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El Telégrafo
Juan Francisco Román

La mujer de los dedos torcidos y el hombre con tornillos en los bolsillos

27 de abril de 2021 - 00:00

- “No nos alcanzará hijito” - le decía de manera preocupada, ella, quién se tocaba los dedos de tanto usarlos para hacer innumerables contabilidades para empresas.

- “Tranquila hijita, Dios proveerá” - le contestó con ternura y mucha alegría él, que no sabía nada más que arreglar cosas que había aprendido en la vida, con una mano en el bolsillo haciendo sonar unos tornillos y unas tuercas que las tenía listas para cuando algo se vuelva a dañar.

Esta es la imagen de una pareja de emprendedores, que escuchaban a una máquina vieja, pero bien engrasada hacer lastre en la sala de su casa. Los dos estaban abrazados viéndola tejer.

El emprendimiento es más que una forma de conseguir algo de dinero para subsistir. Es, claramente, la materialización de un sueño escondido que todos tenemos y sus efectos económicos y jurídicos deben ser analizados, sobre todo, porque en Ecuador el verbo emprender es un sinónimo de deporte extremo.

Para ponerlo en contexto, según mi experiencia profesional, un emprendedor tiene el siguiente camino: piensa, inventa, asegura, se asusta y se lanza; para esto, debe constituir una empresa o comenzar facturando a nombre propio, para lo cual, necesita enfrentarse al SRI y/o a la Superintendencia de Compañías y cuanto organismo estatal regula, solicita y requiere información para abrir un negocio. Copia de cédula a color o en blanco y negro, una copia de agua luz o teléfono, formularios que se actualizan cada semana, certificado de no deberle al SRI, analizar cuál de la Clasificación Ampliada de las Actividades Económicas se acopla a su objeto mercantil, pero bueno, pasa esto y ya gastó en copias, en tiempo y hasta en asesoría.

Empresa constituida, Registro Único de Contribuyentes al día, pero espera..., en un mes ya tienes que declarar impuestos, eres considerado un microempresario y el Estado ya te dice que proyectes lo que no sabes que ganarás, para cobrarte el 2% de lo que aún no obtienes, es momento de buscar un contador, es decir, más gasto.

Ok, ya están listos, lánzate al mercado. Te topas con toda la feroz competencia, también debes ver a tus proveedores, unos cumplen otros no te cumplen, ¿Tienes un plan contingente? Posiblemente no, más dinero por el incumplimiento de algún proveedor y ni pienses en reclamar judicialmente, la ejecución de un contrato verbal o escrito tarda años, sí años luz y el abogado te cobra la mitad o más de lo que te deben, si logra sacar la sentencia.

Pero bueno, eres emprendedor sigues adelante. Comienzas a vender por tus redes, contactos, amigos y desesperadamente por todos lo que puedas alcanzar, y tu producto o servicio comienza a andar el mercado. Paciencia, poco a poco estás creciendo.

Pasan los primeros meses y necesitas ayuda, entonces, contratas personal. Te topaste con derechos laborales, IESS, y contrato laboral y su inscripción, tienes que pagar y tienes que elegir a quién, no estas entrenado para contratar personal y, eliges a alguien, por divina providencia esa persona está haciendo su trabajo de manera correcta, si no, tienes que terminar su contrato y pagar los beneficios e indemnizaciones de ley que le corresponden, y el desahucio obligatorio. Vuelve a contratar, pero ya vienes golpeado.

Clientes, te compran, les gusta, no les gusta, mal comentario en redes, estás sepultado; algunos clientes pagan puntual, otros no, pero no puedes reclamar, con la mirada en tu bolsillo, pones la mejor sonrisa y dices, “le llamo la próxima semana para ver si tiene”.

Ya pasan los meses, pagas impuestos, todos los impuestos según tu modelo de negocio. El Estado te pide y te pide puntual y rápido o si no, multa y coactiva. ¡Dios me libre de una coactiva!

Esperen, ¿Con qué plata y qué dinero? (con la cascara del huevo). Necesitas liquidez, vas a un Banco, otro chorro de papeles y garantías, pero ¿Qué garantía? Que alguien te presente la firma para una garantía personal, prendas el carro, hipotecas la casa. Intereses, sin misericordia y no se te ocurra pagar los avatares de tu emprendimiento con tarjeta de crédito, el recargo es el más alto del mercado. La banca de riesgo es un mito en Ecuador.

Pero bueno, llegas a fin de año, décimos, impuesto a la renta, pavo, agradecimientos y algo, muy poco, te quedó en el bolsillo, lo lograste, no quebraste. Te abres una cerveza, te sientas en el sillón de tu casa, prendes la televisión y escuchas que alguien, miserablemente, tomó lo que le pagaste al fisco todo el año y en un solo golpe se llevó todo lo que tú no podrás hacer en tres vidas, está en Miami, sus abogados de corbatas finas lo defienden, él tiene derecho a defenderse y cuidado le digas ladrón, esa presunción de inocencia, aunque no nos guste en algunos casos, debe prevalecer para que sea usada en los justos.

Frustrante ¿Verdad? Pues para un emprendedor no, esos seres felices y valientes tienen todas esas cargas y aun así se levantan a las 4 de la mañana para amasar el pan, se ponen a pintar tacitas con tu nombre, a zurcir prendas para diseñarte la cara de tu mascota en un bolsillo, hacen arreglos de flores con el nombre de tu novia.

Sí, son unos héroes, nadie los conoce, todos los ven, no salen en la televisión, nadie los comprende y hasta nos atrevemos a decirles que son unos ilusos, que no lo van a lograr en estas condiciones. Sin embargo, ellos no miran a nadie más que a su sueño y por más que el Estado le sigue poniendo toda la maquinaria burocrática encima, ellos siguen haciendo la fila para sacar permisos y facturas. Ellos seguirán sin miedo, cayéndose y volviéndose a levantar, viendo como su emprendimiento y sus productos hacen feliz a sus pocos, poquísimos clientes.

No señores del Estado, no es solo de crear un tipo de empresa de fácil creación e inscripción, la reforma tiene que ser pensada en todo el ecosistema y aquí hablamos de algunos: sistema financiero de riesgo y sin garantías; acceso a condiciones justas y equitativas para todos; regulación y lucha contra la corrupción ex post, ex ante; educación financiera para todos, desde la escuela, el colegio; justicia mercantil rápida, efectiva, eficiente; utilización de tecnología amigable y de simple acceso para evitar el monstruo de la tramitología innecesaria. Pero eso va a demorar.

¡Esperen!, nosotros podemos hacer algo. Les reto, les exijo, les invito a que vayan a sus redes, a su tendera de la esquina y semanalmente, una vez por mes o cuando ustedes puedan, se contacten con un soñador, les compren sus sueños y hagan de este mercado algo más justo, nosotros somos el mercado y sí, tenemos el poder de equilibrarlo. Elegir a un héroe diario y silencioso es esencial, es urgente.

Nota personal: Los personajes del inicio no son ficticios, fueron mis abuelos, ellos ya no están con nosotros, pero hasta su último día, trabajaron en su emprendimiento, nunca dejaron de persistir y, a la final, lo lograron. Esta editorial es en su memoria.

Elijan primero, siempre, inicialmente, al emprendedor.

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