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La panela, una tradición que se mantiene en Yunguilla

La panela, una tradición que se mantiene en Yunguilla
01 de noviembre de 2015 - 00:00 - Diana Vera

El valle de Yunguilla es considerado como una de las zona más turísticas de Azuay. En este lugar, ubicado a 60 kilómetro de Cuenca, existen hosterías y quintas vacacionales, principalmente de familias cuencanas que lo han elegido como el sitio ideal para descansar.

Aunque en la actualidad sus habitantes aseguran que su ingreso más importante es el turismo, en un inicio este valle, localizado en el cantón Santa Isabel, se caracterizó por los extensos cultivos de caña de azúcar y la producción de aguardiente, miel y panela.

A pesar de que el trabajo con la caña ha disminuido en el sector, aún subsisten algunas moliendas dedicadas a la elaboración de panelas.

“Ya no es una actividad rentable”, dice Lautaro Banegas, propietario de una de las 10 moliendas que aún existen. Los habitantes recuerdan que antes existían más de 60 de estos lugares que fueron cerrando con el paso de los años.

Su negocio está ubicado en la parroquia Abdón Calderón, también conocida como La Unión. Sus habitantes dicen que es el “el corazón de Yunguilla”. En su ingreso se levanta un monumento de un productor sentado junto a un trapiche (máquina que se utiliza para extraer el jugo de la caña, cuya fuerza motriz son 2 animales).

Banegas trabaja junto con su familia y 2 ayudantes más. Producen semanalmente unas 800 panelas que son comercializadas principalmente en Cuenca.

“Este negocio permaneció cerrado por unos 3 o 4 años porque ya no era rentable, pero después, como se fueron cerrando otras moliendas, decidimos volver abrir”, dijo Banegas, quien asegura que las ganancias son pocas, pero sí mejores que en otros años.

A Banegas le cuesta $ 1.000 una hectárea de caña de azúcar y eso le alcanza para la producción de unas 3 semanas.

El trabajo no es sencillo, requiere de tiempo y esfuerzo. Para extraer el jugo de la caña utiliza el trapiche, este molino, impulsado por un motor, tritura la caña. De esta manera se separa el líquido y el bagazo, residuo que queda del tallo de la caña y que es apilado para que se seque y utilizarlo como combustible para la elaboración de las panelas.

El jugo pasa a un tanque llamado calentadora donde hierve por varias horas hasta que queda una miel líquida que se deja en reposo.

Luego de esto, la miel se pone a hervir nuevamente y se la bate hasta que se vuelva sólida. De esto se encarga Enrique Cornejo, un hombre de la tercera edad quien por sus años de experiencia sabe en qué momento se debe retirar el manjar. Dice que el secreto está en su consistencia, color y espesor.

Posteriormente, Cornejo coloca la miel en un molde que se caracteriza por tener pequeños rectángulos que sirven para dar forma a las barras de panela.

Banegas explica que Cornejo es la única persona que sabe cómo elaborar las barras de panela, pues a las nuevas generaciones ya no les interesa aprender esta actividad. “Si él ya no quisiera trabajar, ¿no sé qué haría?” comenta.

En la actualidad son pocas las familias que aún basan su economía en la elaboración de panelas, pues incluso con el paso de los años los sembríos de caña de azúcar también se fueron acortando.

Al ver que el negocio de la caña de azúcar ya no era rentable, los nativos de Yunguilla decidieron vender sus terrenos, sobre los que se construyeron quintas vacacionales y hosterías.

En la actualidad, los pobladores del valle de Yunguilla le apuestan al turismo pues aseguran que los fines de semana y la temporada de vacaciones reciben a turistas que se acercan al lugar por sus hosterías, su clima e incluso por su bebida tradicional conocida como mapanagua (combinación de aguardiente, guarapo y unas gotitas de limón).

Festival de la Caña

En agosto, en la parroquia Abdón Calderón se desarrolla el Festival de la Caña de azúcar. Desde hace más de 40 años los habitantes decidieron impulsar este evento como una manera de promocionar al valle y a su actividad tradicional. Durante 2 días se realizan diversas actividades.

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