El nombre de la nueva aplicación, Yana, proviene del kichwa “yanapana” que significa ayudar. Esta plataforma ecuatoriana no solo busca ayudar a las personas que requieren limpiar y organizar sus espacios, sino que también apoya a mujeres a generar ingresos y mejorar su condición de vida.

A través de esta aplicación móvil, lanzada al mercado en junio de 2019, se pueden solicitar servicios de limpieza por horas para casas, oficinas y locales comerciales. También es útil para jóvenes que comparten una vivienda y deseen contratar este servicio.

“Nace de la necesidad de generar una herramienta de trabajo para mujeres que no tienen estabilidad económica y están en situación de vulnerabilidad”, cuenta Juan Camilo Sepúlveda, gerente general de la compañía.

Las mujeres que prestan sus servicios, a través de Yana, pasan por un estricto proceso de selección previo.

Una vez analizada la hoja de vida de una candidata, la empresa verifica que cumpla con el perfil socioeconómico prioritario para la empresa. Se visita el domicilio de la aplicante, se pide referencias a sus vecinos y se revisan sus antecedentes judiciales.

También se realizan entrevistas y pruebas técnicas asociadas al servicio. “Nos enfocamos en quienes tienen dificultades en vincularse al mercado laboral y necesitan flexibilidad”, apunta Sepúlveda. Se refiere especialmente a madres cabezas de hogar o mujeres que tienen a sus cuidados niños o adultos mayores.

Esta rigurosa selección lo confirma Susana Chicaiza, una de las trabajadoras de Yana desde hace un mes y medio y está satisfecha con esta forma de empleo. En este tiempo ha recibido entre ocho y 10 pedidos. “Hay gente que quiere pagar $ 10 todo el día, aquí por cuatro horas gano más”. También le ha ayudado a familiarizarse con la tecnología. Chicaiza es madre soltera de dos niños de 8 y 4 años y dice que recomendaría este tipo de empleo a otras mujeres en sus mismas condiciones.

El único requisito es tener un celular inteligente para conectarse y recibir los pedidos.

Las participantes semanalmente indican su disponibilidad de tiempo en función de sus necesidades y la aplicación automáticamente les asigna el pedido.

El sistema recepta pagos con tarjeta de crédito o débito, aunque si el cliente lo prefiere se cancela en efectivo.

Hasta el momento Yana cuenta con 10 trabajadoras activas y ha recibido 87 pedidos de limpieza de casas. Sepúlveda agrega que negocian con unas cuatro empresas que están interesadas en sus servicios.

Su proyección de crecimiento para los tres primeros meses de operación son 200 transacciones, pero su meta hasta finales de año es llegar a los 200 pedidos mensualmente.

En un futuro cercano Yana operará en Guayaquil y Cuenca, poco a poco se extenderá por el país.

El precio base del servicio es de $ 13 y se suman $ 3 por cada hora trabajada. El tiempo mínimo de contratación es de dos horas y el máximo, 8. Así, dos horas de limpieza cuestan $ 18, cuatro horas $ 24.

El cliente debe contar con los insumos necesarios para realizar las tareas que requiera.

Las trabajadoras reciben el 70% de la ganancia y la empresa el 30%. El gerente de la empresa indica que reinvertirán sus ingresos para tener una oficina más grande que cuente con una guardería para las madres que deseen encargar a sus hijos mientras trabajan. (I)