Trato personalizado, habitaciones temáticas y de lujo es lo que ofrecen los hoteles boutique, una tendencia hotelera que apareció en Europa en los años ochenta y que hoy llega a Ecuador.

Se trata de hospedajes pequeños, con no más de 30 o 50 habitaciones, que ofrecen el mismo servicio y calidad que las grandes cadenas hoteleras. Lo que marca la diferencia es que en su atmósfera acogedora el huésped se sentirá en casa estando lejos de ella.

Aunque la categoría de hotel boutique aún no existe en el Reglamento de Actividades Turísticas de Ecuador, en los últimos años se han inaugurado algunos alojamientos con esta especificación, aunque la razón social de la patente sea la de un hostal u hotel.

El último en abrir sus puertas fue Anahí Hotel Boutique, ubicado en la capital. Según José Luis Arias, Gerente General del establecimiento, la riqueza de la cultura ecuatoriana es notoria en cada una de sus 16 habitaciones temáticas.  

La Colonial te transporta a otros tiempos. Sus muebles son de madera y cada uno de sus adornos, como relojes, cortinas, lámparas, tina de baño y armario, son de aquella época. Otra te lleva a un paseo por la historia y te ubica en el período de los incas; su decoración está hecha con piedra, acompañada de restos arqueológicos. La Amazonas, con árboles pintados en las paredes y edredones en tonos verdes, te lleva directamente a la selva.

“Hay extraordinarios hoteles en el mundo, que ofrecen excelentes servicios y comodidad, pero son casi idénticos pese a que están en diferentes países. Uno puede estar en un hotel en Tokio, o en Berlín, o en Buenos Aires, y pueden ser casi exactos” dice Luz Elena Coloma, Gerente General de la Empresa Metropolitana Quito Turismo, mientras comenta que uno de los beneficios del hotel boutique es la exclusividad.

Aunque no existe un dato exacto de cuántos hoteles de este tipo existen en Ecuador, a nivel nacional te puedes encontrar con varios de ellos.

En Cuenca se inauguró hace 13 años el Hotel Boutique Santa Lucía. Cuenta con 20 habitaciones y el concepto central son las casonas antiguas y el estilo republicano.  

Según Cornelio Veintimilla, Gerente del hotel, para dar la categoría de ‘boutique’ se basan en estándares internacionales a falta de unos nacionales, como normativas europeas, en las que se señala que el hotel boutique debe funcionar en una casa patrimonial o histórica.

Por lo general, los hoteles boutique son construidos en viviendas antiguas, por ejemplo, Anahí fue levantado en una residencia colonial que tenía ya 80 años y Santa Lucía se encuentra en una casa que data de 1856.

Veintimilla comenta que la casa forma parte del patrimonio tipo doble A de Cuenca. Dice además que otro de los requisitos para ser boutique es el número de empleados por cada habitación, en su caso dispone de 2 por dormitorio.

“En un hotel 5 estrellas no llega ni a 1,5 empleados por habitación. Este es otro punto que nos favorece: la calidad del servicio que damos con ese número de empleados” agrega Veintimilla.

Además de la calidad en el hospedaje y la atención, en el hotel Santa Lucía el huésped tiene varias opciones gastronómicas pues cuenta con restaurantes internacionales como italiano y oriental, pese a que es un hotel pequeño.

El servicio personalizado incluso se adapta a costumbres propias de cada cliente. “Se le hace preguntas específicas de alimentación, costumbres, alergias y demás temas muy personales. Tratamos de tener conocimientos profundos del huésped para que su experiencia en el hotel sea perfecta” agrega Cornelio Veintimilla.  

En Salinas también encontrarás este tipo de servicios. Playa Canela es uno de ellos. Cuenta con 6 habitaciones y 2 suites. Aunque su edificación no es patrimonial, sino más bien moderna, sus servicios sí son personalizados.

Abrió sus puertas hace 6 años. “Es un hotel pequeño, con una decoración especial, con buena ambientación y trato personalizado” dice Cecilia Molestina, propietaria.

Asegura que cada habitación tiene su estilo con un color diferente. Aunque tiene un restaurante frente al mar, acompañado de plantas y pájaros, ahí los clientes solo pueden desayunar.

“Si el huésped no quiere salir del hotel le presentamos las cartas de los mejores restaurantes de Salinas, nos envían la comida y nosotros les servimos. Además, les damos una guía de lo que pueden hacer en el lugar y tratamos de resolver todas las inquietudes que tengan” menciona Cecilia Molestina.

En este tipo de hospedajes los viajeros encontrarán paz y tranquilidad, donde cada cliente es tratado con exclusividad con los más altos estándares de calidad. (I)