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Figurillas, códices y máscaras movibles son algunos vestigios

La América precolombina tenía sus propios títeres (Galería)

Fernando Moncayo señala una kachina (muñeca de la cultura Hopi, Norteamérica) con rasgos del Aya Huma. Foto: Marco Salgado/El Telégrafo
Fernando Moncayo señala una kachina (muñeca de la cultura Hopi, Norteamérica) con rasgos del Aya Huma. Foto: Marco Salgado/El Telégrafo
23 de agosto de 2014 - 00:00 - Carla Badillo Coronado

“Les voy a contar una historia. Resulta que cuando Hernán Cortés  llegó a América, entre la tripulación trajo a 2 titiriteros, los mismos que cuando iban a montar una función (porque por mucho tiempo se emplearon los muñecos para fines de evangelización) salieron los indios y dijeron: ¡Tonteras! Nosotros acá tenemos mejores títeres. Y asimismo  fue”.

Así —con esa habilidad innata que tienen los abuelos al contar historias a su nietos— el titiritero, dramaturgo y cofundador del grupo ‘La Rana Sabia’ (que inició en 1973, junto a su esposa), Fernando Moncayo, realizó su segundo taller sobre Teatro de Títeres, en el Centro Cultural Benjamín Carrión, como parte de las actividades gratuitas del Verano de las Artes Quito.

Esta vez, los protagonistas fueron los títeres precolombinos.

Si bien la anécdota inicial está llena de humor e ironía, Fernando se remite a hechos reales, ya que mucho antes de los títeres de hilo, guante o sombras —cuyos orígenes se remontan a las civilizaciones de Egipto, India, China o Japón, entre otras— se han hallado, a lo largo de nuestro continente, múltiples vestigios a través de inscripciones realizadas en piedra o en madera, así como un sinnúmero de fotografías y detalles que constan en diversas escrituras sagradas.

Hilos que mueven lo divino

En América, al igual que en otros lugares del mundo, los títeres tenían una finalidad ritual, pues eran la representación de las fuerzas sobrenaturales, atribuyéndoles la categoría de ídolos o tótems. Bajo esta idea, muchos brujos de los pueblos precolombinos se valían de muñecos animados (muchas veces de tamaños inimaginados) para extender su dominio sobre aquellos que —absortos—rendían pleitesía a estos seres que lo predecían todo.

Según el investigador y titiritero Alejandro Jara (México, 1950), las figurillas articuladas más antiguas del continente (o que al menos se conocen) provienen de Guatemala y El Salvador y tienen 3 mil años; además de guardar semejanzas con las egipcias.

Sin embargo, la primera vez que apareció escrita la palabra ‘títere’ en castellano fue en 1524, en Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (capítulo CLXXIV), donde el cronista de Indias, Bernal Díaz del Castillo, narra la expedición que realizó Cortés a Las Higueras (actual Honduras), dando cuenta de lo siguiente: “y llevó cinco chirimías y sacabuches y dulzainas y un volteador, y otro que jugaba de manos y hacía títeres”.

Ejemplos ineludibles

“A veces nos cuesta mirar hacia atrás y aprender de los antiguos —dice Fernando—. ¿Pruebas? Solo miren esta belleza”. Ni bien termina de decirlo, su esposa, la titiritera colombiana Claudia Monsalve, proyecta sobre una pared blanca varias fotografías antiguas. Todos abren los ojos con la misma emoción; saben que son pruebas de tiempos inmemoriales: muñecos de la cultura Hopi; máscaras articuladas de mayas y aztecas; muñecas manejadas por hilos; títeres moia encontrados en la Isla de Pascua, en Chile, e incluso una figura perteneciente a la cultura Valdivia, en la actual Costa de Ecuador.

“Todos estos registros son muy antiguos —continúa Fernando—, quizá más de lo que podemos imaginar. Después de todo, hay muchos antropólogos tímidos y muchos etnólogos conservadores; imagínense si apareciera una pieza mucho más antigua de los registros actuales, sería una hecatombe para museos e historiadores”.

Mientras lo dice, Claudia muestra una imagen aún más inquietante: un códice Náhuatl; pájaros y humanos aparecen entrelazados,  pero una figura destaca: un hombre danzando con 2 muñecos en las manos. ¿De haberse tratado de una función, quién la presenció?

Hay hilos en el tiempo que el arte se encarga de hilvanar.

“Pero recuerden —concluye Fernando— aquí mismito, en Ecuador, los ancestros ya gozaban de los títeres. Basta ver las fiestas populares para saber la maravilla que tenemos. La Palla, por ejemplo, era un títere gigante, parte de los rituales agrarios en Alangasí. Pero eso les contaré la próxima semana”.   

DATOS

El último taller sobre Teatro de Títeres se realizará el próximo jueves 28 de agosto, a las 18:00, en el Centro Cultural Benjamín Carrión. El tema será ‘La Palla: un títere gigante entre rituales agrarios’. Entrada libre.   

‘La Rana Sabia’ nació en 1973, cuando el ecuatoriano Fernando Moncayo y la colombiana Claudia Monsalve unieron sus vidas para dedicarlas a los títeres. Juntos han buscado siempre una identidad, lenguaje y estética propios.

Las figurillas articuladas conocidas más antiguas del continente provienen de Guatemala y El Salvador; tienen 3 mil años y se asemejan a las egipcias.

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