Ambato.-

Una deliciosa y variada oferta gastronómica, clima agradable, fascinantes paisajes y calidez de su población han hecho del cantón Patate uno de los principales destinos turísticos de la Sierra central.

Al año llegan aproximadamente 100 mil personas a esta ciudad ubicada a 40 minutos de Ambato y en la que cada febrero tiene lugar la Festividad del Señor del Terremoto, patrono de la urbe.

El centro cantonal conserva el estilo tradicional de las ciudades de la serranía. El parque central es el eje del desarrollo social, a sus alrededores existen tiendas de abarrotes, almacenes agrícolas, restaurantes, farmacias y otros negocios que dinamizan la economía local.

A distancias menores a una hora hay miradores, cascadas, senderos turísticos, bosque húmedo y otros encantos que, cada fin de semana, convocan a los amantes de la aventura y deportistas.

No obstante el ‘valle de la eterna primavera’, como también se conoce a Patate, posee un atractivo adicional, el cual lo identifica a escala nacional y fascina a todos quienes lo visitan. Se trata de los coloridos, aromáticos y extensos vergeles del barrio Quinlata, un sector privilegiado por la naturaleza.

Pese a que en toda la provincia de Tungurahua la producción agrícola es extraordinaria, este cantón, así como Ambato, conserva huertos y jardines naturales, lo cual lo convierte en ‘imán’ turístico y por ende en eje del desarrollo local.

Quinlata está ubicado a 5 minutos del casco urbano y la calidad de su suelo ha sido catalogada por expertos en Agronomía como excelente. Se puede cultivar desde plantas ornamentales de la Costa y especies vegetales aromáticas de la Amazonía hasta frutos de diversos pisos climáticos, como mandarina, pera, claudia, albaricoque y limón.

Los clientes además tiene la oportunidad de pasear por las fincas y probar los frutos que alí se producen, como chirimoya, aguacate y frutas cítricas. Foto: Roberto Chávez / EL TELÉGRAFO

Invernaderos

Quinlata es un barrio de la cabecera cantonal de Patate y está protegido por 2 grandes elevaciones, las cuales evitan que el viento dañe las plantaciones. “El suelo del sector es rico en sales, minerales y en sus cercanías existen varias fuentes hídricas que potencian los cultivos. Sin duda esta última particularidad permite que haya cosechas casi todo el año”, destacó Lorenzo Miranda, agrónomo patateño.

Por su parte Andrés Sanipatín, propietario del Vivero Flor de Campo, localizado a la entrada de Quinlata, explica que más del 90% de la población del sector se dedica al cultivo de plantas frutales.

“Estos terrenos siempre han sido privilegiados, nuestros abuelos ya sembraban gran variedad de especies vegetales, con la diferencia de que lo hacían directamente en el suelo. Hoy, gracias a la tecnología agrícola además de este mecanismo podemos hacer uso de invernaderos, semilleros artificiales y sistemas de riego que benefician la germinación y protegen de plagas”.

Según explica allí existen en la actualidad alrededor de 80 mil semillas de durazno, claudia, pera, limón, guaba, naranja, mandarina, claveles, rosas y otras plantas ornamentales, aromáticas y medicinales, en proceso de germinación.

A 5 minutos de allí se encuentra el Vivero El Rosal, el cual hace honor a su nombre, pues allí se cultivan cerca de 5 mil rosas y más flores ornamentales. Alonso Pilahuano, propietario, cuenta que allí se siembran y expenden también plántulas de chirimoya, aguacate y más frutos cítricos.

“Gracias a los viajes que he hecho por diferentes países, y en los cuales he perfeccionado las técnicas de injerto, en mi finca hay disponibles 5 especies de chirimoya y al menos 3 de aguacate, productos emblemáticos de Patate. Además de ofertar plantas, nuestros vergeles se consideran lugares de esparcimiento. El comprador puede recorrer el predio, en el que además hay criaderos de animales menores y planteles avícolas”, dijo.

Esta finca tiene 6 mil metros cuadrados y unas 30 mil plantas en proceso de brote, crecimiento y trasplantado.

Al igual que estos viveros, en Quinlata existen al menos 15 fincas más con las mismas características. Los precios de las plantas van desde $ 1 y $ 15, dependiendo del estado de crecimiento que tengan.

“Estos emprendimientos son uno de los principales atractivos del cantón, en el cual hay una feria grande los domingos. Tiene lugar a un costado del parque central y allí se expende gran variedad de plantas frutales y ornamentales”, dijo Manuel Ullauri, director de producción de la prefectura de Tungurahua. (I)

DATOS

El clima de Patate oscila entre 19 y 26 grados, lo cual favorece el cultivo de frutas cálidas, como la mandarina, limón, chirimoya, aguacate y tomate de árbol.

Además allí se cultiva fréjol, maíz, arveja, zambo, zapallos y uva. Este último fruto hace 3 décadas fue el cultivo principal del cantón así como de ciudades vecinas.

La ganadería es una labor complementaria de los viveros de Quinlata. Principalmente la cría de animales menores, los cuales son comercializados en mercados locales.

Uno de los platos típicos de Patate es la chicha de uva y las arepas de zapallo. Este último se cultiva en el sector Manteles, la mayor parte del año.

Las rosas que se cultivan en el cantón son exportadas a países como Estado Unidos, China, Canadá, Japón, España, Italia y demás países de Europa. (I)

Rosas, claveles, bromelias, cartuchos, entre otras especies ornamentales, son cultivadas en Quinlata, desde donde se distribuye a todo el país. Foto: Roberto Chávez / EL TELÉGRAFO