Lloró como un niño. Recibió  felicitaciones de sus compañeros, se desparramó en el suelo, se puso de pie en los carteles de publicidad, abrió los brazos y logró redimirse ante 25 mil fanáticos del Bayern Múnich. Arjen Robben “sepultó” ayer su maleficio en las finales continentales y se convirtió en el héroe de los “bávaros”, que gracias a su gol a los 89 minutos conquistaron su quinta  Champions League.

Robben, sin dudas, se merecía algo así. El jugador rompió  su maldición con las finales. Junto con las de 2010 y 2012 de Liga de Campeones, Robben también había sumado una dolorosa derrota en la final del Mundial de Sudáfrica de 2010. Anoche, Arjen se quitó esa “espinita” que tenía clavada para ser, por fin, la estrella de la final.

En la semana se habló mucho de esta final, muchas personas me dijeron: esta vez vas a marcar el gol decisivo
Arjen Robben, volante del Bayern MúnichLa maldición de Robben en las finales europeas comenzó en 2010. Ese año perdió la final de la Liga de Campeones con el Bayern de Múnich. El conjunto alemán se enfrentó en el Santiago Bernabéu al Inter de Milán y Arjen no pudo levantar la “Orejona”, como se conoce al trofeo de este torneo.

Ese mismo verano volvió a sufrir un duro golpe al perder la final del Mundial de Sudáfrica ante la selección española. En aquel encuentro Robben tuvo varias ocasiones para marcar, pero se encontró con un Iker Casillas impasable.

Dos años más tarde el destino quiso que el holandés volviera a jugar una final de la Champions. En esa ocasión ante el Chelsea y en el Allianz Arena. Los “bávaros” eran favoritos para conquistar la Liga de Campeones al llegar en mejores condiciones que su rival y por jugar en su propio estadio. Ambos conjuntos llegaron a los penaltis y la suerte se decantó del lado del equipo “blue”. Por eso, la  noche del 25 de mayo de 2013 permanecerá para siempre en la memoria de Robben.

Por su parte, el Bayern Múnich terminó anoche una temporada perfecta. En las gradas se vivió una fiesta entre los seguidores del Bayern y el Borussia, que desde tempranas horas coparon las calles de Londres. Pese a que hubo pequeños disturbios entre hinchas en los alrededores del estadio, estos fueron controlados por la policía londinense, que desplegó  un amplio operativo de seguridad.

Estamos orgullosos de haberle hecho un buen partido al Bayern, jugamos bien y estuvimos cerca, pero no pudo ser
Roman Weidenfeller
Arquero del Borussia DortmundEn lo futbolístico el partido se lo jugó con garra, intensidad y dinamismo. Tuvo dos tiempos completamente diferentes por las actuaciones de los porteros y la llegada de los goles. La primera etapa presentó varias opciones de gol para ambas escuadras, que en lugar de abrir el marcador, convirtieron a  los arqueros en las figuras.

El equipo del Borussia Dortmund remató en 7 ocasiones al arco de Manuel Neuer; por su parte el Bayern Múnich disparó 5 veces a la portería de Roman Weidenfeller. Ambos arqueros fueron las estrellas de sus equipos en la primera parte del partido, luego que sacaron sus arcos en cero.

Fue el Borussia el conjunto que se mostró más dinámico en el primer tiempo, cuando a los 13 minutos un fuerte remate al arco por parte de Robert Lewandowski fue desviado por el portero del Bayern, Neuer.

Los “amarillos” seguían atacando y acto seguido fue Jakub Blaszczykowski quien probó al arquero Neur, que volvió a convertirse en figura luego de desviar el remate.

Tenemos ahora una situación ideal en la que los jugadores se entienden entre ellos casi perfectamente
Jupp Heynckes
Director técnico del Bayern MúnichEl partido se volvió de ida y vuelta y fue el turno para que el Bayern Múnich reaccionara y a los 25 minutos Mario Mandzukic cabeceó al arco y esta vez fue el portero Weidenfeller que se destacó y envió el balón al tiro de esquina.

El cotejo se jugó con mucha vehemencia en la marca y rapidez en el ataque. Los dos técnicos apelaron a jugar por las bandas y salir con rápido contragole, pero el marcador se mantuvo en cero hasta que el árbitro italiano  Nicola Rizzoli  decretó el final de la primera etapa.

Para los segundos 45 minutos ambos conjuntos se mostraron más ofensivos, empujados por sus hinchas. El juego ganó en emociones por las constantes llegadas y a los 60 minutos se abrió el marcador para el Bayern Múnich.

Arjen Robben ingresó al área por el costado izquierdo, levantó un centro que lo encontró solo a Mario Mandzukic, que de frente al arco remató y venció a Weidenfeller para poner el 1 a 0 parcial. La intensidad del juego se mantenía, y los del Borussia  comenzaron a sentir el gol; fallaban en sus pases y se mostraban ansiosos por empatar.

Un pase al corazón del área del Bayern fue receptado por Marco Reus que cae ante la falta del defensa Dante y el juez italiano no dudó en sancionar la falta penal.

A la ejecución fue Ilkay Gündogan para empatar el encuentro 1 a 1; el festejo con su hinchada fue acompañado por sus compañeros que se ilusionaban con la copa.

Pero Robben apagó el sueño del Borussia y con una  jugada digna de una final sentenció el compromiso.