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Una mujer es agredida cada 18 segundos

Una mujer es agredida cada 18 segundos
06 de febrero de 2014 - 00:00

Acompañada de sus cuatro hermanos, padres y dos hijos, Jéssica Ruiz acudió ayer al hospital Abel Gilbert Pontón en Guayaquil para iniciar la terapia física que requiere al no contar con sus manos. También era la primera vez que visitaba a un psicólogo en su vida. Prefiere no recordar lo que sucedió el pasado 8 de diciembre. Dice sentirse incómoda con las cámaras y estar cansada de las fotos. La hermana mayor de la joven, Lina, expresó que solo haciendo público su caso de maltrato podían recibir ayuda.

“El sábado se cumplen dos meses desde que ese hombre intentó matar a mi hermana con un machete y yo tomé la decisión de dar aviso a los medios porque veía que no ocurría nada”, indicó Lina.

Jéssica, con 27 años y de oficio doméstica, pudo ser una víctima de femicidio. Esta es una nueva figura incluida en el Código Integral Penal (artículo 140 del COIP), que castiga la muerte de una mujer como resultado de relaciones de poder en cualquier tipo de violencia.

Lina aseguró que, antes del hecho, la expareja y presunto agresor de su hermana, Andrés Franco, la amenazaba con suicidarse para que no se fuera de la casa. Hace seis meses Jéssica tomó la decisión de mudarse del recinto Piñal Abajo, en Santa Lucía (Guayas), a la casa de su madre. A Piñal se llega luego de una hora y media, se trata de una población empobrecida, cuyas viviendas, si bien son de cemento, en su interior no cuentan con divisiones ni servicios básicos. En una de estas casas se refugia Jéssica. “Él se hizo de compromiso, regresó de nuevo y lo perdoné, pero ya no era lo mismo. Discutíamos mucho. Era demasiado, no me dejaba ni ir a la tienda”, recordó. Por un momento su mirada se perdió y luego agregó: “En dos ocasiones me amenazó de muerte”.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las Mujeres del INEC, 6 de cada 10 mujeres en Ecuador son víctimas de violencia y el 76% de ellas ha sido maltratada por su pareja o expareja. Mientras que en el mundo datos de la Organización de las Naciones Unidas indican que cada 18 segundos una mujer es agredida física o psicológicamente. Por lo general el femicidio u homocidio a manos de la pareja es el último eslabón en la cadena de maltrato hacia la mujer.

Visibilizar al agresor
Para la presidenta de la Federación María Guare, Beatriz Bordes, en el caso de agresiones femeninas es necesario tomar acciones más severas contra los autores, de quienes muchas veces se conoce el nombre y apellido.

Ante ello recordó el caso de Lissete Avilés, de 24 años, candidata a concejal del cantón Playas, quien habría sido asesinada por su exconviviente y posteriormente enterrada en su vivienda. “Se tiene que buscar a los hombres, así como han encontrado a los ‘más buscados’. Deben decir: aquí está el responsable, está sancionado y juzgado. Ese es el ejemplo que van a recibir otros hombres y el incentivo para que la mujer denuncie”, manifestó.

La abogada Bordes señaló que hasta que se ejecute el COIP, actualmente se aplica la Ley contra la violencia a la mujer y la familia o también llamada Ley 103.

Resaltó la importancia de trabajar en prevención, de acuerdo al plan de erradicación de la violencia de género, vigente desde 2007.

Efectos de la violencia
Anabel Arévalo, coordinadora del Servicio Legal y Psicológico de Cepam, dijo que esta organización atiende al año 2.000 mujeres por maltrato.

“Ellas son sobrevivientes de la violencia, que con valentía buscan apoyo, aunque no es fácil salir de ello porque se crean dependencias por factores económicos, por modelos de padres y madres y creen que el amor debe ser así”, indicó Arévalo.

La psicóloga explicó que, mediante terapias, una mujer puede recuperar su vida parcialmente dentro de seis meses, pero que el programa completo dura de uno a dos años. “Las secuelas que deja la violencia incluyen consecuencias como las mutilaciones”, afirmó.

La especialista aseveró que el 30% de las mujeres violentadas que llega al centro termina con alguna discapacidad, como Jéssica, a quien su exconviviente le cortó las manos. Otros efectos son gastritis, colitis, diabetes, enfermedades de transmisión sexual (ETS) y embarazos no deseados. El 70% restante padece secuelas psicológicas.

Arévalo añadió que el tratamiento psicoterapéutico minimiza las huellas de la violencia, pero cuando la situación de agresión es vivida por mucho tiempo provoca que la mujer no sea productiva ni cuide de su salud, hijos o proyectos personales.

Por ello Arévalo recomendó alejarse de un posible agresor: “Ella (la mujer) no es la persona que deba decir al marido anda al psicólogo, tú estás mal o estás enfermo, porque esto no es válido para él, ya que la ve como una cosa y no como una persona”.

¿Cómo identificar al agresor? Las amenazas de muerte formales, con objetos o armas; las situaciones constantes de violencia con otras personas, como vecinos o amigos; y episodios anteriores de agresividad son los signos de alerta a tomar en cuenta, detalló Arévalo.

Recuperación
Luego de la agresión, la buena noticia que recibió Jéssica es que en dos meses recibirá un par de prótesis para sus manos. Bolívar Arízaga, líder del área de Órtesis y Prótesis del hospital Abel Gilbert, indicó que la paciente contará con prótesis transradiales cuyas características son una mano, un gancho y arnés.

“El tiempo de adaptación será de unos tres meses”, dijo el tecnológo médico Arízaga.

Añadió que, previamente a la rehabilitación ortopédica, la paciente deberá someterse a tratamiento psicológico. A este proceso se sumarán los dos hijos de Jéssica y su hermana, Jenny, de 23 años, debido a que los tres estuvieron presentes en el momento del ataque.

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