Ecuador, 25 de Abril de 2024
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El Telégrafo
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Cuando el silencio es una forma de compañía y defensa

El silencio lo camufla, lo protege de la miseria que desborda esta ciudad. Fernando –piel trigueña, corte cadete, barba irregular y espalda ancha– trabaja desde hace dos años como taxista en la zona centro-norte de Quito y siempre ha guardado un silencio involuntario como medio de defensa (y de compañía también).

En los 25 minutos que tomó movilizarme en taxi desde mi casa hacia el trabajo –en un trayecto que sin tráfico no debería durar más de 10 minutos–, Fernando calló hondamente, envuelto en un silencio sospechoso, prescindible.

Cuando subí al taxi no saludó ni preguntó hacia dónde me dirigía, solo esperó las instrucciones mientras con recelo sus ojos cafés me veían por el retrovisor, del cual colgaba un ambientador rudimentario y un rosario de madera oscura. Al darle la dirección asintió con la cabeza y soltó una sonrisa tímida. No era un tipo grosero.

El carro avanzaba como si reptara en una avenida estrecha con semáforos estancados en el rojo, en medio de una suave llovizna que ralentizaba todo.

La radio estaba apagada y las gotas contra el techo del carro se hacían cada vez más fastidiosas. Le consulté por la hora y apuntó con su dedo índice derecho una máquina: marcaba las 08:27.

En la parada de un semáforo, un vendedor de ambientales artesanales, de esos que cuestan un dólar y que vienen en frascos sellados con telas de varios colores, le saludó con acento costeño y Fernando le respondió con el mismo dejo.

Él hablaba, pero no con sus clientes.
–¿Eres de Venezuela?–, le pregunté.
–Sí–, contestó, como si ese monosílabo saliera de unos labios cosidos.
–Bienvenido al país–, le dije, con un entusiasmo, quizás, exagerado.  
–Gracias, amigo–, respondió con un tono, esta vez, más diáfano, sin pena.

A tres cuadras de llegar al trabajo, Fernando escondió su escudo y dijo: –Prefiero no hablar. La gente me escucha, desconfía y, mira, se bajan del carro, se van–. Calló otra vez, pero su silencio ahora no dejaba de gritar. (I)

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