Estamos en una crisis de nivel planetario, fruto de la pandemia causada por el virus covid-19. Es probable que haya un marcado antes y un después en la historia de nuestra especie como resultado final.
La creciente debacle pondrá a prueba la resiliencia de los países, hasta niveles de quiebre. Comparado con eventos de similar peligro para la economía mundial, como la crisis financiera de 2008, en esta ocasión no existe una postura internacional; tampoco se han propuesto reuniones para definir planes conjuntos de acción. Más allá del ofrecimiento del FMI sobre préstamos para enfrentar la potencial hecatombe, nos encontramos a la merced de las decisiones que cada país y su gente pueda tomar, en función de sus capacidades existentes.
Se considera que hay al menos cuatro factores que jugarán un rol fundamental en las próximas semanas: La solidez de los sistemas de salud, la capacidad instalada de plataformas digitales para la entrega de productos en una cuarentena generalizada, las estrategias de ayuda financiera para las personas y empresas afectadas, más la organización social en respuesta a las vicisitudes que se nos vienen.
¿Cuál es la situación del Ecuador? Según la OMS, la eficiencia de atención médica se encuentra en el puesto 111 de 191 países. Según el índice de comercio electrónico y desarrollo de las Naciones Unidas, ocupamos la posición 101 de 152 países. Al momento, no existen paquetes de ayuda económica del gobierno para ayudar a las afectaciones que se producirán en pocas semanas.
Así entonces, lo único que nos queda es nuestra reacción, como sociedad organizada, frente a lo que se nos viene encima. El acatar, nos gusten o no, las disposiciones del gobierno, sumadas a la solidaridad frente a los más afectados, definirán el tamaño del impacto. Sin duda, no son tiempos de confrontaciones políticas, sino más bien de aunar esfuerzos.
Luego del golpe y con lo que quede, vendrán tiempos para evaluar nuestro pasado. Sin duda, tendremos que reinventarnos como nación, puesto que no se hicieron bien las cosas durante varias décadas, haciendo del Ecuador un país frágil en tiempos de coronavirus. (O)