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El Telégrafo
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Premios a las investigaciones más absurdas

Premios a las investigaciones más absurdas
04 de octubre de 2015 - 00:00

Una de las parodias más llamativas que se realizan en Estados Unidos son los Premios Ig Nobel, un evento en el que se dan a conocer los logros de 10 grupos de científicos, uno de cuyos objetivos es hacer reír a la gente e incentivarla a pensar. Este encuentro es organizado por la revista de humor científico Annals of Improbable Research. En esta cita se presentan auténticos premios Nobel, en una ceremonia que se realiza cada año en el Sanders Theatre, de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.

Con estos galardones se pretende celebrar lo inusual, honrar lo imaginativo y estimular el interés de todos por la ciencia, la medicina y la tecnología. Los estadounidenses esperan con ansias esta ceremonia, en la que se difunden las investigaciones más absurdas, desconcertantes y divertidas del año. El nombre Ig Nobel es un juego con la palabra Ignoble, que en castellano es Innoble que se caracteriza por la vileza, bajeza o mezquindad.

Este año, en su vigésima quinta edición, una de las investigaciones galardonadas fue la desarrollada por el estudiante de posgrado de la Universidad Cornell, Michael Smith, quien se administró 5 picotazos de abeja diarios durante 38 días en sitios con alta sensibilidad, como la planta del pie, el escroto, las nalgas o el cuero cabelludo.

Smith calcula que fue picado aproximadamente 200 veces durante su estudio de las abejas en 2012. Su conclusión: las 3 zonas del cuerpo donde más duele son las fosas nasales, el labio superior y los genitales. “Una picadura en las fosas nasales es tan dolorosa que resulta una experiencia casi de todo el cuerpo”, afirmó.

Finalmente, los puntos menos dolorosos para Smith fueron el cráneo, la punta del dedo corazón del pie y el brazo.

De acuerdo con el diario español ABC, Smith compartió el Premio Ig Nobel para fisiología y entomología con Justin Schmidt, un profesor adjunto de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, que diseñó una escala de dolor para las picaduras de insectos.

Su recomendación es evitar ser picados por la avispa cazatarántulas, un insecto de aspecto intimidante del suroeste de Estados Unidos y que posee un aguijón de casi 7 milímetros de largo. “La picadura no es tóxica, pero duele como los mil demonios”, aseguró Schmidt.

Por otra parte, Mark Dingemanse y 2 colegas del Instituto Max Planck de Psicolingüística en Nijmegen, en Holanda, ganaron el Premio Ig Nobel de Literatura por determinar que la expresión “¿huh?” en inglés —o su equivalente castellano “¿eh?“— es usada en idiomas de todo el mundo, incluyendo algunos de los más inusuales.

Otros temas de investigación respondían a las siguientes interrogantes: ¿Por qué casi todos los mamíferos tardan 21 segundos en miccionar? ¿En qué parte del cuerpo duele más una picadura de insecto? ¿Pudo el sultán marroquí Mulai Ismail engendrar 888 hijos entre 1697 y 1727?

¿Se puede ‘deshervir’ un huevo? Estas parecen preguntas inútiles, pero científicos de renombre trabajaron para buscar respuestas y fueron reconocidos con los mencionados premios en su edición 2015.

Durante esta cita, una de las investigaciones más llamativas fue la desarrollada por el profesor de Química Colin Raston, de la Universidad Flinders, en Australia.

Este investigador y su equipo crearon el Vortex Fluidic Device, algo así como un molino para fluidos que deshace proteínas, entre ellas, la responsable de que un huevo se solidifique. Esta máquina, ante la sorpresa de muchos, consiguió deshervir un huevo.

El premio de Física, a su vez, lo obtuvo un grupo científico de Estados Unidos y Taiwán por detectar que “todos los mamíferos del zoológico de Atlanta mayores de 3 kilos de peso tardan 21 segundos en orinar, con un margen de 13 segundos”. Este hallazgo, según los académicos, puede ayudar a diagnosticar problemas urinarios en los animales, así como inspirar el diseño de sistemas hidrodinámicos escalables basados en los de la naturaleza. Hubo también un equipo de académicos que presentó un estudio sobre cómo caminaban los dinosaurios.

Ellos decidieron realizar un experimento bastante extraño, pero que se acercaría bastante al andar de un Tyrannonosaurus rex: Colocaron un palo en el trasero de un pollo, para imitar la poderosa cola que tenían estos dinosaurios.

Los investigadores comprobaron que el andar de su pollosaurio se acerca bastante a las teorías que desarrollaron los paleontólogos. Advertencia: no intente este experimento en su granja.

La extravagante gala —a la que acudieron más de mil espectadores— hace tiempo que se ganó un estatus de culto y las entradas para esta cita con la ciencia se agotan antes de su celebración.

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