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Construir con personal no profesional puede traer consecuencias devastadoras

Construir con personal no profesional puede traer consecuencias devastadoras
20 de septiembre de 2016 - 00:00 - Lucio Ordóñez. Ing. estructural y mecánico de suelos

Un terremoto es un evento difícil de anticipar y, tal como lo hemos evidenciado en los últimos meses, puede ser desastroso en términos materiales, aunque con esfuerzo y trabajo se pueden reconstruir. Pero lo más terrible es cuando hablamos de pérdida de vidas humanas, porque estas son imposibles de recuperar y, en algunos casos, el sismo impide rescatar los cuerpos de nuestros seres queridos; por lo tanto, debemos ser proactivos y utilizar personal y técnicas que nos permitan evitar o minimizar las víctimas humanas.

Afortunadamente existen tecnologías que nos permiten diseñar estructuras (viviendas, edificios, puentes, puertos, etc.) con diferentes materiales que resistan los sismos. A este tipo de construcción se lo denomina sismorresistente, en términos simples, es un diseño al que se le adiciona algún tipo de elemento, que permita a la estructura salir airosa, frente a las solicitaciones de un terremoto (del latín terra -tierra- y motus -movimiento-), lo cual nos permite introducir un concepto importante: fuerza.

¿De qué magnitud es la fuerza a la cual se ve sometida una estructura, cuando un sismo lo ataca?

A mayor masa (peso), mayor será la fuerza; es decir, mientras más pesada sea la estructura, mayor será la fuerza que deberá resistir.

Esto nos obliga a descubrir y fabricar materiales más livianos, resistentes y biodegradables, que nos permitan construir viviendas, más seguras, más livianas, más térmicas, más duraderas y fáciles de mantener, por esta razón, existen hoy en el mercado una variedad de materiales que reemplazan los tradicionales.

Las consecuencias por el terremoto del 16 de abril, con una magnitud de 7,8 grados en la escala de Richter fueron desastrosas, en especial por las 671 personas fallecidas.

En Chile tienen grandes avances en materia constructiva y es allá hacia donde debemos apuntar. Sus tipos de construcciones más ligeras ayudan a que el número de víctimas sea mínimo. El terremoto del 1 de abril de 2014, con 8,2 grados, dejó 7 muertes; el del 8 de octubre de 2014, con 7,1 grados, no reportó muerte alguna; y en el último sismo, del 16 de septiembre de 2015, con 8,4 grados, se contabilizaron 15 muertos.

Para realizar la construcción de una vivienda o edificación segura se debe utilizar recursos humanos calificados y cada uno de ellos dentro del campo de su competencia; siguiendo este simple principio no solo estará segura su inversión, sino la vida de sus seres amados o sus clientes.

Recientemente, una simpática señora me contaba cómo ella construyó su casa, me aseguró que buscó la ayuda de un arquitecto y de un ingeniero para realizar el diseño, pero que a la hora de construir, ella despidió a los profesionales y ejecutó la obra con su dirección y un ‘excelente’ maestro de obra; ella estaba convencida de que su casa fue realizada con los mejores materiales y me confirmó que el hierro que puso en las columnas era de un diámetro de 22 mm y que colocó varias varillas, no cuatro como se acostumbra, sino ocho; además, en el mejoramiento del suelo, utilizó más de dos metros de relleno de piedra gruesa y como un metro de cascajo, todo esto para una casa de dos pisos. La losa, mencionó ella, la hizo de 25 centímetros, no de 20.

Muchas veces las personas pecan de seguras y otras de avezadas. Esta señora falló por el exceso, es decir, con la cantidad innecesaria de hierro que colocó en las columnas pudo haber construido un piso más. Pero, además, el exceso de hierro provocó un incumplimiento a la norma, porque la relación acero concreto (cuantía) está incorrecta. De manera similar desperdició en el mejoramiento del suelo, porque de acuerdo con la zona donde ella construyó su casa, 50 centímetros de cascajo, bien compactados, hubieran sido suficientes. La losa con 5 centímetros de espesor, sobre vigas de acero u hormigón, permite bajar costos considerablemente, pero recuerden, a más peso, más fuerza, más inseguro, más dinero y menos espacio útil.

La gran mayoría de las más de 350 edificaciones colapsadas o dañadas que inspeccioné en ciudades como Manta, Portoviejo, Chone, Bahía, San Vicente, Jama, Pedernales, erraron al construir con pre-diseños inferiores al necesario, usando secciones y cuantías fuera de norma, lo que provocó la destrucción tan desoladora.

Muchos de los defectos de construcción fueron predecibles por simple inspección, entre los más observados: carga muerta excesiva, hormigón pobre elaborado con arena marina, recubrimiento del acero inadecuado, paredes muy pesadas, losas débiles, columnas con secciones fuera de norma, discontinuidad vertical, columnas cortas, mal reforzamiento de los dinteles, pésima sujeción paredes-columna, uso inadecuado de la estructura, diseño parasísmico inexistente.

Todos estos defectos causaron la muerte de 671 personas: padres, hermanos, hijos, los cuales, espero, no queden en el olvido a la hora de reconstruir el país. (O)

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