Los brazos de Alejandra Caiza están tatuados con las iniciales del grupo de rock AC/DC. Viste pantalones negros de bastas anchas, una camiseta que le llega hasta las caderas y un piercing en la nariz. Esta joven corpulenta, de cabello rubio teñido, es una apasionada por el rock.

En su almacén, ubicado en las calles Cuenca y Chile, de la capital ecuatoriana, suena una de las canciones de Led Zeppelin. Es una de las más reconocidas y ella la canta a voz en cuello: “There’s a lady who’s sure all that glitters is gold; and she’s buying a stairway to heaven”. No puede trabajar sin escuchar sus temas preferidos. Cuando está sola sube el volumen mientras arregla los estantes con las últimas camisetas que llegaron del taller: todas son de algodón y producidas en el centro de Quito.

Los diseños son inspirados en las portadas de los últimos discos de bandas como Johnny J.R Cash, cantante, compositor, guitarrista y actor estadounidense.

De estas camisetas, ya ha vendido más de una docena. La buscan los aficionados y músicos rockeros que frecuentan su negocio ‘La Huequita’, una suerte de santuario a este género musical.

Esta rockera, que estudió ingeniería ambiental, dejó de ejercer la profesión para dedicarse a la venta de camisetas, un negocio familiar que se mantiene, incluso después de la aparición de otros locales que también ofertan las camisetas para los amantes del rock.

El local, donde trabaja, está en el segundo piso de un edificio, cerca de la basílica Nuestra Señora de La Merced, uno de los tesoros artísticos católicos,  en el Centro Histórico. La iglesia tiene color blanco, cinco cúpulas, una torre cuadrada y está decorada con inscripciones incas y árabes.

En el Facebook, Alejandra Caiza promociona las camisetas 100% algodón, con diseños en policromía.

Aunque a veces se siente tentada por probarse una de las camisetas, prefiere que otros las luzcan. “Siempre habrá alguien a quien le quedará mejor que a mí”, cuenta. (I)