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El Telégrafo
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Una reciente plantación crece bajo la supervisión de la universidad nacional de Ciencias Forestales en Siguatepeque

Honduras controla insecto que destruyó parte de sus bosques de pino

El bosque de pino de Honduras cubre aproximadamente el 22,3% de la superficie total del país.
El bosque de pino de Honduras cubre aproximadamente el 22,3% de la superficie total del país.
Foto: AFP
06 de febrero de 2017 - 00:00 - Redacción Sociedad

El verdor resurge en las montañas del norte de Honduras, completamente devastadas hace unos meses por un insecto que devora los árboles de pino y que en tres años terminó con más de una cuarta parte de los bosques del país.

El año pasado, estudiantes de la Universidad Nacional de Ciencias Forestales (Unacifor) se echaron las motosierras al hombro y llegaron a Siguatepeque, 80 km al norte de Tegucigalpa, para darle una respuesta radical al problema: talaron el bosque y contuvieron la inusitada plaga.

En octubre, cuando el problema se consideró superado, iniciaron los trabajos de reforestación y los resultados empiezan a ser notorios.

Óscar Leverón, profesor de Unacifor, a la cabeza de la brigada estudiantil, explicó que se requieren de 25 a 30 años para que los árboles vuelvan a tener la altura de los que fueron talados.

La plaga del gorgojo, cuyo nombre científico es Dendroctonus frontalis, fue detectada en 2013, pero solo hace un año el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, declaró la “emergencia del bosque” tras confirmarse que la reproducción del insecto había alcanzado proporciones “explosivas”.

Uno de los peores desastres ecológicos que Honduras tuvo en muchas décadas fue atribuido por los expertos a una sequía causada por el fenómeno El Niño, que azotó Centroamérica los últimos tres años.

Luego de la declaración de emergencia, fuerzas de tareas de hasta 3.500 personas desplegadas en las montañas de Honduras, por el Instituto de Conservación Forestal (ICF), cortaron una buena parte de los pinos carcomidos por el insecto.

Los estudiantes de Unacifor se sumaron a las brigadas para cortar vastas extensiones de bosque contaminadas con la plaga en las 5.000 hectáreas de pinares propiedad de la universidad.

En arbustos de encino, los estudiantes colocaron trampas elaboradas con hileras de plástico negro y una bolsa olorosa a resina para atraer a los minúsculos insectos, de apenas  cuatro milímetros de longitud. En el peor momento de la plaga encontraron que en un solo árbol había 139.000 insectos y en una trampa caían hasta 12.000. “Tendría que haber cero (insectos) en las trampas”, comentó Leverón, mientras tres estudiantes lo ayudaban a recolectar el contenido de los depósitos de plástico.

Ese día, en una trampa hallaron dos abejas y en otra 12 gorgojos, una cantidad que no representa mayor peligro para las plantas.

Amenaza latente

Leverón y las autoridades del ICF confirmaron a la AFP que la plaga “está controlada”, pero los bosques quedaron susceptibles de ser atacados nuevamente.

Imágenes satelitales revelan que 508.750 hectáreas fueron devastadas desde 2013 por el insecto que  disminuyó desde octubre, pero Leverón estima que la destrucción supera las 600.000 hectáreas. Cuando empezó la explosión de la plaga, Honduras tenía 1,9 millones de hectáreas de pino.

El ICF tiene un registro de 883 hectáreas infectadas, en grupos pequeños de hasta cinco árboles, explicó Juan Barrios, encargado del programa de combate del insecto. “La plaga está controlada en el 98%, pero es un problema tener dispersión de los brotes”, advirtió el experto.

Leverón consideró que el riesgo se presentará en la próxima temporada seca, porque las lluvias de septiembre también contribuyeron a disminuir el avance de la plaga.

El árbol, explicó el académico, suda con el sol y si el suelo carece de agua por la sequía, sufre de estrés. Además, por la falta de agua produce menos resina, su mecanismo de autodefensa, lo que permite al insecto desarrollarse. (I)

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Ecosistemas amenazados por la tala de árboles

El 20% del territorio nicaragüense es conformado por humedales que son amenazados por la pérdida de bosques, la contaminación, la actividad económica y los efectos del cambio climático, reconoció  el gobierno.

“Se calcula que el 20% de nuestro territorio reúne condiciones de humedales (...) donde viven especies críticamente amenazadas”, afirmó la vicepresidenta nicaragüense y portavoz oficial, Rosario Murillo, con base en un informe oficial.

“La pérdida de bosques, la erosión, la sedimentación, el mal manejo de los residuos sólidos y líquidos” y el cambio climático son algunos de los factores que  incidieron de manera negativa, precisa el informe divulgado con motivo del Día Mundial de los Humedales.

También ha sido perjudicial “la presión que ejercen las actividades económicas extensivas y el crecimiento de la población” que explota estos recursos para sobrevivir, subraya el estudio.

En Nicaragua existen 42 humedales de importancia que están ubicados, la mayoría, en la región del Caribe, el río San Juan y el lago Cocibolca, la fuente de agua dulce más extensa de Centroamérica.

El gobierno considera que los humedales tienen “potencial turístico para la acuacultura, la pesca artesanal” y la reproducción de crustáceos.

A juicio del ambientalista y geógrafo Jaime Incer, Nicaragua está perdiendo el potencial de gran parte de sus humedales por la contaminación de sus ríos y lagunas y a la falta de protección del medio ambiente. (I)

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