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La universidad ecuatoriana está en el puesto 61 de la lista.10.000 estudiantes se forman en ese establecimiento

La investigación ubicó a la Politécnica Nacional entre las mejores de la región

En el Departamento de Automatización y Control Industrial, Marcelo Pozo, docente e investigador imparte sus conocimientos a un grupo de estudiantes.
En el Departamento de Automatización y Control Industrial, Marcelo Pozo, docente e investigador imparte sus conocimientos a un grupo de estudiantes.
Foto: Mario Egas / EL TELÉGRAFO
22 de julio de 2017 - 00:00 - Redacción Sociedad

Quito y Sao Paulo.-

En la Escuela Politécnica Nacional (EPN), las malas noches, producto de la exigencia académica, no son exclusivas de los estudiantes; los docentes y decanos también conocen de cerca lo que es dormir poco.

La razón: en la ‘Poli’, como los estudiantes llaman a su alma mater, la investigación va en aumento. Precisamente este fue uno de los indicadores que le permitió al centro de educación superior público figurar -por primera vez- entre las mejores universidades de Latinoamérica.

Del presupuesto anual que maneja la institución ($80 millones), el 12% se destina para hacer investigación. Por ello, en los últimos tres años, la producción científica de la EPN pasó de 39 publicaciones a 200, informó Jaime Calderón, rector de ese centro de estudios.   

El ranking difundido por Times Higher Education, un organismo inglés especializado en temas de educación de tercer nivel, llegó antes de lo previsto -sostiene- Calderón. En 2016, el rector estableció como objetivo institucional, al 2021, ser parte de las 100 mejores universidades de la región.

El logro “le cayó como anillo al dedo” a la EPN, sostiene Juan Medina, alumno de Ingeniería. Mientras camina a una de sus clases comenta que la noticia llegó en la semana en la que la EPN celebra sus 148 años de fundación. Como parte de los festejos, que culminan hoy, se realizará el conocido festival musical PoliFest.

Pero para poder disfrutar del programa artístico, alumnos y docentes deben culminar sus tareas pendientes. Son las 10:00 del viernes y en el Departamento de Automatización y Control Industrial de la EPN, el docente y director de esa área, Marcelo Pozo finaliza su clase con los estudiantes de electrónica.

Apenas los chicos salen del Laboratorio de Redes Eléctricas e Inteligentes y Energías Renovables, ingresa Nathaly Pozo, quien  a sus 26 años cuenta con una maestría internacional y trabaja como docente temporal en la institución que la formó como ingeniera  eléctrica.

La profesora, que muchas veces es confundida con una estudiante, saca de su mochila un computador y junto con Pozo realizan los últimos ajustes a un paper científico que presentarán en la Conferencia Anual Electrónica que se realizará en Salinas.

Una leve sombra gris debajo de los ojos de los docentes delata su cansancio. El día anterior, trabajaron hasta las 03:00 en sus publicaciones científicas. Para ellos, la  exigencia no es algo nuevo. Ambos son exalumnos de la Poli.

Paralelamente, el área que dirige Pozo maneja -al momento- tres macro proyectos ligados a la generación de energía renovable.

Proyectos de investigación y alcance internacional

Calderón sostiene que en la EPN existen equipos completos de investigación formados por docentes consolidados y estudiantes que cursan los últimos semestres o realizan su tesis de grado.

Los proyectos en los que trabajan están divididos en: macro, junior, internos y multi e interdisciplinarios. Para cada uno de los primeros la universidad destina $ 15.000; para los segundos, $ 80.000; para los terceros $ 5.000 y para los últimos hasta $ 250.

Entre los grandes logros de la EPN está el Instituto Geofísico creado en 1976. A esto se suma la Unidad de Emergencia en Ingeniería levantada al día siguiente del terremoto del 16 de abril de 2016, la cual sigue en operando.

Además de la investigación, la Politécnica también trabaja en su alcance internacional. Por ello, en 2014, se creó la Oficina de Programas y Servicios Internacionales (OPSI). Bajo este plan, la EPN armó una red nacional de educación internacional. En 2015, 240 estudiantes se movilizaron a Canadá, Australia, Japón y Argentina para realizar pasantías o participar en congresos. Calderón resalta que en el grupo de viajeros hubo jóvenes que su familia no alcanza los $ 50 de ingresos per cápita.

“Nuestros alumnos son de bajos recursos, pero son muy inteligentes y muy capaces”, dijo el rector.

En las aulas de la EPN se formaron personajes públicos como Medardo Cadena, actual ministro de Electricidad. Incluso, Carlos Montúfar, rector de la Universidad San Francisco, que también consta en el ranking, se graduó en la Poli. (I).

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Campinas, a 100 km de Sao Paulo, tiene la mejor universidad latinoamericana

Unicamp, la Universidad de Campinas, casa de altos estudios del interior del estado de Sao Paulo, fue elegida la mejor universidad de América Latina, en un ranking elaborado por la publicación británica Times Higher Education (THE) que confirma a las brasileñas como las que más dedican presupuesto a investigación y desarrollo.

Entre las 81 universidades evaluadas, la ecuatoriana Universidad San Francisco, de Quito, aparece en el puesto 41, compartiendo el lugar con la PUC de Paraná y Universidad Federal Fluminense, de Brasil, la Universidad de Costa Rica y la Universidad Católica del Norte, de Chile.

En segundo lugar quedó la que había sido calificada como la mejor de la región en 2016, la Universidad de Sao Paulo (USP), la cual lidera desde hace una década diversos tipos de evaluaciones internacionales. Al igual que la USP, la Unicamp es pública y se mantiene con el impuesto ICMS que se aplica a la circulación de mercaderías.

Entre las diez primeras hay ocho brasileñas. Y entre las 81 que participan en el ranking aparecen 32 brasileñas. El principal objeto de evaluación en el ranking de la entidad británica es la investigación, además de calidad educativa, transferencia de conocimiento, inversión y nivel de internacionalización.

“La Unicamp es menor que la USP y más conocida por su especialización en investigaciones médicas y científicas. Estos dos centros de estudio representan la diversidad y la excelencia del sector de la educación superior en Brasil”, dijo el encargado de los rankings de Times Higher Education, Phil Baty, que apuntó que un punto débil son los salarios bajos para los niveles de investigación en Brasil.

Entre los famosos alumnos de la Unicamp se encuentra la expresidenta Dilma Rousseff, quien hizo un doctorado sin finalizar en los años noventa en Economía. También era profesor de allí Marco Aurelio García, exasesor presidencial en asuntos exteriores, fallecido el jueves, luego de haber sido uno de los principales dirigentes del Partido de los Trabajadores.  

Según informó a EL TELÉGRAFO la universidad, uno de los principales dirigentes mundiales estudió en la Unicamp. Se trata de José Graziano da Silva, el secretario general de la FAO y articulador del Plan Hambre Cero implementado en 2003 por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. El doctorado en agronomía lo hizo en la Unicamp.

La universidad fue creada en 1962 y erguida en 1966 por el gobierno del estado de Sao Paulo en Campinas, una estratégica ciudad que es una potencia industrial y posee tecnología y calidad global una de las riquezas más importantes de los ciclos económicos de Brasil, como el café y la caña de azúcar.

Es responsable la Unicamp por el 8% de la producción científica brasileña. Su potencial es tan grande que en investigación es superada apenas por la gigante petrolera Petrobras, mayor exploradora de hidrocarburos en aguas profundas. (I)

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