Patate, Tungurahua.-

“La vista es el tacto del espíritu”. Fernando Pessoa, escritor portugués del siglo XX, es el autor de esta pequeña pero reflexiva frase. En ella  se hace alusión a lo significativo e  inspirador que resulta para el ser humano una sencilla y cotidiana acción como la de observar.

Escudriñar los colores, diseños, dimensiones y más elementos de una imagen es una actividad por demás gratificante para el ojo humano, ya sea en una fotografía, pintura, dibujo o video.

Pero cuando se trata de contemplar directamente un hermoso paisaje, el sentido de la observación se agudiza al máximo y se convierte en un placer. Esta sensación es posible experimentar a diario en las colinas que rodean el cantón Patate, ubicado a 40 minutos de Ambato.

Uno de los mejores miradores de esta ciudad está en la vía a la cascada de Mundug, atractivo natural muy concurrido. Ubicado en el punto medio de una montaña, el sector es visitado cada semana por más de 100 personas de todo el país y del extranjero.

Desde allí se puede admirar la belleza del corredor de los volcanes, el casco urbano de Patate, parte del vecino cantón de Pelileo, la vía que conduce a Baños y el esplendor del ocaso y la aurora.

La ‘meca’ de los fotógrafos

El gracioso y sutil vuelo de aves andinas también es un atractivo del mirador. Por ello un significativo número de aficionados a la fotografía llega a Patate cada semana.

Anita Vasco, habitante del lugar, destaca la importancia del mirador para el sector turístico local. “Si bien el cantón posee varios encantos naturales, como cascadas, ríos, valles, coloridos viveros y bosque nativo, la visita a los miradores es parte fundamental del itinerario de cada visitante. Especialmente este debido al vasto panorama que desde aquí es posible admirar desde hace 4 años, cuando se abrió uno de los comedores más interesantes de la Sierra central”, dice.

Se trata del Restaurante-Mirador La Montaña, ubicado a 10 minutos del centro de Patate, del cual Vasco es la propietaria. Además de consentir la vista con los fascinantes paisajes y poder visitar los cultivos, los turistas tienen la posibilidad de deleitar el paladar con una variada y saludable oferta gastronómica.

“La especialidad de la casa los fines de semana es el locro de papa y las carnes. Entre los platos más solicitados están el lomo a la cerveza, chuletón de cerdo y la trucha al ajillo. También ofrecemos especialidades dulces, como postres y zumos de tomate, frutilla y guanábana, entre otras frutas, además de vinos elaborados en el cantón”, explica Javier Erazo, esposo de Anita.

El costo de este menú es de $ 10. Desde hace poco allí se habilitó el servicio de alojamiento, cuyo valor es $ 30 por noche para cada persona. Uno de los aspectos que más llama la atención es el diseño de la edificación donde funciona el comedor que fue construida con piedra, madera y tiene la forma, más que de un restaurante, de una casa.

Además de aventureros y fotógrafos, el mirador es frecuentado por escritores, quienes buscan inspirarse en los deslumbrantes paisajes, así como personas que practican ejercicios de relajación. (I)

Estadounidenses, canadienses, españoles y asiáticos son algunos de los visitantes del Restaurante-Mirador La Montaña, ubicado en la vía a la Cascada Mundug.
Roberto Chávez / EL TELÉGRAFO