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Ratón marsupial, segundo hallazgo

Ratón marsupial, segundo hallazgo
28 de octubre de 2013 - 00:00

Pocos meses atrás un equipo angloecuatoriano de científicos encontró al olinguito en la rica biodiversidad de los bosques nublados del Ecuador y, recientemente, allí se descubrió una nueva especie: el ratón marsupial Sangay, especie que habita los boscajes del Parque Nacional Sangay. De ahí su nombre científico: Caenolestes Sangay.

Esta investigación se realizó hace más de dos años, cuando los jóvenes científicos de la Escuela Politécnica Nacional, Jorge Brito (Ecuador) y Reed Ojala-Barbour (EE.UU.) estudiaban la diversidad de mamíferos que habitan en el parque nacional.

Entre los primeros hallazgos se ubican estos ratones marsupiales, que no calzaban apropiadamente con las descripciones de otras especies. Por su morfología muy conservada, al inicio, estos animales parecían una especie que se encuentra en el lado occidental de los Andes, pero ciertos análisis de morfometría y ADN fueron determinantes: el animal correspondía a una nueva especie.

El reconocido biólogo ecuatoriano de la Escuela Politécnica Nacional Luis Albuja, quien en 1996 describió al Caenolestes condorensis de la Cordillera del Cóndor, indicó que “a pesar de su apariencia externa inconspicua, las señales en su ADN claramente delimitan al Caenolestes Sangay como una especie diferente y muestran que este grupo de marsupiales, que tradicionalmente ha sido muy poco estudiado, es más diverso de lo que se pensaba”.

Los investigadores describieron que el animal es muy parecido a un ratón gigante de orejas pequeñas y hocico alargado, pero no es un roedor como la musaraña. El Caenolestes Sangay pertenece al grupo de los marsupiales que integra a canguros, el demonio de Tasmania y muchos más.

Los marsupiales se caracterizan por un pliegue de la piel que recubre las mamas y forma una suerte de bolsa epidérmica, la cual funciona a modo de cámara incubadora. Dado que las crías de los marsupiales nacen en un estado de desarrollo muy incompleto, casi fetal, tiene que arrastrarse al nacer desde la vagina de la hembra hasta el marsupio, donde lactarán para completar su desarrollo. Sin embargo, esta flamante especie no posee un marsupio, la bolsa de piel que sirve para transportar a las crías.

El Caenolestes Sangay pertenece a los Paucituberculata, un grupo muy antiguo de marsupiales sudamericanos, diferente de las raposas y de los marsupiales australianos. Restringidos a los Andes, muy pocas veces vistos, y con solo siete especies descritas, los Paucituberculata son de los marsupiales más enigmáticos en el planeta.

Además, los científicos elaboraron un informe: “A new species of shrew-opossum (Paucituberculata: Caenolestide) with a phylogeny of extant caenolestids”, que ya fue publicado en la prestigiosa revista de biología Journal of Mammalogy.

Además de Brito y Ojala-Barbour, en la investigación colaboró Miguel Pinto, investigador asociado a la Universidad Católica del Ecuador y al Museo Americano de Historia Natural, y el descubridor del olinguito. Él explicó que “los bosques nublados de los Andes son aún tierra incógnita; muchos animales y plantas faltan por ser descritos y estudiados en más detalle”.

El Caenolestes Sangay o ratón marsupial Sangay representa un hallazgo importante y esperanzador para la comunidad científica; especialmente porque indica que aún hay mucho que investigar en los bosques andinos. Incluso, este marsupial representa la segunda especie hallada en el territorio después del olinguito.

Los bosques nublados del Ecuador atesoran enigmas de biodiversidad. Ahí se han descubierto especies únicas en el mundo: el olinguito o el murciélago de lengua larga. Lamentablemente, la construcción de carreteras pone en riesgo estos hábitats al facilitar el ingreso de colonos.

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