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15 sellos y librerías de la región participan en el encuentro

El sector editorial independiente se moviliza

‘Libre libro’ congrega a distintos actores independientes para reflexionar en torno a su articulación. Foto cortesía Tyrone Maridueña
‘Libre libro’ congrega a distintos actores independientes para reflexionar en torno a su articulación. Foto cortesía Tyrone Maridueña
25 de noviembre de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

Durante los últimos diez años el sector de editoriales independientes en América Latina tiene un nuevo circuito: lugares alternativos, músicos que acompañan los lanzamientos, diseñadores y una visión conjunta. Buscan integrar en el mercado -sin ser condescendiente con su ritmo-, tanto la literatura que dejó de publicarse, como la de quienes están creciendo en el campo, de tal forma que los autores de la región puedan ser leídos sin pasar por el -a veces- homogeneizador filtro de España.

Germán Gasio, editor y librero argentino -ahora radicado en Quito- es uno de los fundadores de Corredor Sur, un conglomerado de editoriales independientes de América Latina que difunden la literatura en distintos espacios como, ahora, en el encuentro Libre Libro que se realiza hasta hoy, a las 21:00, en la Universidad de las Artes, en Guayaquil.

“Hay un cambio en la geopolítica del mercado editorial iberoamericano. Hace quince años todo el mercado de Sudamérica se nutría de lo que se publicaba en España. El mismo Borges sigue siendo publicado en España y no en Argentina. Todo venía de allí. Viene anquilosado desde el pasado, no solo con todos los autores latinoamericanos. Con las traducciones de autores franceses, norteamericanos, todo se traducía en España y nos llegaba con sus modismos”, dice Gasio.

En Bolivia, los autores contemporáneos han buscado posicionarse a través de la publicación en el extranjero, sin que exista posibilidad de leerse en Bolivia. La búsqueda de estos autores podría vincularse con la falta de editoriales independientes y librerías que permitan condensar el sistema.

Es así que en 2008 se funda editorial El Cuervo, según cuenta Fernando Barrientos. Entre sus más de 30 títulos -entre crónica, narrativa y poesía- han vuelto a publicar a autores bolivianos que solo se leían fuera. Están entrando en el mercado argentino y en el chileno con la publicación de ‘Cuando éramos hombres lobo’ de Álvaro Bisama. El próximo año esperan ingresar con sus ediciones en Perú y Ecuador.

Algo similar ocurrió con La Bestia Equilátera, de Argentina. Quienes conforman esta editorial la fundan bajo la idea de que “los autores que nos interesaba leer no se consiguen en las librerías”, dijo Matías Zoja, uno de los fundadores de la editorial.

Para Gasio es ridículo que en Buenos Aires, la ciudad con más librerías en el mundo, sea difícil encontrar literatura ecuatoriana, peruana, boliviana... “estamos al lado pero nos inundan el mercado de novedades españolas. En Perú era difícil encontrar material de editoriales independientes o materiales frescos de la literatura argentina, todo lo que llegaba a Perú llegaba vía España, incluso lo que salía de Argentina pasaba primero por España”, comenta Gasio.

En Ecuador el panorama no es distinto. Muchas veces los escritores se encargan de entregar los libros publicados que no se encuentran en las librerías tradicionales. Las grandes librerías concentran una producción editorial de sellos como Planeta, Anagrama o Penguin Random House, dejando -en ciertos casos- de lado a los autores nacionales contemporáneos -y algunos clásicos como César Dávila Andrade- que publican sus obras en editoriales como Eskeletra, Doble Rostro, Cadáver Exquisito, Antropófago o Fondo de Animal Editores (en poesía).

En Doble Rostro, editorial dirigida por la escritora quiteña Sandra Araya, es ella quien se encarga de la distribución de los títulos que publica -hasta ahora con un catálogo de cinco autores locales-. Araya procura moverse por el circuito de librerías tradicionales en Quito, -muy poco de la editorial se encuentra en Guayaquil- “aunque con las grandes no hay tanta suerte”, dice Araya.

Al igual que con la editorial El Fakir -con tan solo seis meses de creada- los espacios en los que mayor cabida encuentran estas propuestas son las pequeñas y medianas librerías como Rayuela, Tolstói, Casa Morada o la también reciente sede del Fondo de Cultura Económica, en Quito.

Esta última ha agregado a los tres mil títulos de su oferta en la capital, la propuesta de las editoriales independientes y busca concretar la publicación de nuevos autores locales, según explicó Fabián Ayala, encargado de la distribución.

María Paz Cordovez comenta, respecto a la oferta de Rayuela, que la apertura a las editoriales independientes y autores ecuatorianos es “bastante grande siempre y cuando se vinculen con el público que tenemos, que va más hacia las ciencias sociales, no tenemos un público muy grande de autoayuda o novela rosa”.

Para Adriana Morán, una venezolana que dirige en Argentina ‘La vaca mariposa’, una librería que trabaja bajo pedido solo con libros de editoriales independientes desde el living de una casa, abierta para distintos eventos de encuentro entre el libro y los lectores, este espacio no existiría sin editoriales independientes y los distintos actores que integran el circuito de la publicación. “Este es el momento para este tipo de espacios por la red con la que se trabaja. Se necesita un entorno de conexión permanente”, dice Morán. (I)

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