Una propaganda que oferta una solución que disimula las cicatrices del rostro y cuerpo, a través de un producto que se comercializa en las grandes farmacias, llamó la atención de Mario Cabrera, quien buscó ese artículo en la botica de su barrio, pero nunca lo encontró.

“Hay ciertos medicamentos y productos cosméticos como el famoso Cicatricure que los importadores entregan a un precio a las grandes cadenas de farmacias; y a las pequeñas nos dan a mayor valor por lo que no somos competitivos y la gente obviamente prefiere a las primeras”, cuenta Óscar Maldonado, representante de las farmacéuticas de la provincia de Manabí.

Lo mismo ocurre con las medicinas, ya que en las grandes cadenas, del precio referencial siempre hay un descuento que se establece al público, aunque para efectivizar la rebaja en algunas se exige la presentación de una tarjeta de afiliado, de lo contrario se cobra el valor marcado en el envase.     

Nada de eso sucede con las pequeñas farmacias y boticas de barrio, donde se expenden los fármacos al costo que señalan las cajas o envolturas de presentación. “Nosotros como pequeños comerciantes no podemos hacer rebajas al precio que viene marcado, porque si lo hacemos no tendríamos ninguna ganancia. No podríamos mantener abiertos nuestros establecimientos”, contó Marina Andrade, propietaria de la farmacia del barrio El Edén, en el norte de la ciudad de Quito.

Las desigualdades son las que se esperan frenar cuando entre en vigencia el Manual de Buenas Prácticas Comerciales para los establecimientos farmacéuticos, elaborado por la Superintendencia de Control del Poder de Mercado, cuyo objetivo primordial es promover la calidad y el precio justo en beneficio de los consumidores.

Para ello se establece como lineamiento general que el interés de la salud pública prevalecerá sobre lo económico y comercial. Además, se indica que debe fomentar la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos y dispositivos médicos dentro del país.

“Lo ideal sería que aquí en Ecuador se produzca la mayor cantidad de medicinas que se consume, y  hacia eso se debe apuntar porque así se empleará además a personal nacional y los costos serán menores. Hasta el momento son realmente pocos los medicamentos que se producen. La mayoría es importado”, puntualizó Pedro Páez, superintendente de Control del Poder de Mercado.  

El manual, además, establece que los laboratorios, casas de representación y distribuidoras farmacéuticas deben mantener los formatos de contratos de provisión en sus portales web incluyendo los precios de los productos, los impuestos, formas de pago, así como las causas y condiciones para su devolución.

Maldonado se mostró convencido de que una vez que entre en vigencia el manual las condiciones generales para la competencia entre grandes y pequeñas farmacias mejoren. “Queremos que todos trabajemos en partes iguales, sin beneficios, ni perjuicios solo para unos, ya que al momento no hay una equidad para la compra porque siempre han sido las grandes farmacias las que han comercializado en mayor número los fármacos”.

De acuerdo a información que se maneja en la Asociación de Pequeñas Farmacéuticas, en el país, son alrededor de 4 mil, aunque no todas forman parte de la entidad. En Pichincha están registradas cerca de 600 boticas. “No queremos que se elimine el trabajo de las grandes farmacéuticas, simplemente que el espacio de comercialización tenga un manejo equitativo que favorezca también a las pequeñas farmacias”, refirió la asambleísta María José Carrión.

Hasta el momento las grandes farmacias, que no solo comercializan medicamentos sino también artículos de bazar y más, presentan ofertas que hacen de sus medicinas menos costosas para los ecuatorianos.

“Hasta el día de hoy existe una competencia desleal en el mercado que ha provocado el cierre de las pequeñas farmacias y el perjuicio para el pueblo ecuatoriano al que todos nos debemos, porque tiene que recurrir obligado al lugar donde encuentra la medicina que necesita y pagar lo que le exigen por eso. Es momento de que todo eso cambie”, señaló René Viteri, representante de las pequeñas farmacias de Pichincha, quien agregó que es necesario educar a la ciudadanía.

“Con la aplicación de este manual vamos a evitar que la gente sea manipulada por las transnacionales  y, no todos, algunos empresarios han hecho billete con la famosa administración de marca cuando las patentes ya expiraron hace años convirtiendo los medicamentos en genéricos. Entonces tenemos que explicar a nuestro pueblo que el medicamento genérico tiene la misma calidad, la misma composición que aquel entre comillas de marca”, dijo.