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En Guayaquil se respira y baila salsa por sus fiestas
Durante años la salsa ha gozado de aceptación en Guayaquil, quizás por la influencia de residentes colombianos, venezolanos y de otros países cercanos al Caribe. Eso se refleja con los salsódromos al aire libre que miles de danzantes improvisan cuando se presentan soneros como los boricuas Víctor Manuelle, Gilberto Santa Rosa, Ismael Miranda o el colombiano Dinkol Arroyo, hijo del recientemente fallecido Joe.
A Steve Jiménez, un empresario de espectáculos, no le incomoda la silla de ruedas que lo traslada a todas partes. Sentado se las ingenia para bailar, aunque sea con sus brazos. Andrea Hernández, su esposa, mueve sus caderas y agarra la mano de Steve, quien la hace girar. Aman la salsa y para ellos no hay límites.
Algo parecido ocurre con Víctor Tucker, quien durante el día se dedica al negocio de las comidas típicas manabitas, con su esposa Marilyn. A sus 56 años, él se mueve como un adolescente, vestido con una camisa llena de estampados con diseños tropicales, más una calva y bigotes que le dan un parecido al venezolano Óscar D’ León. De hecho, él mismo confiesa que no le molesta que algunos le digan así.
-Pida varón, a dos dólares la cerveza. Hágale..., voceaba un vendedor que expendía esa bebida en grandes vasos plásticos, mientras decenas de parejas se besuqueaban al ritmo de las salsas aboleradas de Santa Rosa desde las ocho y media de la noche en la Feria de Durán.
De la garganta del “Caballero de la Salsa”, quien lució formal como siempre y sacudió las maracas, salieron sus conocidas Perdóname, La conciencia, Que alguien me diga o La agarro bajando.
Y el baile desenfrenado de algunos también servía para lidiar con la brisa. La agitación era la aliada contra el frío, que fue más evidente durante el cambio de instrumentos para la orquesta de Víctor Manuelle, casi a las diez de la noche.
El llamado “Sonero de la Juventud” relevó a Santa Rosa, el de Santurce, con una pinta algo alejada de los salseros tradicionales. El puertorriqueño de 43 años apareció con la cabeza rapada, una camiseta y chompa con capucha negra. Más parecía un cantante de pop, pero su interpretación era de salsa pura con un tributo a Héctor Lavoe, el ya hace 18 años fallecido boricua que nunca pierde vigencia.
Víctor Manuelle dejó entrever su influencia por el “Cantante de los cantantes” cuando soltó las clásicas Periódico de ayer, La murga o Que cante mi gente. Y claro, no podía faltar la conocidísima El cantante, en la que las voces de casi 6 mil personas callaron a Víctor Manuelle, que hace 21 años fue descubierto por Santa Rosa.
El sonero nacido en el municipio puertorriqueño de Isabela abrió su espectáculo con Dile a ella y Qué habría sido de mí, dos de sus clásicas melodías de la década del 90.
Tengo ganas fue la siguiente canción de su repertorio habitual. Fue una de las que el público pidió.
-¿Qué quieren que les cante? Pidan nomás. A ver, trato de escucharlos a todos, decía.
Víctor Manuelle aprovechó para felicitar a la selección ecuatoriana, que horas antes había ganado 2-0 a Venezuela.
Fue el preámbulo para uno de sus “covers”.
-Lo que viene es algo de 1995, si no me equivoco. Y esto dice así..., repasó el salsero. De inmediato interpretó Tú volverás, que es original del grupo venezolano Los Terrícolas y que en la década del 70 fue muy popular como balada.
Compréndeme, He tratado, Por ella (la más esperada por su público danzón), Apiádate de mí y el estreno de Si tú me besas, canción que constará en su nuevo disco y que saldrá a la venta en noviembre.
Lo que quedaba era su tributo a Lavoe, casi a la medianoche, mientras Miranda y Arroyo ofrecían su salsa en la Av. Machala y Gómez Rendón, pero esa es otra historia.