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Los microcréditos mejoran la calidad de vida de millones de ecuatorianos

Los microcréditos mejoran la calidad de vida de millones de ecuatorianos
06 de noviembre de 2011 - 00:00

Dos veces por semana, Lolita Cando, microempresaria de Quito, madruga a las 2 de la mañana  para ir por  la papa de mejor calidad y precio en el mercado mayorista del sur de la capital. Allí compra alrededor de 80 quintales y vende al por menor en el mercado de Iñaquito. Hace 9 años comenzó a trabajar con una institución financiera del país y aún mantiene un crédito que le permite tener su puesto de legumbres y víveres bien surtido.

“Hay que saber para qué se hace el crédito y hacer, a su vez, una buena inversión que permita que el negocio se mantenga y crezca en el menor tiempo posible. Endeudándose con responsabilidad se pueden lograr muchas cosas”, recalca Cando, quien, al igual que miles de microempresarios que hay en el país, a través de pequeños créditos, financia su negocio.

La cartera microfinanciera del país supera los $2.000 millones, en créditos entregados a un millón de microempresarios, lo que da beneficios a seis millones de personas, directa e indirectamente. Así lo señala Javier Vaca, director ejecutivo de la Red Financiera Rural (RFR). La RFR cuenta con 50 organizaciones microfinancieras entre cooperativas, asociaciones, mutualistas, bancos e instituciones internacionales de apoyo técnico, las cuales cubren a su vez a más de 737 mil clientes.

Vaca menciona que las microfinanzas están en un momento clave, pues el Gobierno tomó la decisión de implementar el concepto de finanzas populares y solidarias, que forma parte, a su vez, del concepto de economía social y solidaria, fundamental para pensar en el desarrollo microfinanciero. Ocurre que la Constitución del Ecuador reconoce el modelo de economía social y solidaria, y el sector financiero popular y solidario. Eso da la oportunidad de desarrollar políticas específicas para una parte del sector de microfinanzas.

Un informe elaborado por la Unidad de Inteligencia Económica, con el financiamiento del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), determina que Ecuador es uno de los mejores países del mundo para las microfinanzas. Según esa publicación, el Ecuador obtuvo 55,1 sobre 100, que lo ubicó detrás de Perú, Bolivia, Pakistán, Kenia, El Salvador, Filipinas y Colombia.

En el apartado de Ecuador, el informe señala:  “La nueva Ley de Economía Popular y Solidaria (LEPS), aprobada en abril de 2011, probablemente conduzca a una regulación más estricta de todas las instituciones que operan en la economía social y popular”.

Sebastián Paredes, presidente del BDS Bank Hong Kong y director de DBS China, durante una conferencia realizada en Quito, manifestó que el futuro de las microfinanzas en el Ecuador muestra un horizonte positivo, ya que, a junio de este año, el microcrédito considerado de $500 a $2.500 presenta un crecimiento del 25,5%.

Paredes asevera que los microcréditos han permitido el crecimiento económico de la población de escasos recursos tanto en forma personal como microempresarial. Resalta que solo en América Latina cerca de 250 millones de personas carecen de servicios crediticios y unos 300 millones de emprendedores no son debidamente atendidos.

El pequeño empresario es el motor de la economía del Ecuador y su forma de expresarse y decir “yo existo” es solicitando un crédito para mover y mejorar su negocio. “Este luchador o luchadora quiere trabajar,  no quiere dádivas ni donaciones, sino un préstamo que se compromete a pagar”, señala.

El microempresario destina la inversión a productos, mercadería, capital de trabajo y adecuaciones de local. Lola Zambrano, comerciante del sur de Guayaquil, hace 10 años hizo un préstamo a una institución financiera de la urbe y ello contribuyó a que actualmente su familia goce de mejores ingresos y pueda educar a sus dos hijos.

Zambrano recuerda que el crédito fue un impulso importante para la despensa y la farmacia que recientemente instaló en su domicilio. “Solo dos veces hice préstamos, ya que tuve buenas ganancias y con eso reuní capital para salir adelante con el negocio y no continuar prestando al banco”, expresa la microempresaria.

Créditos deben llegar a los que más los necesitan

Para Luis Hinojosa, funcionario de la cooperativa Desarrollo de los Pueblos, lo fundamental es que los créditos lleguen a los sectores que más los necesitan y que normalmente han estado excluidos por la banca tradicional. “Son muy valiosos los microcréditos para que esos sectores populares -la gente que necesita- puedan mejorar sus condiciones de vida. Un crédito ayuda mucho a personas de escasos recursos para que puedan hacer emprendimientos productivos, puedan cancelar sus créditos y les quede capital para que continúen mejorando sus ingresos”, indica.

Enfatiza que la gente de los sectores populares se asocia cada vez más y crea sus propias organizaciones, como los bancos comunales, cajas de ahorro y crédito, cooperativas, etcétera. “Las finanzas populares son las finanzas del pueblo. Hoy, en el Ecuador, la mayor parte de la población, culturalmente rica y éticamente sana, sufre por la pobreza económica. Sin embargo, los pobres económicos producen riqueza para otros con su trabajo, con sus productos y con sus ahorros”, subraya el funcionario.

Recalca, además,  que muchas personas de los sectores populares, especialmente rurales, comienzan a entender que son ellas quienes deben administrar los excedentes que producen. La cooperativa Desarrollo de los Pueblos tiene actualmente 30.000 créditos activos y ha otorgado alrededor de $60 millones en préstamos a microempresarios.

Otra de las cooperativas vinculadas a la RFR es la fundación Maquita Cushunchic, que cuenta con 15.000 clientes y ha desembolsado hasta la fecha más de $13 millones para los pequeños emprendedores. Verónica Albarracín, gerenta general de Maquita Cushunchic, indica que las entidades financieras se deben proyectar con los negocios de la gente e implementar una metodología de crédito que permita ser eficientes para no poner como pretexto el tema de distancia o del monto del préstamo para cobrar altas tasas de interés.

Explica que, al contrario de la banca, que busca beneficios económicos a través de los créditos, las cooperativas de ahorro y crédito se hicieron para generar servicios y poder satisfacer necesidades que la gente no ha podido suplir en otros canales de finanzas, de tal suerte que todos los participantes en la iniciativa crecen conjunta e integralmente. He allí la diferencia.

El Gobierno, a través de sus ministerios, ha capacitado y otorgado créditos no reembolsables a pequeños productores y artesanos de todo el país para mejorar sus condiciones de vida y, a través de las microempresas, generar empleo. Además, miles de microempresarios también han accedido a créditos del Banco Nacional de Fomento (BNF) y de la Corporación Financiera Nacional (CFN).

La ministra coordinadora de Desarrollo Social, Jeannette Sánchez, reconoce el servicio de la RFR y el aporte a los beneficiarios, e hizo énfasis en la información territorializada de estas actividades que ha logrado levantar en los últimos años. La funcionaria reitera el papel del Estado en esta área, que no es competir sino fortalecer las microfinanzas populares.

El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), a través del Instituto Nacional de Economía Popular y Solidaria (IEPS), ha apoyado, en lo que va de 2011, aproximadamente 2.177 emprendimientos.

De acuerdo con el informe estadístico del BNF, de enero a junio de 2011, la entidad desembolsó $264,2 millones en microcréditos (plan 5-5-5, crédito de consumo y fondo de desarrollo). El monto se alcanzó por medio de 41.248 operaciones crediticias (11.963 microcréditos, 7.131 planes 5-5-5, 18.480 fondos de desarrollo y 3.674 créditos de consumo). Los préstamos se entregaron a los sectores agrícola, ganadero, comercial y de servicios.

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