

El estacionamiento de buses de Autoridad Portuaria de Manta fue habilitado para recibir 53 casas container, que servirán para albergar a los damnificados. “Debemos seguir trabajando, el país nos necesita productivos, somos el corazón y el motor de la región” sostiene Lazo.

Respecto de la producción manabita, Fernández explica que la economía es bien diferenciada: por ejemplo Manta basa su productividad en el sector pesquero, mayoritariamente, pese a los problemas que sufrió meses atrás y que parecía se iba a superar. “Habíamos pasado recién una de las peores etapas en el sector atunero, originado por la sobrecaptura de la materia prima desde Asia, que motivó el derrumbe de los precios, asegura.

Otros cantones que también sufrieron los estragos de la naturaleza son los de Jama y Pedernales, que dependen exclusivamente del sector camaronero. Allí todavía no se han cuantificado las pérdidas, pero según la dirigente, por datos preliminares, casi todo quedó destruido.

El sector turístico en Manta es un ingreso extra, y las cámaras de la producción locales ya lo estaban potenciando, más aún con la llegada de extranjeros a través de los cruceros. El desarrollo urbanístico de Manta la convirtió, desde 1997, en un atracadero de grandes barcos trasatlánticos. “Tenemos que abrir el abanico de la producción para acceder a otras fuentes y así Manta no se limite al sector pesquero”, sostuvo en su momento Rocío Loor, operadora turística.

Pese a las circunstancias, quienes están inmersos en este sector consideran que se podría reactivar el turismo de primera clase; por ello esperan una alianza público-privada con el Gobierno porque existe el capital semilla de los mantenses.

Según Fernández, ya había un proyecto para trabajar de manera conjunta con la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), para que se realicen estudios técnicos y proyectos arquitectónicos y económicos para, en cooperación financiera, se otorguen créditos con plazos flexibles a muchas personas que ahora han perdido sus negocios.

Aunque han pasado 8 días del terremoto y pese a las constantes réplicas que mantienen en zozobra a la población, hay ciertas zonas donde se han recuperado ciertos servicios, como el de la energía eléctrica y las telecomunicaciones. “El problema más profundo que tenemos es el del agua potable; aún este servicio no se restablece en su totalidad, por eso pedimos que la ayuda que venga sea de manera especial con el líquido que mucha falta le hace a las poblaciones manabitas que quedaron afectadas”, asegura Lucía Fernández.

Informe de la situación

A diario, la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos emite informes sobre el estado de los servicios básicos e infraestructura que de a poco empiezan a funcionar en la provincia. Es así como, hasta el viernes último, en los cantones Jama, Flavio Alfaro y Paján, el servicio de agua potable aún no se restablecía, siendo estos cantones los puntos más críticos.

En el cantón Pedernales, donde se registró el epicentro del terremoto, el sistema de agua potable apenas funcionaba en el 30%. Según el reporte, la conducción, tratamiento y las redes de distribución tienen fugas. En los cantones Chone, Manta, Montecristi, Jaramijó, Rocafuerte, Sucre (Bahía de Caráquez), San Vicente, Tosagua, Junín, Bolívar (Calceta), Portoviejo, Puerto López y Jipijapa el suministro funciona en el 50%, una vez que en días pasados volvieron a ponerse en marcha las plantas de El Ceibal, El Colorado, los sistemas La Estancilla, Las 4 Esquinas, aunque persisten problemas en las redes y sistemas eléctricos. Se espera que en los próximos días el servicio tenga cobertura total.

En Chone, la planta potabilizadora funciona sin problemas, pero existen problemas en las redes de distribución. Solamente en los cantones El Carmen, Pichincha, Santa Ana, 24 de Mayo Puerto López y Olmedo, existe cobertura de agua potable en un 100%.

En cuanto al sector productivo, también se ha elaborado un informe en el que se detalla que los cantones Portoviejo, Manta y Jama, son los más golpeados en su economía. En el caso de la capital manabita, el reporte señala que el 90% del comercio y el sector artesanal está paralizado, mientras que no sucede lo mismo con el sector industrial que apenas tiene una afectación del 5%. En Manta, el comercio, especialmente en la parroquia Tarqui, está severamente golpeado, es así como se calcula que el 80% de este sector no está funcionando.

Lo mismo ocurre con el sector del turismo. En Jama, cuya economía se basa en el comercio y en el sector camaronero, los reportes indican que no hay actividad. En menor porcentaje, pero también severamente afectados se encuentran los cantones Chone y Flavio Alfaro (50% del comercio. En cuanto a la red vial, casi todas las carreteras se encuentran abiertas al tráfico de automotores, aunque en los tramos que conducen a Pedernales presentan fisuras.

A más del puerto marítimo de Manta, donde se realizan continuas inspecciones, el aeropuerto General Eloy Alfaro de Manta, tras el terremoto, sufrió el colapso de la torre de control, mientras que la terminal aérea de Los Perales, en el cantón San Vicente, presenta fisuras en la cabecera sur de la pista. (I)

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