El número de portadores del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) afectados por el desempleo en Francia es mucho más alto que entre la población general.

De acuerdo con las estadísticas, el 54 por ciento de las personas que viven con VIH  están desempleados y entre aquellos con algún trabajo, casi el 70 por ciento prefiere ocultar su padecimiento para evitar el despido.

Un artículo del diario L’Humanité señala que la razón fundamental del problema son los prejuicios y no la supuesta precariedad de la salud de estas personas.

En una reciente encuesta realizada por el grupo Sida Info Service se revela que el 33 por ciento de los enfermos con un trabajo estable labora más de 40 horas a la semana y el 88 por ciento jamás ha reportado un impedimento físico ligado a su patología.

Maud Pailleret, de la asociación Arcait dedicada a la inserción profesional de las personas que viven con VIH, explicó cómo ellos enfrentan, además de su condición, una serie de dificultades sociales agregadas.

Desempleados durante largos períodos, con bajo nivel de estudios, problemas psicológicos y condenados al aislamiento, representan verdaderamente el sector más frágil de quienes sufren algún tipo de padecimiento, aseguró.

Eric Salat, diagnosticado con el virus en 1997, señala cómo por un lado los avances científicos alargan la vida y mejoran las condiciones de los enfermos pero, por el otro, en el mercado laboral son notoriamente rechazados.

A pesar de las campañas realizadas, cada año en Francia se contaminan con el VIH unas seis mil personas y un factor preocupante para las autoridades es que una tercera parte de ellos son diagnosticados cuando ya desarrollaron la enfermedad.

La diputada por el Partido Comunista Francés Marie-George Buffet lamentó que el comportamiento social respecto a los pacientes no evoluciona a la par de los descubrimientos científicos para combatirla. Ello es más notorio, dijo, en el aspecto laboral. PL.