La ingesta de alcohol adulterado (artesanal sin registro sanitario) habría provocado la muerte de 8 personas y la intoxicación de 13 más, quienes se encuentran estables y en observación: 12 en el hospital Eugenio Espejo (centro) y una en el hospital Pablo Arturo Suárez (norte) de Quito.

“Los 13 pacientes están controlados y constantemente monitoreados por personal especializado para observar su evolución”, indicó Verónica Espinosa, ministra de Salud.

La funcionaria agregó que el consumo de este tipo de alcohol produce daño orgánico, sobre todo hepático, cerebral y visual muy grave en las personas. “Muchas veces incluso lleva a la muerte por el grado de toxicidad del alcohol metílico”.

Por ello, desde ayer están activadas las alarmas y alertas para ejecutar el cerco epidemiológico en todos los hospitales públicos del país.

La secretaria de Estado alertó a la ciudadanía para evitar el consumo de alcohol de dudosa procedencia y en envases distintos a los originales. “Esto es un llamado de alerta para una acción sistemática que promueva una sociedad con menos consumo de alcohol”.

Operativos en San Blas

Apenas se conoció la alerta sanitaria de intoxicación, los organismos correspondientes iniciaron operativos en la madrugada de ayer en el sector San Blas, donde se habría comprado el alcohol adulterado.

Se registraron más de 50 locales y se incautaron 5.000 litros de alcohol, envasados en diferentes canecas y botellas de agua.

Además, se allanaron tres inmuebles, donde, presuntamente, expendían estas sustancias tóxicas. “Los lugares allanados son básicamente bodegas en donde se realiza comercio clandestino. Esto es parte de una cadena de comercialización ilegal”, comentó Andrés de la Vega, viceministro del Interior.

Como parte del proceso se detuvo a dos ciudadanos, uno de ellos, Ángel Z., quien presenta antecedentes penales, por el presunto delito de contaminación de sustancias destinadas al consumo humano.

Las autoridades ayer realizaron operativos en San Blas (Quito) para controlar la venta de alcohol. Foto: Miguel Jiménez / EL TELÉGRAFO

Familiares consternados

Silvia Maigua, familiar de una de las fallecidas, contó que el fin de semana sus hermanos festejaron la graduación de un amigo en el sur de Quito. Uno de ellos llevó el licor que compraron en un local del sector San Blas.

“Desde el lunes mi hermana se sintió mal y el martes llegó al hospital Eugenio Espejo con una pérdida aguda de visión y el miércoles falleció”.

Sus tres hermanos están internados en el hospital Eugenio Espejo y con pronóstico reservado; uno de ellos ya está fuera de peligro, según los médicos.

Su cuñado, Darío Cárdenas -quien también participó en la fiesta-, fue dado de alta porque sus análisis no revelaron ningún problema médico. Su esposa Marisol no tuvo la misma suerte y falleció. Ella dejó a una niña en la orfandad.

De su lado, María Cuichán, abuela de otro fallecido y madre de un paciente en observación, recordó que sus allegados residen en el sector San Blas y que habían bebido durante varios días. Indicó que ella les pidió que dejaran de tomar, pero no hicieron caso.

Por su parte, Ruth Echeverría, tía  de otros pacientes hospitalizados por la misma razón, contó que el último sábado celebraron el cumpleaños de un primo y ahí llevaron el licor artesanal que ingirieron, adquirido también en San Blas. “Hasta el momento ellos están estables y por fortuna sin ninguna consecuencia grave”.

Mientras tanto, en el área de Medicina Legal, Juan Paucar, manifestó que su amigo Ángel Lalaguano (fallecido) era bailarín del grupo de danza Ballet Kaipa y sus compañeros lo recuerdan como un joven que siempre estaba alegre y lleno de vitalidad. (I)

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