Ecuador, 25 de Abril de 2024
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El Telégrafo
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Crónicas a pie

La odisea de viajar en bicicleta pública por la ciclovía quiteña

Las hay con labrado y también en las que solo queda una ligerísima huella de lo que fue un diseño en los neumáticos del sistema de bicicleta pública de Quito.

Lo que sí se distingue en todas las ‘bicis’ son los colores de la capital: azul y rojo; y en su gran mayoría muestran estructuras vetustas y oxidadas en las que los frenos no funcionan, al igual que los cambios y el asiento es una especie de vaivén que se mueve conforme avanza el recorrido.

Es una odisea recorrer más de 500 metros sin que un  desperfecto se presente, sobre todo porque la cadena se desprende y ahí la mejor alternativa es caminar con la ‘bici’ hasta la siguiente estación y cambiarla.

El viento que sopla es un respiro en un día soleado y las bocanadas de agua el bálsamo para seguir el trayecto que deja
atrás decenas de vehículos atascados en el tráfico diario. Esa es la mayor ventaja de utilizar el sistema alternativo de transporte, pero en el camino se revelan nuevas dificultades.

La falta de educación de las personas y sobre todo de los conductores de autos que bloquean la ciclovía de forma constante, mientras el ciclista intenta abrirse paso por ese camino. No hay autoridad que ponga orden y menos que haga respetar la vía exclusiva.

Los carros parqueados -dejando o tomando mercadería-, o simplemente parados porque no encontraron otro espacio en la calle son el pan de cada día; y si se intenta reclamarles miran a los lados como si con ellos no fuera. Solventado este episodio hay que mantener los ojos bien abiertos porque siempre existe algún peatón que solo se fija en los autos y no en la vía del ciclista, pasa elevado y te obliga a frenar con desespero; y solo un ‘ay’ retumba en el ambiente.

Lo mismo ocurre con los conductores en las vías transversales que miran hacia la derecha por donde vendrán otros autos y no se percatan que del otro lado pueden haber ciclistas. Pero lo que más molesta es que los motociclistas vayan acelerados por esta vía exclusiva para ganar tiempo y colocarse primeros en el semáforo; a ellos no se les puede decir nada. (I)

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