Más sanos y más naturales. No contienen químicos, pesticidas, fertilizantes o aditivos sintéticos. ¿Qué más se puede pedir? Los productos orgánicos se han convertido en la opción para quienes se empeñan en consumir alimentos libres de este tipo de componentes, considerados tóxicos para la salud.

Estos productos resultan atractivos porque contribuyen a la descontaminación del agua, del aire y de la tierra, y mantienen vigentes las prácticas agrícolas tradicionales. Si bien hay muchos motivos para adquirir alimentos orgánicos, hay evidencias, unas más concluyentes que otras, que señalan que estos alimentos no son más sanos que los convencionales.

¿Una herejía? Los resultados de un estudio liderado por la Universidad de Stanford han generado polémica, precisamente porque contradicen lo que los defensores de lo orgánico aseguran.

El equipo de científicos de la Universidad de Stanford revisó 237 estudios publicados estimados de mayor rigurosidad que comparaban los beneficios de los distintos alimentos. En sus conclusiones, la investigación más exhaustiva realizada hasta la fecha, señala que los productos sin aditivos químicos ni sustancias de origen sintético contenían igual cantidad de nutrientes que los que sí emplearon estos elementos, con excepción del fósforo que se encontraba en mayor proporción.

“Hay muchas razones por las que alguien puede elegir alimentos orgánicos en lugar de los convencionales”, desde cuestiones ambientales hasta de sabor, pero cuando se trata de la salud individual “no hay mucha diferencia”, indicó Dena Bravata, investigadora afiliada a la Universidad de Stanford y médica internista.

Sobre los cultivos, el estudio no halló pruebas de que las frutas y verduras orgánicas sean más saludables. “Hay quienes creen que la comida orgánica es siempre más saludable y más nutricional. Sin embargo nos sorprendió constatar que no encontramos eso”, aseguró Crystal Smith-Spangler, integrante del equipo de investigación.

Bravata explicó que su estudio surgió a partir de las constantes preguntas de sus pacientes sobre las presuntas ventajas de los productos orgánicos, que en algunos casos cuestan el doble de su versión convencional.

Aunque el objetivo del estudio no es disuadir a la gente de comprar estos productos, sí brinda más luces sobre los beneficios de optar por estos.

Alimentos orgánicos, un lujo para pocos

Uno de los factores que influye en el alto costo de los alimentos orgánicos, es el cuidado adicional que requieren.

De hecho, Mario Andrade, quien tiene un cultivo familiar de verduras orgánicas, dice que al ser producidos sin agroquímicos ni pesticidas pueden dar una menor cosecha. Además, el rendimiento de la hectárea de alimentos orgánicos es inferior a una en la que se aplican químicos.

Andrade también asegura que la manipulación poscosecha de cantidades relativamente reducidas de alimentos orgánicos tiene un costo más alto por la separación obligatoria de los productos orgánicos respecto a los ordinarios.

Aunque quienes defienden estos cultivos esgrimen múltiples argumentos, también surgen voces en contra. Quienes cuestionan aseguran que la etiqueta “orgánico” en un producto se ha convertido casi en una fórmula mágica que hace sentir bien a quienes los compran, aunque tengan que desembolsar un dinero extra. Además, según los críticos, la comida orgánica, en su versión de supermercado, se ha convertido en una enorme fantasía.

El diario The New York Times publicó un artículo sobre la realidad detrás de la gran industria de los alimentos orgánicos, que mueve anualmente hasta $ 30 mil millones en Estados Unidos. El hecho de que los consumidores estén dispuestos a pagar más dinero por un producto orgánico no ha pasado inadvertido para las grandes corporaciones de alimentos que al recurrir al marketing consiguieron tomar el control del mercado e influir en cómo y en qué va la etiqueta “orgánico”. De acuerdo con este artículo, en los grandes supermercados, a veces el mismo producto, pero con el rótulo de “orgánico”, cuesta casi el doble.

Si quieres comer orgánico lo mejor que puedes hacer es hacer crecer tu propio alimento o adquirirlo a personas conocidas que tengan huertos cerca de donde vives.

Un reciente informe publicado por la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, señala que desde el punto de vista nutricional, no hay ninguna diferencia entre una naranja ecológica y una tradicional. Frutas y verduras son básicamente hidratos de carbono. Puede cambiar la cantidad de agua, pero eso no altera su valor nutricional.

También hay estudios que comparan pares de alimentos frescos, orgánicos y convencionales, y que indican que los ecológicos tienen mayores concentraciones de oligoelementos, minerales y vitaminas. Además, se conservan por más tiempo en buen estado y se pudren de diferente manera.

Los investigadores estiman que la producción ecológica de frutas y verduras tiene un 30% menos de posibilidades de verse contaminada por plaguicidas, pero no “está 100% libre” de ellos. En todo caso, los niveles encontrados en los productos convencionales y biológicos están dentro de los límites permitidos.

Para mitigar el impacto medioambiental de la agricultura, los esfuerzos de investigación y las políticas deberían centrarse en el desarrollo de sistemas agrícolas que produzcan altos rendimientos con bajos impactos ambientales negativos recurriendo a técnicas de ambos sistemas, el orgánico y el convencional. Pero es algo tan evidente como difícil de conseguir, sostienen los académicos.

Los investigadores que participaron en el estudio de la Universidad de Stanford insisten en que no pretenden desacreditar a la agricultura y ganadería llamadas ecológicas, solo buscan ofrecer al consumidor lo que dice la ciencia sobre estas técnicas de producción.

Además, como ellos aseguran, existen otras razones por las cuales consumir orgánico a parte de la salud; algunas de ellas son el sabor, el bienestar de los animales o su supuesto menor impacto sobre el medio ambiente. (ARB)