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Ecuador, 19 de Marzo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
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Las personas son distintas a dos horas de la gran ciudad

Un joven barbilampiño persigue a una rana diminuta cerca de las canchas de tenis en el Parque Samanes, en Guayaquil. El anfibio salta por la caminera de concreto, pero no logra alejarse del sujeto que con su raqueta la atrapa y enseña a otros adolescentes.

En la Avenida Quito un conductor aplasta prolongadamente el claxon para que avance otro carro que va adelante, el cual previamente cedió el paso a un chofer que requería estacionarse. El chofer bullicioso acelera, lo pasa y se detiene para insultar al “comedido”.

A dos horas de viaje en avión, en este mismo país, hay un taxi que se detiene en una calle de dos carriles en San Cristóbal (Islas Galápagos). El conductor baja tres pesadas maletas a un turista anglosajón. Una ciudadana guayaquileña, que transita por allí, se anticipa a lo que viene y se tapa los oídos, pero el conductor, en silencio, espera su turno sin hacer bulla.

A pocos metros, en el muelle, los lobos marinos grandes y crías descansan en las aceras y en las sillas del parque. Hay un letrero en el que reza prohibido tocarlos. Los peatones se acercan, realizan autofotos con los celulares y se van.

En esa misma isla, doña Grace León, dueña de una casa de hospedaje, recibe a los visitantes. La adulta mayor muestra los dormitorios, no pide el dinero en ese instante y deja las puertas abiertas, incluidas las que dan a la calle. “Aquí nadie toca nada”, asegura. En el check out recibe las llaves, no corre a contar los objetos.

En la esquina una “gringa” graba los movimientos de los mamíferos. Deja solo su iPhone cerca del muelle. La esbelta rubia se sienta a 10 metros del dispositivo para tomar una cerveza, sin embargo, no lo pierde de vista. Se forma un tumulto de más turistas para ver a los lobos y ella bebe y mira, bebe y mira...

Un chico del grupo pregunta: “¿A alguien se le olvidó este celular?”. La gringa tranquila se acerca y dice que es de ella. Luego comenta: “Es increíble”. Se marcha y continúa bebiendo. Pero esta vez ya se despreocupa. (I)

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